Cati
¿Cómo puede uno ocultar lo que siente, cuando es tan fuerte que ya ni siquiera puedes negartelo a ti mismo? Es imposible, eso traté de hacer, pero ya no puedo más. Mi corazón se niega rotundamente a seguir ocultando lo que siente.
Quería decirle, quise decirle y no pude. Salí corriendo, huí como una cobarde cuando Alan me dijo esas palabras, sólo dos palabras que sacudieron todo mi ser. Y aunque lo nuestro sea prohibido, aunque no podamos estar juntos, lo amo, amo a primo. Suena tan morboso tan sólo pensarlo, pero es totalmente cierto, estoy enamorada de mi primo.
La puerta se abrió y dejó entrar un poco de luz en mi oscura habitación.
- Soy yo Cati - se asomó mi hermano.
- Pasa - sabía por lo que venía, y también sabía que era momento de decirle todo. Cuando Jason estuvo al lado de la cama le dije - Acuestate - me corrí un poco para hacerle lugar.
Jason suspiró, pasó un poco más de dos minutos cuando por fin habló, a los dos nos ponía incómodos ésta charla.
- Acabo de estar con Alan.
- Lo se - respondí - sabía que irías.
- Me contó todo, pero quiero escucharlo de ti.
Tomé aire.
- De acuerdo, mereces saberlo. Eres mi hermano - hice una pausa - Jason, yo no se cómo pasó, tampoco se cuando empezó, sólo se que si lo hubiera sabido, no habría dejado que ocurriera.
- Cati, no podemos elegir lo que sentimos, ni con quien lo sentimos. Sólo pasa, que no te abrume - sonreí por sus palabras.
- Yo... estoy enamorada de Alan, y ya no encuentro la forma de esconderlo.
- No lo escondas entonces - habló mi hermano mirándome.
- Jason, Alan es mi primo.
- ¿Lo amas? - preguntó.
- Más de lo que debería - suspiré.
- Entonces ve y dile, dile que lo amas, que quieres estar con él - hizo una pausa- Cati, yo tengo claro que Alan es nuestro primo, y que lo suyo no va a ser nada fácil, ni para ustedes ni para nuestros padres y sus padres, pero si se aman, ya no hay nada más que decir.
- No quiero ni pensar en lo que dirá mamá si llega a enterarse - dije, y una lágrima cayó por mi mejilla.
- Que eso no te preocupe ahora pequeña - limpió las lágrimas que salían de mis ojos y me abrazó - El corazón tiene razones que ni la propia razón comprende.
- ¿Estás muy poético no? ¿Quién eres, y qué hiciste con mi neandertal hermano? - reímos.
- Catalina, soy un libro de misterios - dijo haciendo su voz más gruesa - reímos a carcajadas.
Cuando paramos, Jason tomó aire para reponerse y agregó.
- No se que haces acostada todavía, ve a verlo mujer.
- Jason, van a ser las cuatro de la madrugada - señalé el reloj que había en mi mesita de noche.
- De acuerdo - dijo poniéndose de pie - yo te llevo.
- ¿Por qué haces todo esto? No te entiendo, cuando estaba con Ben, jamás de ofreciste para llevarme a verlo, y cuando te dije que estábamos juntos te pusiste como un gorila. ¿Por qué con Alan no eres así?.
- Porque puedo ver la forma en que se miran, y jamás Ben te miró así ni tu a él - me quedé sorprendida con su respuesta - Ahora muevete, nos vamos.
- Si señor - respondí poniendo mi mano en mi cabeza, como soldado.
15 minutos después..
Jason estacionó la camioneta fuera del edificio en el que Alan vivía.
- Ve, y que te apoye en esto no quiere decir con todo lo que hacen ¿De acuerdo? - dijo con un tono irónico. Con lo que me sonrojé.
- ¡Jason! - lo reté - no digas estupideces. No haré nada que no deba. Lo sabes.
- Si, tú no lo haras. Pero Alan no lo se, y por más que sea mi primo y lo quiera demasiado no dudaré en usarlo de bolsa de boxeo si se sobrepasa contigo.
- Tranquilo hermano, no dejaré que lo haga - sonreimos.
- Ahora ve, anda - acarició mi cabello.
Tomé aire y abrí la puerta.
- Oh Cati - habló Jason antes de que me fuera.
- ¿Si?.
- Mañana temprano en casa - dijo serio, pero después soltó una carcajada, la cual me contagió y reí también.
- No te preocupes - dije riendo aún. Jason se despidió moviendo su mano y salió de regreso a casa.
Entré al edificio, y mientras iba en el ascensor pensaba en todo lo que acababa de ocurrir. Tener el apoyo de mi hermano realmente es algo que me llena de alegría, y ya no me hace tan mal sentir todo esto, me hace sentir menos culpable.
Las puertas se abrieron, dejándome frente al departamento de Alan. Aquí vamos...
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Cuando nos volvamos a Encontrar
Novela Juvenil"[...] ¿Era difícil no? Estar con él mientras pensabas en mi, porque se que pensabas en mi, al igual que yo pensaba en ti. Te tuviste que ir, me tuviste que dejar, aunque no era lo que queríamos, lo tuviste que hacer; ahora es mi turno de marchar...