Capítulo 29

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Una vez que llegamos a casa, nos dimos cuenta de que otra vez se había ido la luz. Tomé la mano de Hoseok para subir y él apretó la mía, como siempre hacíamos, pero la soltó apenas estuvimos frente a la puerta. No dije nada, ni siquiera sabía que debía decir. Encendí la linterna de mi teléfono y alumbré la entrada, él entró y se dio vuelta para hablar.

— Buenas noches. — me dijo, yo reí y él me miró sin entender. Es que entre tanto revuelo que hubo en la fiesta se me había olvidado avisarle que llevaba labial rojo por toda su bonita cara, y aunque no quería seguir ilusionándome, era lindo saber que era mío.

— Buenas noches.

— ¿Qué es tan gracioso?

— ¿Te has visto al espejo?

— No. ¿Por qué?

— Llevas labial por toda tu boca. — reí— Hasta pareces un payaso.

— Que chistosa. Déjame decirte que si no me hubieras besado como lo hiciste no estaría así ahora.

— ¿Es mi culpa? Tú me besaste como un desesperado. — le reclamé.

— ¿Desesperado? — gritó dramáticamente — Nada que ver, no fue así.

— Eso dices ahora.

— Pues déjame decirte que tú también lo hiciste, creí que tenía una sopapa pegada a la boca.

— Qué maldito. Qué bueno saber que ya no voy a tener que besarte de nuevo.

— Lo mismo digo. — dijo entrando a su habitación.

(***)

Un desastre, esas palabras eran las adecuadas para describir mi vida. ¿Por qué Hoseok tenía que ser tan guapo? ¿Por qué? ¿Por qué tenía que estar viviendo en mi apartamento, parado en mi cocina, preparando el desayuno usando solo unos jeans?

Debo haber sido muy mala en mi otra vida, porque la mala suerte que tenía en esta era demasiada. Quería lanzarme a sus brazos y darle un beso igual o mejor al que habíamos compartido ayer en la fiesta. Comenzaba a sentir calor cuando afuera el día estaba helado. Ahora entendía un poco a esas tontas que estaban detrás de él todo el tiempo, él era guapo y atento, era simpático, cariñoso, pero tenía algo que no me gustaba: nunca sabía si estaba hablando en serio.

— ¿Estás acalorado? — le pregunté entrando a la cocina y tomando una taza del mueble.

— ¿Te molesta?

— Para nada, seguro son las hormonas. — le dije intentando no sonar enojada, pero lo hice.

— Puede ser. Últimamente tengo problemas controlando mis hormonas.

— Lo noté, sobre todo ayer en la fiesta.

— Si, cometí algunos errores debido a eso. — se defendió.

— Errores por los cuales culpaste a los demás.

— A ti, exactamente.

— Wow, que valiente eres. — dije poniendo el pan en el tostador.

— ¿Te comiste la tableta de chocolate que dejé en la heladera?

— ¿Cuál tableta? — pregunté, sabía bien de que hablaba. Me la había comido dos días atrás cuando estaba viendo una serie y él estaba trabajando.

— Estaba aquí. — señaló la heladera— Confiesa, Somin. — dijo divertido.

— Pero si no fui yo.

Apartamento 704 - Lee Hoseok (Wonho)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora