Rosa y risas.

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April llega con unos folletos en la mano, Tony la mira y frunce el ceño ¿Qué traía ahí? 

-¿Recuerdas qué te dije de la fiesta de Mar? 

-Ajá. 

-Pues encontré todo lo que buscaba-sonríe-, puedo comprar todo, pero algunas cosas las quiero hacer, como el pastel. 

-¿Por qué no comprarlo? -pregunta él mirando los folletos por encima. 

-Porque quiero que ella vea que yo lo hago-él la miró- ¿Qué? 

-Nada-sonríe-, lo que quieras amor, solo dime cuánto y lo haremos. 

-Lo pagaremos a medias y no quiero un no por respuesta-se sentó en su regazo, él puso los ojos en blanco abrazándola. 

-Si no te amara tanto no te haría caso-murmuró besando sus labios-. ¿Hablaste con mi padre? 

-Sí, dijo que él traería una sorpresa-se encoje de hombros-, a veces siento que la consienten mucho. 

Tony sonríe y acaricia su cintura, hacía más de un mes que no hacían el amor, no le molestaba, pero la extraña, por tonto que sonara. 

-La quieren amor, ellos son así-ella suspiró- ¿Pensaste lo de la adopción? 

-Lo hice-asiente- ¿Podemos hacer luego de la fiesta de Marena? Siento que se juntará todo y no quiero estar estresada ese día. 

-Como quieras amor. No te quiero echar, pero debo trabajar linda. 

Ella sonríe y lo besa. Antes de salir lo mira. 

-Lee eso-señala los folletos. 

-Lo haré. 

A las 7 de la noche escuchó a los niños tocar la puerta de su despacho, era hora de cenar. Con ellos en brazos llegó al comedor, April lo miro y sonrío. Esos tres eran cómplices de una gran lista de maldades, Mar mira a Tony y sonríe escuchándolo. 

-Papi-dice-, noches noches. 

-Buenas noches amor-dice besando su frente-, te amo. 

-Amo amo-asiente ella, él sonríe. 

April entra para darle su beso de buenas noches, las escucha reír y niega con la cabeza, nunca lograba que la niña después de que su madre se despidiera de ella durmiera de inmediato. A veces sentía que tenía 3 hijos, pero eso era lo que le daba vida a la casa, la risa de los niños y el carisma y amor de April. Cuando ella salió de la habitación él la agarró de la cintura, poniéndola en su hombro como saco de papas, ella rio divertida. 

-¡Me caeré! 

Él la puso en la cama y la miro, tenía las mejillas sonrojadas, él sonríe acariciando su mejilla, su cabello estaba esparcido por cualquier lado, totalmente alborotado, cerró la puerta y ella supo, al ver que pasa el pestillo, lo que se venía. Se besaron e hicieron el amor, dos veces. 

-Detente-susurró ella al sentir un latigazo en su entrepierna. 

Él lo hizo y la miro. 

-¿Qué pasa? 

-Me duele-susurró quejándose. 

Él salió despacio de su interior, no quería hacerle daño. Bajo su mirada y había un poco de sangre, ella cerró las piernas y él preocupado no se alejó.

-Estás sangrando-susurro él. 

-Lo sé-murmuró ella-, por favor no me mires así. 

-¿Así cómo?-levantó la mirada. 

Y ahora tú serás, quien pare el tiempo.Where stories live. Discover now