Capítulo 7

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- A ver, qué pasa.

- Pasa que tenemos que volver a por el expediente de Dru.

- ¿Por qué? La otra vez...

- La otra vez fue un error –le interrumpo-. Dru tiene mi expediente y en veinticuatro horas empapelará este sirio con cosas que no puede saber nadie, ¿entiendes? Tengo que tener algo contra él.

La expresión de Austin es seria, imagino cómo le da vueltas a la cabeza. Tarda mucho en hablar.

- ¡¿Piensas decir algo?!

- Si te pillan ahí dentro...

- La otra vez no te preocupaba.

- La otra vez...

- La otra vez solo querías molestar –le espero-. Mira, ¿sabes qué?, ya lo haré sola...

Me doy la vuelta y ni siquiera me sorprende tener que hacerlo sola, que me haya dejado tirada.

- Sky –lo oigo llamarme-. Skyler, espera.

No espero, no me giro, no lo miro. Sigo mi camino ignorándole.

Por la noche, cuando ha pasado quince minutos del toque de queda, salgo de la habitación. Hayley me pregunta que dónde voy, le respondo que no es asunto suyo.

Bajo las escaleras con cuidado, de noche, la madera cruje mucho en algunos puntos. En el pasillo de dirección está todo apagado, por suerte nadie ha decidido quedarse haciendo horas extras. Entro en la consulta de Margaret y tardo casi quince minutos en forzar la pequeña cerradura del mueble archivador. Pero cuando llego a <<Car>> no encuentro el expediente que ponga <<Carter, Dru>>. Lo reviso varias veces, pero no está. Un principio de pánico empieza a invadirme.

Cierro el archivador, salgo de la consulta cerrando la puerta y recorro el pasillo a oscuras pensando qué hacer ahora.

- ¿Buscabas esto?

A los pies de la escalera veo a Dru sentado enseñándome su propio expediente. En lugar de sentir rabia o enfado, lo que me invade es impotencia y una indiferencia que no esperaba.

- Ahora qué –digo-. ¿Vas a empezar a empapelar?

- ¿Te rindes?

- Ni siquiera me has dejado luchar.

- Ibas a chantajearme.

- Es lo que tú estás haciendo conmigo.

Dru, tras un silencio, me lanza su expediente, que cae ante mis pies. Lo miro antes de mirarlo a él.

- Cógelo. Si encuentras algo que no quiera que vea la gente, no compartiré nada de lo que hay en tu archivo.

- Por qué iba a creerte.

- No tienes por qué. Nadie lo hace nunca.

Entonces se pone en pie y sube las escaleras hacia el ala este, al dormitorio de los chicos. Yo recojo su expediente y, esta segunda vez que lo tengo entre mis manos, sigo pensando que no quiero leer qué hay aquí dentro.

- Dru –lo llamo con la esperanza de que me oiga. Lo hace y baja unos escalones hasta que se deja ver-. No quiero leerlo.

- Eso no me lo esperaba –sonríe con diversión-. Eres muy rara, ¿lo sabías?

Dru termina de bajar los escalones que le quedan y se acerca a mí. Coge el expediente de entre mis manos, tardo en soltarlo.

- ¿Estás segura? No pienso darte otra oportunidad.

Closed. I hate uWhere stories live. Discover now