Apartamento 704 - Lee Hoseok (Wonho)

Capítulo 13

—Hasta que al fin llegas mujer. — dijo Hoseok una vez que llegué a mi apartamento.

—¿Cómo entraste? — cuestioné sorprendida, Sofía era la única que tenía una copia de la llave, así que rápidamente pude saber que eso había sido.

—Sofía. —dijo mostrándome las llaves.

—¿Desde cuándo pasan tiempo juntos?

—¿Estás celosa? —yo reí.

—Ya quisieras.

—Nos vemos seguido en el colegio.

—Ya veo.

—¿Qué tal tu cita?

—¿Cómo sabias que estaba en una cita? — él se encogió de hombros.

—Últimamente es todo lo que haces. — se rió.

—Estuvo bien.

—De acuerdo. Necesitamos hablar.

—¿Sobre qué?

—Ya que voy a estar un tiempo aquí debemos establecer algunas reglas básicas de convivencia, ¿estás de acuerdo?

—Me parece bien. ¿Qué sugieres?

—Primero que nada, voy a tomar la habitación que está vacía. ¿Si?

—Si, era la idea.

—Genial. No puedes entrar a mi habitación una vez que me haya instalado allí, yo no entraré a la tuya tampoco.

—Me parece justo.

—Odio que toquen mis cosas, te lo estoy diciendo de buena manera.

—Ya, entendí, no soy estúpida.

—Sí, eso es lo que tu crees. — se rió—Vamos a dividir los gastos, vivo aquí ahora, me parece que es lo mejor que podemos hacer.

—Si es lo que quieres.

—Yo usaré el baño primero en las mañanas, soy el que se levanta más temprano.

—Pero demoras muchísimo.

—Intentaré demorar menos, ¿sí? — yo suspiré, sabía que esto nos iba a traer problemas.

—Más te vale que así sea.

—No tocaré tu comida, no tocarás la mía.

—Pero...

—Sólo escucha, luego sugieres. Por último pero no menos importante, no somos amigos y eso no va a cambiar por esta situación.

—Comparto lo que dices, no intentemos serlo.

—Nunca intentaría.

—De acuerdo. — rodeé los ojos—¿Puedo agregar algo?

—Claro, es tu casa.

—No traeremos gente aquí, para evitar molestar al otro.

—No es problema.

—Eso no incluye a Jooheon y Sofía, obviamente. La sala será para ambos, en caso de que venga alguien por alguna cosa deberá ir a tu habitación o a la mía, ¿sí?

—Trato hecho. ¿Empezamos mañana?

—¿Por qué no hoy?

—Porque vas a cocinarme, ese fue el trato.

—Es cierto, ya no lo recordaba.

—Eso es porque tienes cabecita de enamorada. — bromeó golpeando mi cabeza sin fuerza.