Capítulo XV

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Alan

Apenas terminaron mis primos de desayunar, tomamos nuestros abrigos y nos montamos a mi hermoso coche, y aquí estamos camino a los parques de Disney.

- ¡PUEDO VER EL CASTILLO! - gritó Jason cuando ya estábamos llegando, Cati que iba en el asiento trasero se asomó entre los dos de adelante para tener una mejor vista.

- Santos Cielos, creo que voy a llorar - dijo completamente anonadada, reír por sus reacciones, era la tercera vez que yo venía, pero lo admito, amo éste lugar, tiene magia.

Estuvimos como cuarenta minutos buscando estacionamiento, putos turistas. Hasta que por fin logramos encontrar uno. Bajamos del auto, mierda que hacía frío, caminamos hasta la boleteria para comprar las entradas. Me sentia un poco nostálgico, la última vez que vine aquí fue con An, y me gustaría mucho que estuviera con nosotros. Suspire, y decidí cruzar la entrada, cuando escuché que gritaban mi nombre y me detuve, haciendo que Jason y Cati chocaran con mi espalda. Me di vuelta y la vi.

- ¡ALAN! - gritaba Ani moviendo su mano para que la viera. Sonreí, en verdad me hacía muy feliz que haya decidido acompañarnos. Ella corrió hacia donde nos encontrábamos y abrí mis brazos para que pudiera abrazarme con facilidad. An saltó a mi cuello y sonreí, tenerla a mi lado me daba paz.

- Viniste preciosa - la aparte y besé su frente.

- Claro, no puedo enojarme contigo Ali.

- An... yo, lo siento ¿Si?. Te juro que nunca me di cuenta, si lo...

- Shhh, lo entiendo. Después hablaremos más tranquilos - me sonrió y le respondí de la misma manera.

- Claro pequeña - miré a mis primos - Chicos ella es Ani, aunque tu Jason ya la conoces.

- ¡Jason! - An le dio un fuerte abrazo - cuánto tiempo sin verte - lo soltó y luego abrazó a Cati - Tu debes ser Cati, Alan me habló mucho sobre ti.

- ¿Eso es bueno o malo? - preguntó Cati riendo una vez que Ani se separó de ella.

- Oh, es muy bueno cariño - respondió An sonriente.

- De acuerdo, hora de entrar - dije.

- ¡VAMOS! - gritaron los hermanos al unísono. Ani y yo reímos.

Una vez que cruzamos la entrada, mis primos quedaron maravillados, y no es para menos, parecía que te metias en tu película Disney favorita. Cati tomó a Jason de la mano y salieron corriendo hacia donde estaban Mikey, Pluto y otros personajes. Se sacaron fotos con cada uno de ellos y luego corrieron hacía donde se encontraban algunas de las princesas. Ani y yo los seguimos corriendo también a todos lados a donde iban.

Nos subimos a tres montañas rusas, la rueda de la fortuna, y otros cientos de juegos más. Hasta que Jason quiso ir a la casa de los sustos, y le dimos el gusto. Hacíamos la fila, y cuando estábamos por entrar, unas personas le pidieron a Cati que les tomara una foto.

- Siguientes - se entraba por parejas, eran pequeños carritos para dos personas. Miré a An.

- Entro yo con Jason, tu espera a Cati.

- De acuerdo, suerte - rei al ver la emoción de mi primo, era muy gracioso verlo. Cati volvió a la fila y se puso a mi lado.

- Entraras conmigo pequeña - le dije riendo.

- Hubieras entrado con tu querida amiga - contestó seria. Se veía tan tierna así, que me moría por comerla a besos.

- ¿Celosa primita? - pregunté divertido.

- Claro que no, ¿Qué te crees?.

- Siguientes - dijo el chico encargado de la atracción cuando Jason y Ani salieron por el otro lado riendo - pónganse el cinturón y mantengan brazos y piernas dentro del carro, que se diviertan - nos dijo sonriendo y le sonreimos de vuelta.

Nos subimos al carro, Cati se ató el cinturón y yo hice lo mismo. El chico apretó un botón y éste comenzó a moverse, una vez que las puertas de la casa se abrieron, y ya estábamos dentro, entre medio de toda la oscuridad salió un fantasma, Cati se asustó tanto que gritó y me abrazó con mucha fuerza.

- Si tenías ganas de hacer eso, podrías haberlo hecho mucho antes - me soltó lo más rápido que pudo y yo reí - Oooh claro, querías esperar a que estuviésemos solos y a oscuras, ¿Verdad primita?.

- Callate Alan ya deja de decir tonteras, siempre tienes que ser tan engreído - se escuchó un fuerte ruido - Siempre tan egocéntrico, no puedes quedarte callado ni un segundo - y si, el carro se detuvo.

- ¿Esto es parte del juego verdad? - me preguntó Cati asustada.

- No lo se pequeña, quiero creer que si.

- Señores, hemos tenido una pequeña falla técnica, dentro de diez minutos aproximadamente le daremos una solución. Perdonen las molestias - se escuchó la voz de un hombre por uno de los parlantes.

De todas las personas que se podían quedar acá adentro nos tocó a nosotros. ¿Coincidencia? No lo creo.

- Tengo miedo Alan - dijo Cati, todo estaba completamente oscuro y la abracé.

- Yo estoy contigo, todo estará bien - la consolé acariciando su hombro.

Estuvimos así por unos cinco minutos, cuando su pregunta me tomó por sorpresa.

- ¿Ani es tu novia?.

- No, es mi mejor amiga.

- Pero si pasaron cosas entre ambos, ¿No es así?.

- Si, pero sin sentimiento alguno.

- Eso es horrible Alan, ¿darle algo tan valioso a alguien sin amor? - Cati se separó de mi.

- ¿Y qué esperabas? ¿Que espere a la chica que amo toda mi vida?.

- ¿Y por qué esperarias tanto tiempo?.

- Porque se muy bien que jamás podré unirme de esa forma con ella, no se puede.

- ¿Por qué no? Cuando amas todo se puede - el carro comenzó a moverse nuevamente.

- No es así Cati, yo te amo mucho y no puedo hacer nada contigo - y cuando me di cuenta de lo que dije ya era tarde.

- ¿Qué dijiste? - ya había suficiente luz como para poder ver su sorprendido rostro.

- Que te amo Cati, te amo como nunca amé a nadie en mi vida, y como nunca voy a amar a otra persona que no seas tu.

- Alan no digas estupideces, no sabes lo que estás diciendo.

- Claro que lo se, soy consiente de mis palabras. Te amo Cati - traté de besarla y sentí su mano en mi mejilla. El carro se detuvo y salió corriendo con lágrimas en los ojos - ¡Cati espera! - traté de alcanzarla pero Jason salió tras ella y me detuve. Ani se acercó preocupada hasta donde yo me encontraba. Mi mirada estaba peridida, mi cabeza no podía procesar todo lo que pasó allí dentro, hasta que Anastasia me sacó de cualquier pensamiento que podía tener.

- ¿Es ella verdad? - la miré realmente perplejo, no podía creerlo.

An se había dado cuenta...

Cuando nos volvamos a Encontrar Donde viven las historias. Descúbrelo ahora