Desde el primer momento el libro me atrapa. Me llamo Anna. Me llamo Anna y no debería estar aquí. No debería existir. Me paso la noche en vela hasta que mi cuerpo cede al sueño. Para cuando me levanto me doy cuenta que he leído poco más de medio libro, no es muy grande, pero me sorprende cómo no he podido despegarme de sus páginas.
En cuanto me encuentro con Austin en el desayuno le digo que esta noche le leeré el libro, al menos parte de lo que tengo leído, sé que le gustará tanto como a mí. Austin se ríe y me dice que parezco una niña pequeña, tan emocionada se me ve que parece que me haya tocado un viaje a DisneyWorld. Pero, hasta que llegue la noche, nos queda un largo día por delante. Tras el castigo en la lavandería me encuentro con Dru en el desayuno, lo miro sin dejar de pensar en la llamada de su padre. Me parece algo tan raro, algo incompatible con su personalidad y actitud. Él y Austin, cada uno a un lado de mí, se ríen a carcajadas sobre algo que han dicho. Jamás de los jamases imaginé a estos dos siendo amigos, ni siquiera imagina a Dru riéndose a carcajada limpia y cada día lo hace más.
Camino a clase, Dru me da un codazo y, al mirarlo, me hace un gesto con la cabeza para que lo siga. Nos metemos en la sala común.
- Estás rara hoy, ¿te pasa algo?
- He estado leyendo toda la noche, estoy cansada –digo, aunque no sea la verdadera causa de mi rareza.
Dru no dice nada, mira un momento hacia fuera y luego me pega a la pared dándome un beso que me hace olvidarme de todo. Siento sus manos recorriéndome el cuerpo, subo mis manos a su cuello y su pelo y él me aúpa a su cintura. Es tan raro tenerlo a la misma altura.
Seguimos besándonos y metiéndonos mano un buen rato, tanto que si no paramos vamos a acabar desnudos de un momento a otro y volverán a castigarnos.
- Para, para –le pido entre jadeos. Me mira, el también tiene la respiración agitada.
- ¿Qué?
Pero al mirarlo, con esas pupilas dilatadas, el deseo palpable... al mirarlo se me borra cualquier sentido de culpabilidad. Lo quiero aquí y ahora, que me desnude y me pida que no grite entre risas. Pero, cuando de nuevo vuelve a mi boca...
- ¡Ay, Dios! –grita Hayley-. ¡Perdón, perdón! ¡No sabía...! –al mirarla la veo vuelta de espaldas y encogida. Dru me suelta de inmediato, las ganas han desaparecido de golpe y ahora lo que nos recorre el cuerpo es el susto. Podría haber sido un profesor o cualquier otra persona. El corazón se me va a salir del pecho-. Solo venía a dejar esta taza –dice enseñándola sin darse la vuelta-, me la llevé al comedor y... bueno... yo... ¡la dejo en su sitio y me voy!
Hayley deja la taza junto al grifo y sale corriendo. Dru me mira, puedo ver que está preocupado. Asiento y salgo tras Hayley, pero no consigo hablar con ella cuando el profesor llega a clase. Nos ordena sentarnos en nuestros sitios y me impide poder decirle cualquier cosa. Dru llega tarde, como es costumbre. Me mira al sentarse y niego con la cabeza. Es cierto que Hayley sabía que nos acostábamos para... bueno, para impedir que nuestros nervios tomaran el control. Pero no tenía ni idea de que podía haber algo más. No de ese modo. Sé que me preguntó ayer mil cosas sobre qué sentía por él, pero estoy segura que no se imaginaba una locura como esta. Visto desde fuera debemos parecer dos lobos hambrientos de carne.
Como parece que Hayley se ha dispuesto no mirarme en toda la clase, me veo obligada a lanzarle una notita. <<Siento no habértelo contado TODO, pero es importante para nosotros que no lo sepa nadie. Por favor.>> Se la lanzo, veo cómo la desdobla y cómo la lee. Me mira, pone los ojos en blanco y escribe una respuesta. Me lanza la bolita. <<Claro que no voy a decir nada, tonta. Pero lo último que esperaba era ver a mi mejor amiga a punto de tener relaciones.>> Me río al leer la nota, ahora entiendo que se haya quedado tan en shock. Para calmarlo, también le paso la nota a Dru. Lo veo sacudirse al leerla, y, al mirarme, vuelvo a reírme.

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Closed. I hate u
Novela JuvenilSkyler es condenada a pasar cuatro meses en un reformatorio en alguna parte de Tasmania por haber intentado hacer el bien. Allí se encontrará en un lugar que no es lo que esperaba: ventanales preciosos, jardines cuidados, gente que sonríe demasiado...