A partir de ahora.

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Al leer la nota se preocupó pero desde ese momento esa chica era una desconocida para él. Guardó la nota y se fue a dar una ducha. Quería despejarse, dejar de pensar. Wendy llegó al apartamento y lo primero que vio fue a su amiga llorar en el sillón, frunció el ceño.

-¿Qué pasa?-preguntó Wendy.

-¿Pudiste ver a Diego?-preguntó April limpiando sus lagrimas.

-Sí, tenía placas de pus, nada de que preocuparse.

-¡Oh gracias a Dios!-susurró ella.

-¿Por qué lloras?

-Tony y yo terminamos, dijo que...-respiró hondo- que yo tuve la culpa de que Diego llegara al hospital ¡Me dijo puta estéril!

Wendy abrió los ojos.

-¿En serio?-su amiga asintió en un mar de lagrimas- Espero que no se vuelva a aparecer por aquí porque lo mato y...

-No harás nada-dijo April-, él decidió eso, me duele pero de cosas peores he salido adelante.

-Lo sé cielo, lo sé-sonrió su amiga-, anda date un baño y ve a dormir. Necesitas descansar.

Una hora después vio a su amiga dormir tranquila, sonrió levemente, sabía cuanto quería ella a ese hombre pero debía seguir, como ella dijo de cosas peores ha salido adelante. En la mañana preparó el desayuno y April sin ganas comió, Wendy solo observaba sus movimientos, no dijo nada ella debía salir de eso sola. Para corazones rotos ella no tenía un solo consejo.

-¿No tienes que trabajar hoy?-preguntó April.

-Hasta en la noche-dijo ella-, aunque pudo pedir el día si tú...

-Tienes que trabajar-dijo April cortándola-, así que no. Yo iré a hacer unos pendientes y ver unas cosas del restaurante que mi padre quiere que le envíe. Estaré bien.

-¿Segura?-April asintió sonriendo.

April salió del apartamento y tomó un taxi para llegar al restaurante, al mandar lo que su padre le pidió salió sin mirar atrás aquel restaurante no le daba buena espina. Ni los tratos que su padre hacía, mucho menos esos papeles que vio hoy. Terminó de hacer sus cosas y volvió al apartamento, al mirar el sillón recordó la primera vez que Tony le hizo el amor, cerró los ojos y respiró hondo. Caminó a su habitación con los recuerdos golpeando su cabeza. Se acostó y deseó no haber pasado todos esos momentos tan hermosos junto a Tony.

Pero la forma de decirle estéril, su mirada, su voz... Nunca creyó ver a Tony de esa forma, tenía otra imagen de él en su cabeza, inconscientemente tocó su cuello, el collar seguí ahí. Quitándoselo lo miró, sonrió levemente recordando cuando se lo regaló.


Tony entró al banco, con su rostro serio, no tenía ganas de nada. Diego se iba recuperando de la enfermedad como se lo dijo Holly, antibiótico y estaría como nuevo en unos días. Oscar vio pasar a su amigo desde lejos, Rocío, quién llegó en domingo a casa les comentó que había terminado de una forma no muy linda con April, que era mejor no mencionarla.

-Amigo-dijo Oscar, Tony lo miró-, necesito una firma.

Tony agarró la hoja y leyó por encima lo decía, confiaba en Oscar así que no tuvo que leerlo dos veces.

-¿Cómo siguió Diego?

-Bien-dijo Tony sin más.

-Berta me dijo que te invitara a...

-No puedo-dijo Tony devolviéndole las hojas-, y no te hagas el que no sabes lo de April- Oscar no dijo nada-, dile a Berta que estoy bien y que no necesito una niñera.

Y ahora tú serás, quien pare el tiempo.Where stories live. Discover now