-Espera April-dijo su mejor amiga Wendy.
-No, debo irme, o llegaré tarde-dijo April.
Wendy la miró y suspiró, no paraba, llevaba una vida muy activa, desde su operación intentó llevar una vida relativamente normal, a pesar de todo. April se despidió de su amiga y se fue. Manejó al centro comercial, trabajaba en la tienda de vídeo juegos, iba tarde, no había podido dormir, el dolor era muy fuerte.
-¿Tienes idea de la hora que es?-preguntó Luke su jefe.
-¿Las 3?-preguntó ella sonriendo.
Él puso los ojos en blanco.
-Ponte a trabajar-dijo él.
Ella asintió, como todos los días disfrutó de su trabajo. Le gustaba ver a los niños felices cuando veían sus juguetes favoritos, o a los chicos emocionarse por algún vídeo juego. Aquel lugar estaba lleno de magia, de colores como ella le decía. Su turno terminó y fue a su apartamento, Wendy no estaba tenía turno de noche en el hospital. Era enfermera así que ayudó a lavar su ropa, siempre llegaba cansada lo menos que podía hacer era ayudar en el apartamento. Hizo la cena y se sentó en el sofá a ver televisión y comió. Rio por lo que sucedía en la película y bebió de su vaso.
-Necesitaré dormir-susurró para sí misma.
Se acostó y se cobijó, se arropó como si fuera una niña, como su madre lo hacía. Miró el techo, pero no tenía sueño. A sus 25 años ya había perdido a su madre, su padre nunca la reconoció como tal, fue hija única pero una muy feliz. A las 6 de la mañana se levantó y preparó el desayuno, Wendy llegó agotada, pero sonrió al ver a su amiga preparando el desayuno.
-Buenos días-dijo April-, o buenas noches.
-Las dos-dijo ella sonriendo-. ¿Qué haces despierta tan temprano?
-No dormí bien-dijo April- ¿Con crema?
-Por favor. ¿Te sientes bien?-ella asintió.
-El dolor pasó.
-¿Segura?-preguntó ella.
-Que sí pesada, anda desayuna y ve a la cama. Necesitas dormir.
Wendy sonrió, su amiga se fue a trabajar y ella a la cama. Ese día tenía turno de todo el día eso la ponía feliz.
-April, necesito que me hagas un favor-dijo su jefe-, ve por mi comida.
-¿Por qué yo?-preguntó molesta.
-Porque estas libre y yo no-dijo él.
Ella resopló, fue por su comida, caminó mirando las tiendas, odiaba que la tuvieran como una chacha, ese no era su trabajo. Iba tan distraída que no se dio cuenta de que Tony estaba en frente suyo, hasta que sintió el golpe. Ella jadeó del dolor pero no quería que ese hombre lo notara.
-Lo siento-dijo ella.
Miró a aquel hombre a los ojos, era tremedamente atractivo.
-No pasa nada-murmuró Tony.
-No lo vi, iba distraída-dijo ella.
-¿Papi, nos vamos?-preguntó un niño.
Ella lo miró y sonrió, era ver a su padre, le sonrió y agitó su mano, Diego le devolvió la sonrisa.
-Bueno, lo siento de nuevo-dijo April y se fue.
Ella frunció el ceño, la presencia de ese hombre la aturdió, hace 3 meses de su histerectomia y su atracción sexual y deseo habían desaparecido, pero ese hombre le hizo despertar eso.
Tony desde esa tarde no había podido olvidar a esa chica, se sentía como cuando su relación con Xandra empezó, quería olvidarla pero no podía, Diego llegó a su habitación y miró a su padre.
-¿Papá?-preguntó.
-¿Si?-lo miró.
-¿Vamos a ir?-preguntó el niño sonriendo.
Tony sonrió.
-Sí, ve bajando, buscaré tu abrigo.
-¡Vale!-dijo ya fuera de la habitación.
Él sonrió, lo llevaría a ver una película con su prima Lily. Pasaron por la pequeña Lily y se fueron a ver esa película animada que tanto querían ver esos dos. Ellos caminaron delante de Tony hablando de cosas que él no entendía. Compró las palomitas y las golosinas, para él pidió una hamburguesa y unas papas. Se acomodaron en los asientos. Los niños empezaron a comer las palomitas.
-Papá, mira-dijo su hijo señalando la pantalla.
-Sí, come tranquilo-dijo él besando su cabeza.
Los tres disfrutaron de la película, ellos le dieron la mano a Tony. Lily miró a su tío.
-¿Me llevas allá?-señaló la tienda de vídeo juegos- Mi papi me dio dinero-dijo ella.
Tony sonrió.
-Vamos, y luego le das el dinero a tu papá ¿sí?-ella asintió.
Los niños entraron corriendo, y Tony se sentó a esperar que ellos se cansaran de ver las cosas. Paseó la mirada por la tienda, sus ojos se posaron en aquella chica que lo había golpeado, la vio sonreirle a un niño. No era el tipo de chica que llamaba la atención, era sencilla, con una belleza sencilla. Diego y Lily llegaron hasta él corriendo.
-¿Podemos jugar un rato?-preguntó Diego.
-Solo un rato-dijo su padre.
Ellos se fueron igual a como llegaron, sonrió esos dos eran un caos. April vio a esos dos niños jugaron tranquilos, al no ver a un mayor a su lado se acercó.
-¿Están solos?
Diego la miró.
-Mi papi está allá-señaló Diego, ella miró a donde señalaba.
Tony la miró fijamente, esa mirada la inquietó. Ella sonrió mirando a Diego.
-Está bien, no se alejen de él ¿Vale?
Diego asintió, ella caminó a la caja y sintió su mirada, lo miró con disimulo, y se encontró con la mirada de Tony. Él frunció el ceño y miró a su hijo y a su sobrina. Ella suspiró, lo vio caminar hacia los niños y se le secó la boca. Todo en él reflejaba masculinidad, virilidad, poder. Su corazón se derritió al verlo abrazar a esos niños y llenarlos de besos.
Alejó la mirada de él y frunció el ceño, no debía pensar en él, ni siquiera lo conocía. Cuando lo vio acercarse con los niños con unos juguetes en las manos.
-¿Solamente?-logró preguntar April.
-Sí-dijo él.
-Serían 40 dolares-dijo ella.
Él sacó la billetera y le tendió la tarjeta con su identificación, Anthony Luna, ese nombre lo había escuchado en algún lado. Le entregó la factura y la tarjeta con todo.
-Gracias-dijo él.
-De nada, para servirle.
Él la miró y sonrió levemente, lo vio caminar a la entrada y devolverse ella frunció el ceño.
-Lo siento, ¿Su nombre?
-April-dijo ella.
-Gracias, April-dijo él.
La manera de decir su nombre hizo que se removiera, ella sonrió y asintió. Lo vio irse y logró respirar tranquila. Tony salió y soltó aire, ahora conocía su nombre y esa sería otra forma de torturarse.
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Y ahora tú serás, quien pare el tiempo.
Lãng mạn3 años pasaron desde la muerte de Xandra, Tony ha estado pendiente de su hijo, solo de él, no ha tenido cabeza para otra cosa que no sea cuidar y proteger a su hijo. En su lugar, Diego adora a su padre, ama sus tardes de soccer, o sus noches de pel...