DRAGON BALL - LA PROMESA

CAPITULO 7

PDV de BARDOCK

Dejé a mi hijo con la frustración de no haber accedido a pelear con él, allí quedó desahogando su ira con todas las herramientas y elementos de entrenamiento, salí rumbo al laboratorio para verificar que los heridos estuvieran recuperándose y efectivamente sólo era cuestión de minutos para su total recuperación. Los tanques de regeneración que le compré a la Corporación Cápsula son una gran ayuda, curan cualquier herida, fractura o hematoma en cuestión de minutos, lo que una recuperación normal duraría meses.
Ya en mi habitación, acostado en la cama pensaba en ella, en Gine, mi esposa, la madre de mis hijos y  el amor de mi vida, la mujer que me salvó de mis demonios  y mi pasado como mercenario, he hizo lo que soy ahora, todavía recuerdo todo como si fuera ayer...

En los recuerdos de Bardock

― ¡Aléjense de mí! ¡Auxilio!

―  Pero mira que cosa mas bonita tenemos aqui hermanos. Si se ve muy deliciosa. Ella no es de éste planeta.

― Que importa de donde sea vamos a comernosla, será asada, guisada o ...

― ¡Suéltenme! ¡Déjenme ir por favor!

― ¡Déjenla, monstruos!
¿ Qué no me oyeron?, ¡Que la suelten!

― ¡ Bardock ! ella es nuestra presa la encontramos primero!

― ¡Sí, búscate tu propia comida y dejamos en paz!

―  ¡Si no quieren morir es mejor que la suelten ahora!.

Decidí atacarlos, no hicieron caso a mis advertencias y sufrirían las consecuencias, con fuertes puños y patadas los mande a volar por los aires y con bolas de energía que salían de mis manos los hice explotar en mil pedazos, ya solamente eran polvo y exterminados completamente, no eran rivales para mí.

―  Muchas gracias... por... sal.. var... me...

Y cayo desmayada en mis brazos, la impresión de casi haber sido asesinada por esos monstruos, la dejo sin sentido. La cargué y la llevé a mi cueva, la recosté en lo que se suponía era mi cama y me quedé como idiota admirando su increíble belleza, cabello negro, piel blanca, un cuerpo increíblemente bien tonificado, me atraía mucho por su parecido con las mujeres de mi raza, pero ella era distinta, se veía frágil y delicada.
Si fuera de mi planeta seguro habría matado a esos sujetos sin dificultad. ¿De dónde era ésta mujer tan hermosa? ¿qué buscaba alguien como ella y sola en este planeta miserable y desolado?

― Ya despertaste...

―  ¡¿Eh?! ¿donde estoy? ¿qué me hiciste?

―  No te he hecho nada, te salvé la vida, ¿no lo recuerdas?

― Ah... sí ya me acordé, tu asecinaste a esos monstruos que querian comerme, gracias por ayudarme. ¿Cuál es tu nombre?
Oye no me mires con cara de desconfiado, no soy tu enemiga vengo en son de paz, mi nombre es Gine.

Su voz era hermosa, dulce y su amabilidad me dejó aún mas cautivado.

― Soy Bardock.

―  Mucho gusto Bardock.

Me contó el motivo de su visita a ese planeta, necesitaba un elemento químico que no existe aquí en la tierra, me sorprendió la forma como hablaba, era extremadamente brillante, muy inteligente, estaba dominado por sus ojos negros, toda ella era divina.
Nunca había sentido algo así por una mujer, era extraño ya que en mi planeta buscar el sexo opuesto sólo era con fines de apareamiento, para la reproducción solamente. Los sentimientos amorosos no existían.  Pero ella producía en mi algo  que nunca había sentido, era algo nuevo, ella me atraía demasiado.