Apartamento 704 - Lee Hoseok (Wonho)

Capítulo 4

— ¿A dónde vamos? — le pregunté a Hoseok una vez que nos alejamos de los chicos.

— Tu a tu apartamento, yo al mío.

— Dijiste que íbamos a dar una vuelta.

— ¿Juntos? ¿Estas loca?

— Supongo que no es buena idea.

— Claramente no.

— De todas formas, yo si voy a dar una vuelta. Nos vemos. — dije dándome la vuelta, no me quedaría encerrada, el día estaba hermoso, tampoco interrumpiría la cita de mi amiga, eso jamás.

— Ten cuidado. — me dijo antes de seguir su camino. ¿Quién lo entiende? A veces hasta parece que quisiera ser una buena persona.

No sabía a dónde ir, no tenía nada planeado, así que solo caminé y caminé por ahí.

Pasado el tiempo suficiente decidí pasar por el supermercado a comprar algunas cosas que necesitaba. Estaba nerviosa, me pasaba siempre que iba, el saber que iba a ver a Daehyun aunque sea por unos segundos me animaba a enfrentarlo.

Sofía tenía razón, debía sacar un tema de conversación, por más estúpido que fuera, de lo contrario nunca llegaríamos a nada.

Amo la pizza, y hoy era uno de los días en que mi amiga se quedaba conmigo, así que pensé en hacerla yo misma, gastábamos mucho pidiendo comida y mi situación económica no estaba bien.

Una vez que tuve todo lo necesario fui a pagar a la caja del chico que me gustaba, era temprano por lo que el supermercado estaba casi vacío, a esa hora la gente estaba trabajando.

Daehyun se encontraba con un codo apoyado sobre la mesa de su caja, su cara estaba apoyada en la palma de su mano, su cara denotaba cierto desgano, y estaba distraído, cuando me vio me dio una enorme sonrisa.

— ¿Aburrido? — le pregunté, intentando contener mi emoción.

— No hay mucho trabajo a esta hora. — hizo una mueca, era lindo, muy lindo— ¿Qué tal tu?

— ¿Yo? Bueno... Solo salí a dar una vuelta, el día está hermoso.

— Ni me lo digas, yo estaré todo el día encerrado aquí.

— Es una lástima.

— Lo es. — dijo comenzando a pasar los productos por la máquina de precios, yo solo lo miraba embobada, él lo notó y me miró también, mostrándome sus lindos dientes en una perfecta sonrisa.

Quería que la tierra me tragara, ¿se había dado cuenta de que no le quité la mirada de encima?

Mi amor unilateral era bastante evidente, según Sofía, aunque él parecía no haberse dado cuenta todo este tiempo, tal vez solo era amable.

— ¿Necesitas algo más? — me preguntó, sacándome de mi mundo.

— No, no. Eso es todo.

— Que tengas un lindo día.

— Gracias, ten un buen día también Daehyun. — solté y él me miró con cara de confusión— Ah, lo leí en tu uniforme. — le dije nerviosa.

— No es justo si yo no sé tu nombre. — bromeó.

— Somin. Soy Somin.

— Lindo nombre. Nos vemos, Somin.

— Claro... — me fui totalmente feliz, Sofía estaba en lo cierto, había dejado mi timidez atrás y le había hablado por fin al chico que me gusta.

Había resultado, ahora la sabia mi nombre, y tuvimos una conversación más allá de un simple "hola".

Cuando volví, Sofía, Jooheon y hasta Hoseok estaban en la sala. La miré esperando una explicación pero ella solo se encogió de hombros.

— ¿Qué hace él aquí? — pregunté, señalando a Hoseok.

— Yo los invité, estábamos planeando una salida.

— Ah...

— Ya decía yo que es imposible. — dijo el aludido.

— ¿Qué es imposible?

— Llevarse bien contigo.

— Tú eres el problema.

— ¿Yo?

— Somin, Hoseok nos dijo lo que pasó.

— ¿Qué pasó?

— El te hizo una broma y tú te enojaste, por eso te fuiste sola. — yo lo miré con la boca abierta por la sorpresa, él sonreía con maldad.

— ¿El dijo eso?

— Si, nos preocupamos mucho cuando no los vimos juntos.

— ¿Les dijo también que se quiso pasar conmigo? — contraataqué, él borró la sonrisa de su cara.

— ¿Qué? ¿Es en serio? — preguntó mi amiga con una sonrisa picara.

— Si, quiso besarme pero lo rechacé, porque no está ni cerca de ser mi tipo ideal. — mentí, jamás se había propasado conmigo.

— ¿Te gusta Somin, Hoseok? — interrogó Jooheon con una sonrisa.

— ¿Estás loco? Solo fue una broma.

— Todo empieza bromeando. — le dijo Sofía.

— No es gracioso. — se defendió él— ¿Dónde estabas? — me preguntó, cambiando de tema.

— En el supermercado.

— ¿Fuiste a ver a Daehyun?

— ¿Cómo lo sabes?

— Ay amiga, te conozco. — rió mi amiga— ¿Cómo te fue?

— No vas a creerlo.

(***)

Volvía del colegio cuando encontré a la señora Yamazaki recostada sobre mi puerta, era algo extraño ya que siempre que quería decirme algo me llamaba, así que sentí algo de miedo debido a que presentía sobre que se trataba.

— Hola. — la saludé— ¿Cómo está? — la señora japonesa me dio una sonrisa cálida, era muy dulce y simpática, pero entendía lo que estaba a punto de decirme, era su trabajo.

— He tenido mejores días, querida. Sabes que no quiero ser la que tenga que decirlo pero...

— Lo sé. — dije apenada.

— Ya van tres meses desde que no pagas tu renta, sé que eres muy joven y esto es mucho para ti pero no soy yo quien decide.

— Lo sé, no quiero que se sienta mal por mí. ¿Podría darme unos días más?

— Lo siento, pero son ordenes de mis superiores, solo hago mi trabajo. — dijo con tristeza.

— Solo unos días, por favor, trabajaré horas extra y le pagaré todo lo que le debo.

— Esta bien, mi niña. Pero no puedo darte más de una semana, de lo contrario estaré en problemas.

— No se preocupe, no dejaré que eso pase.

— Espero que todo mejore, sabes que te aprecio.

— Y yo a usted. — le sonreí, ella había sido como una madre para mi desde que me mudé aquí. Era la primera vez que vivía sola y era un poco torpe, ella me ayudaba con todo y hasta cocinaba para mí en ocasiones.

Algunas lágrimas se escaparon de mis ojos cuando estuve sola, toda la situación me superaba, necesitaba este departamento, no podía volver a vivir con mis padres, ellos debían ver con sus propios ojos que su hija es lo suficientemente madura como para vivir por sí misma. ¿Qué haría ahora?

Aunque trabajara horas extra no llegaría a pagar los tres meses que debo, y hay una regla muy estricta en el edificio: no podemos atrasarnos más de tres meses con la renta, de lo contrario tenemos que abandonar el departamento.

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