Capítulo XVI

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Jason

Vi a Cati salir corriendo apenas la atracción se detuvo y sin pensarlo salí detrás de ella.

- ¡Cati espera! ¡Detente! - corrí más rápido hasta poder alcanzarla y rodearla con mis brazos, estaba llorando - ¿Qué sucede pequeña?.

- Sólo necesito irme de aquí, ¿Puede ser?.

- Claro, le diré a Al...

- No, no a Alan - respondió susurrando.

- ¿Y en qué nos iremos? Cati no tenemos otra forma de volver.

- Existen los taxis ¿Verdad? - dijo con una sutil sonrisa.

- Bueno, al menos sonreiste un poco.

- ¿Nos vamos? - preguntócasi suplicando.

- Nos vamos hermanita.

Caminamos hasta la entrada, que estaba bastante lejos a decir verdad. Ahora que lo recorría más tranquilo, podía apreciar lo enorme que es, antes corriendo de aquí para allá ni siquiera lo había notado.
Cuando llegamos, habían como diez taxis estacionados en fila, esperando por pasajeros. No tuvimos que esperar nada, genial. Nos subimos al que teníamos más cerca y salimos camino a casa de mis tíos.

Sabía que algo extraño pasaba, pero sabía muy bien que Cati no iba a decírmelo, no ahora. Tardó bastante en contarme lo del idiota de Benjamin, ese imbécil tendrá su merecido cuando regrese. Cati es una chica que pasó por muchas decepciones, por eso es tan cerrada. Primero la separación de mis padres, divorciados ante la ley, casados para la sociedad. ¿Se imaginan lo que es eso para nosotros? Vivir fingiendo ante las putas cámaras, aparentando una familia feliz, todo por el qué dirán y por el prestigio que nuestro apellido conlleva.

Desde que papá se fue, nuestras vidas hicieron un cambio drástico. Mamá casi no estaba en la casa, se la pasaba en el casino, papá estuvo bastante tiempo sin vernos, éramos nosotros, sólo nosotros dos, Cati me tenía a mi y yo la tenía a ella. La conozco mejor que nadie, incluso que nuestra madre. Se todo sobre ella, y por eso se que algo le ocurre y no es nada bueno. Iba a averiguarlo, sin dudas.

El taxi se detuvo fuera de la mansión, le pagué, y bajé con Cati en mis brazos. Se había dormido en el camino y no quería despertarla. Subí las escaleras con mucho cuidado, entré a su cuarto y la dejé delicadamente en la cama. Me quedé unos minutos viéndola dormir y acariciando su cabello. Tenía que irme, tenía que buscar respuestas. Salí de la habitación de mi hermana, bajé las escaleras y fui al garaje, mi tía me dijo que no durara en usar su camioneta si lo necitaba, ahora lo necesito.

Encendí el motor, y fui por respuestas.

Alan

Y así, el día que creí iba a ser perfecto, terminó siendo una mierda. Todo por mi culpa, por mis estúpidos impulsos y por mis idiotas sentimientos. ¿Qué carajos pasó por mi cabeza cuando le dije te amo? Lo se, lo entiendo, por mi cabeza no pasó nada, fue mi corazón el culpable.

Alguien llamó a la puerta, y fui a ver quién podría ser.

- ¿Quién es?.

- Soy Jason, abre Alan - ¿Jason? ¿Qué estará haciendo por aquí? Y no se lo escucha muy feliz. Abrí la puerta para dejar que entre, lo que hizo, y muy rápido. Algo no anda bien.

- ¿Sucede algo? - pregunté preocupado - ¿Le pasó algo a Cati?.

- Necesito respuestas Alan - dijo bastante serio.

- ¿A qué te refieres?.

- ¿Qué pasa entre tú y mi hermana? - Mierda, no me esperaba esa pregunta y menos tan directa. No sabía que decir.

- ¿Qqqqu..ee?.

- Mira Alan, yo no soy ningún idiota, se que algo pasa. Y será mejor que me entere por ti y ahora - jamás vi a Jason así.

- Está bien - suspiré, no me quedaba de otra - ¿Una cerveza?.

- No viene mal - respondió. Saqué dos cervezas del refrigerador y ambos nos sentamos en el sofá.

- ¿Qué quieres saber? - pregunté.

- Quiero la verdad. ¿Qué te pasa con Cati?.

- No te agradará saberlo, y quiero decirte algo, tomé clases de karate - dije haciendo un par de movimientos. (No era verdad, claro).

- No seas idiota - se rió - Ya ponte serio y dime. ¿Te gusta Cati no es así?.

- Creo que mucho más que eso Jay.

- ¿La amas?.

- Como nunca amé a alguien en mi vida - respondí sinceramente.

- Lo sabía - Jason sonrió.

- ¿Cómo que lo sabías? ¿Desde cuándo? - pregunté desconcertado.

- Bueno, en realidad lo suponía. Eras muy obvio Alan. La forma en que la mirabas, como la cuidabas. Y aún lo sigues haciendo, tus ojos brilan cuando la ves o cuando hablas de ella. Siempre lo sospeche, desde que somos niños.

- ¿Tan obvio es? - sonreí como bobo.

- Demasiado, y a ella también se le nota créeme.

- Lo se, pero es muy terca para admitirlo.

- Lo hará, dale tiempo - respondió Jason.

- Un segundo... ¿No estás enojado o molesto conmigo? ¿No quieres golpearme o algo por el estilo?.

- Quizás un poco - rió - pero te prefiero a ti y no al imbécil de su ex.

- ¿Ex? - pregunté sorprendido.

- Si, por suerte Cati terminó con ese engendro. ¿No te lo dijo?.

- No, no lo hizo - hice una mueca de decepción - ¿Y qué sucedió?.

- Eso preguntárselo a ella - Jason se paró del sofá, acción que imité - Bueno primito, buena charla pero tengo que irme.

- De acuerdo, gracias por esto, por entenderme, creí que nadie lo haría.

- No tienes que agradecer nada - me golpeó la espalda - Adiós primo.

- Adiós - y se fue.

Okay éste día fue épico. Confesé todo, le dije que la amo, intenté besarla. Ani y Jason lo saben, y estoy solo, en mi departamento, con millones de cosas rondando en mi cabeza, y todos giran en torno a una sola persona, la culpable de mis desvelos, la promotora de mis sueños y la dueña de todo mi ser... Cati.

Cuando nos volvamos a Encontrar Donde viven las historias. Descúbrelo ahora