Capítulo 2

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Dos días después de llamar a Bethany y pedirle el pequeño favor, me llega un paquete que contiene todo lo que le pedí.

Durante estos dos días he podido observar al tal Austin y saber cuándo está en su habitación o cuándo con trabajos. Sé también con quién se relaciona y de quién pasa de largo. Será fácil. También estos dos días he conocido a Hayley, que a veces tiene demasiada energía, pero que me cae mejor de lo que pensaba de alguien como ella. Alana, por otra parte, también me cae bien, pero no nos relacionamos mucho. Intercambiamos algunas frases a lo largo del día, pero nada más.

A la hora de la comida sigo insistiendo en sentarme sola. Veo a Hayley alborotando su mesa cada día en cada comida, y a Alana en la suya charlando tranquilamente. Siempre que me ve en el comedor me ofrece sentarme con ella, a lo que siempre me niego. He comprobado que Austin se sienta en otra mesa que no es ni la de Hayley ni la de Alana. Se sienta con su mejor amigo, y compañero de habitación, Terry. Con ellos hay más chicos, pero siempre están hablando entre ellos. ¿Cómo es posible que sigan teniendo cosas que contarse cuando llega la cena si se llevan todo el día juntos? Es impresionante.

Esta noche, mientras observo a los dos amigos, Alana se sienta en la silla de al lado.

- ¿Por qué no dejas de mirar a esos dos? –me pregunta.

- Curiosidad.

Alana arquea una ceja, no se lo traga. Entonces levanto la mano y espero que Hayley me vea, en cuanto lo hace se acerca corriendo y se sienta al lado de Alana.

- ¿Qué pasa?

- Esta noche voy a vengarme de Austin.

- ¿Te han llegado ya las cosas?

- Sí, esta mañana.

- Espera, espera –nos frena Alana-. ¿Venganza?

- ¿Te acuerdas que llegué cojeando con las varillas?

- Sí.

- Fue su culpa –señalo a Austin-. Me dejó caer por las escaleras. Y encima se rio.

- Oh, entiendo. Vale, ¿qué vas a hacer?

- Pensaba que ibas a negarte –confiesa Hayley frunciendo el ceño. Alana se encoge de hombros.

- Sí, bueno, es que Austen me pone mala. Siempre está riéndose, ¿cómo puede reírse de todo? Estaría bien que alguien se riera de él. Por una vez.

Sonrío. Está claro que no esperaba que esta chica fuera así.

- El plan es decolorarle el pelo y luego teñírselo de blanco. El problema es que no sé cómo hacerlo todo sin que se dé cuenta.

- Tengo pastillas para dormir –dice Alana entonces-. Son recetadas y muy potentes. Podemos hacer que se tome una, y Terry también, si se despierta no nos dejaría hacer nada. Cuando se duerman... ¡tachán!, el plan se pone en marcha.

Lo pienso un segundo. Sí, podría funcionar. Podría funcionar salvo por una cosa...

- ¿Qué pasa con el toque de queda? –pregunta Hayley leyéndome la mente-. Si nos pillan en los dormitorios de los chicos fuera de la hora permitida, podríamos cargárnosla.

- ¿Quién vigila esta noche? –pregunta Alana.

Los dormitorios son vigilados por chicos mayores, universitarios que compaginan eso con sus estudios (el reformatorio solo está a una hora de la civilización, van y vienen de la universidad). Después de la cena comprobamos que hoy le toca a George, estudiante de medicina un poco nerd, lo he visto un par de veces por el edificio. Será fácil distraerle.

Closed. I hate uWhere stories live. Discover now