Apartamento 704 - Lee Hoseok (Wonho)

Capitulo 19

— ¿Es una estrategia tuya para ahogarme con mi propia almohada? — pregunté y él rió.

— Que tonta eres, anda.

— No quiero.

— ¿Por qué?

— Es extraño.

— No voy a hacerte nada.

— No es eso...

— ¿Entonces? — preguntó pero yo no respondí, utilizando la poca fuerza que le quedaba tiró de mi hasta que estuve en la cama, luego sonrió victorioso.

— Eso no fue justo.

— Lo sé.

— Deberías abrigarte, vas a congelarte así.

— Entonces dame calor. — dijo abrazándome por la cintura y enterrando su cara en la almohada.

— ¿Por qué estás siendo así?

— ¿Así como?

— Eres un estúpido, ¿sabías?

— Tal vez.

— No sé de donde sacas tanta confianza.

— Déjame en paz y solo cállate.

— Tú eres el que no me deja en paz.

— ¿Me dejarías dormir? — cuestionó apretando más su agarre y acomodándose.

— Claro que sí, cuando me sueltes.

— Deberías tener más consideración con una persona enferma. — dijo retirando su brazo y enseguida sentí la falta de calor que su cuerpo me daba.

— Que descanses. — le susurré, para después acomodarme y ver una de mis series preferidas por más de tres horas, si, él había dormido todo eso. Y aunque había intentado estar lo más lejos posible de su cuerpo él era insoportable hasta cuando estaba durmiendo, así que su brazo volvió a rodearme, solo que esta vez por los hombros, si no supiera como es hasta diría que es demasiado cariñoso, pero no, seguramente es solo su forma de dormir.

(***)

— Supongo que ya estas mejor, ¿eh? — pregunté al ver que corría de un lado a otro buscando sus cosas.

— ¿Qué me diste, mujer? — cuestionó con un tono dramático— Esos medicamentos me dan sueño.

— Al menos pudiste descansar, deberías agradecérmelo.

— Dormí tanto que ahora me duele el cuerpo.

— Eso ya no es culpa mía.

— Vas a darme un masaje cuando vuelva. — me amenazó con su dedo índice, yo reí.

— Que te lo de Jooheon, conmigo no cuentes.

— Odio tener que apurarme.

— Es lo que hago todos los días por tu culpa, te lo mereces.

— Debiste haberme despertado.

— Nop, tú no lo haces por mí.

— Eres muy vengativa, ¿lo sabias?

— Supongo que sí.

— Soy un hombre enfermo, no tienes piedad.

— Y yo soy una señorita, debería tener prioridad.

— Tú no eres una señorita. — se burló.

— Oh, está lloviendo de nuevo. — dije mirando por la ventana— Le diré a Sofía que no venga por mí, se empapará al llegar aquí.