Capitulo 24

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— ¿Qué ocurre Somin? — cuestionó con ambas manos en mis mejillas.

— No es nada, estoy bien.

— Estuviste llorando. — dijo con una mueca— ¿Tengo que matar a Daehyun?

— Él es un buen chico, deja de culparlo.

— ¿Entonces por qué lloras?

— Porque la mala soy yo.

— ¿Pelearon?

— No, pero ya no estaremos juntos.

— ¿Qué? ¿Qué pasó?

— No quiero hablar de eso.

— No estés mal. — dijo acariciando mis hombros— Voy a cocinar para ti, anda siéntate.

— ¿Por qué eres así?

— ¿Qué hice ahora? — ser tan lindo, pensé.

— Olvídalo. ¿Puedo ayudarte a cocinar?

— Si quieres. — comenzamos buscando todos los ingredientes, Hoseok se llamaba a sí mismo como el "rey de la cocina", y es que si no tuviera razones suficientes para sentirme atraída por él, ahora me enteraba de que sabía cocinar.

Íbamos a cocinar un pastel de verduras, él estaba haciendo la masa mientras que yo cortaba las verduras. No podía dejar de pensar en las palabras de Daehyun, ¿debía enfrentar mis sentimientos? ¿O simplemente seguir mi plan de ignorarlos hasta que desaparecieran?

Por estar en las nubes me corté uno de los dedos de mi mano izquierda, soltando un quejido cuando sentí el filo traspasar mi piel, Hoseok enseguida estuvo a mi lado con cara de preocupación.

— ¿Eres tonta? Si vas a estar pensando en él te quiero fuera de mi cocina. — dijo molesto, secando la sangre que corría.

— Lo siento.

— ¿Duele?

— Un poco. Hoseok...

— ¿Qué?

— No es tu cocina, es nuestra cocina.

— ¿Nuestra? Suena bien. — sonrió.

— Pero más mía. — le saqué la lengua.

— Dame tu mano. — pidió y puso una bandita en mi dedo herido, luego deposito un besito sobre esta y me dio una enorme sonrisa— Listo.

— Gracias.

— Puedes esperarme en el sofá si quieres.

— Estoy bien aquí. — dije, y sí que lo estaba. No todos los días se tenía a un hombre tan guapo en la cocina, verlo estirando la masa me hacía agua la boca, sus bíceps sí que eran grandes, se sentía tan bien estar entre sus brazos, no veía la hora de repetirlo.

Su espalda se veía tan ancha y varonil, si antes tenía ganas de abrazarlo ahora esas ganas se habían triplicado. El tarareaba una canción mientras revolvía las verduras, se veía feliz y eso me hacía feliz también.

(***)

— Estuvo delicioso. — le dije una vez que acabamos de comer.

— Lo sé.

— Que humilde eres.

— ¿Vamos a caminar?

— ¿A esta hora? — pregunté viendo el reloj, eran las 23:21.

— Te hará bien, vas a despejar tu mente y te relajarás.

— Tienes razón. — acepté, aunque él no sabía que lo único que perturbaba mi mente eran sus actos.

Apartamento 704 - Lee Hoseok (Wonho)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora