Capítulo 12.

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El lunes llegó con prisa, dándonos un día claro y despejado. La lluvia había abierto los cielos, cediendo el paso a los rayos potentes del sol, los cuales aclaraban el ambiente.

Me encontraba sentada en el suelo de mi habitación, con un tocadiscos a mi lado y la música saliendo a remolinos del mismo. Era un día medianamente caluroso, por lo que permanecía con ropa ligera. Mi cuerpo se movía con el ritmo musical, haciéndome liberar cada tensión que tenía dentro.

El capítulo horroroso que tuve que vivir el día anterior había sido extenuante, pero aún así no permitiría que aquello me agobiara. Necesitaba entender que Eso sólo quería hacer que me rindiera, cosa que no permitiría. Solo debía aclarar mi mente, y respirar hondo. Podía soportarlo, era fuerte.

Cerré los ojos por unos segundos y suspiré, dejándome llevar por mi propio espíritu libertino.

Un olor inundó mi habitación, y mi estómago protestó hambriento. Aún no era ni medio día, y ya moría de hambre.

Me levanté rápidamente y me puse unas sandalias, para luego corretear por el pasillo hasta las escaleras. El olor provenía de la cocina, y voces risueñas se escuchaban abajo. No me importaban las visitas, mi apetito venía primero.

Bajé lentamente, encontrándome con la estancia repleta de risas. Annie tenía visitas, y por lo visto, se estaba divirtiendo. Sonreí internamente, y pasé por ahí, atenta. Annie rápidamente sonrió. Estaba acompañada por una mujer, que tenía un cigarrillo entre sus dedos y una sonrisa radiante, de esas que parecen alumbrar en la oscuridad.

—¡Oh, Sky! Ven aquí— Se levantó del sofá y me agarró de la mano, llevándome hacia la mujer, la cual me extendió su mano suave, repleta de anillos. La apreté, y acto seguido sonreí abiertamente—, ella es Nía, una amiga de mi infancia. Nía, ella es Scarlett, mi hija.— La forma en la que se refirió a mí me estremeció la piel, y entonces me alegré demasiado. Por fin tenía una familia, pequeña, por supuesto. Pero la tenía.

—Hola, cariño. Eres más hermosa de lo que tu madre dice.— Me aduló, y reí.

—Muero de hambre.— Dije, yendo a la cocina cual niña pequeña. Annie me siguió, colocándose unos guantes de lana.

—Hay galletas recién hechas en el horno...— Su voz cantarina se vio interrumpida por un bocinazo afuera. Sin controlar a mi curiosa interna, me asomé por la ventana de la cocina, la cual daba a la calle que teníamos enfrente. Mi corazón se aceleró, y una sonrisa completamente emocionada brotó de mis labios.

—¿Qué es? Déjame ver...— Annie me corrió levemente y observó lo que estaba afuera. Rápidamente le habló a Nía, alejándose de la ventana—, el galán de Sky acaba de llegar.— Bromeó.

Y así era. El auto grisáceo de Jack estaba aparcado al frente, mientras él permanecía sentado en el capo, con el sol alumbrándole absolutamente todo el cuerpo. Era una escena digna de una postal.

Suspiré fascinada, y Annie habló a mis espaldas, sacando las galletas del horno—. Aún no sé que le ves. Es guapo, lo admito, e inteligente, pero no lo conoces demasiado, es básicamente un desconocido.

La oí detrás mío, y sin pensar en una respuesta clara, hablé sin rodeos—. No lo sé, simplemente sé que es él...

Annie iba a reñirme nuevamente, pero apareció Nía en la cocina, con su aire relajante y liberador. Parecía una de esas feministas antiguas que preferían mil veces desnudarse y hacer el amor que la guerra—. ¡Por Dios, Annie! Deja que los jóvenes sean jóvenes, y se amen. ¿O acaso me dirás qué no tuviste algún enloquecedor amor de verano?— Le reprochó en una risa, dándole a continuación una calada a su cigarrillo.

Rotten: It/Eso [Bill Skarsgård]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora