Capítulo 6

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En mitad de la primera clase, la directora me llama por megafonía. Todo el mundo se me queda mirando, yo también lo haría de poder hacerlo, no entiendo qué he podido hacer ahora para que me llamen a dirección. Austin y yo hemos hecho nuestro trabajo y hemos vuelto a tiempo de la playa, nadie nos ha visto.

La profesora me da permiso para salir y recorro los pasillos hasta llegar al despacho de dirección. Al entrar me encuentro con la directora y el profe de literatura, Conrad. ¿Qué hace él aquí?

- Hola, Skyler –me saluda la directora-, siéntate, por favor.

Me siento en la silla libre frente al escritorio, a la derecha de Conrad.

- He hablado con Margaret sobre tu última sesión.

Ah, ahora entiendo la llamada. Me recordarán que debo colaborar en las sesiones o me alargarán la condena. Me han amenazado con eso mucho últimamente. Estoy cansada.

- Ya hemos tenido alumnos como tú, aquellos a los que ni les gusta que le impongan nada, ni mucho menos que sea Margaret su psicóloga, a pesar de ser una de las mejores. Por eso te he llamado, a ti y a Conrad. Tu profesor es solo profesor, pero ha ayudado a todos esos alumnos que no aceptan a un psicólogo. Así que te ofrecemos la oportunidad de tener tus sesiones con él, hablando sin presiones, sin cuadernos, y sin analizarte con cada palabra que digas. ¿Qué me dices, Skyler? ¿Te gustaría probar con él?

Miro a Conrad de arriba abajo. Ni siquiera llega a los treinta años, se comporta como un amigo, no como un profesor regañándonos siempre. Tengo que pasar esas sesiones sí o sí, no quiero llevarme aquí más tiempo del que me obligan, quiero salir de aquí a finales de agosto y empezar la universidad en septiembre. Tras el <<incidente>>, como todos se empeñan en llamarlo, la universidad se puso en contacto conmigo. Si cumplía los meses en este reformatorio sin ningún tipo de contratiempo, sería aceptada sin ningún problema como una alumna más. No pienso perder eso. Tal vez las sesiones con Conrad sean más amenas que con esa mujer horrible, juzgándome sin parar. Respiro hondo mientras pienso todo esto y termino asintiendo.

- Está bien –digo-. Puedo intentarlo.

La directora y Conrad sonríen satisfechos.

- Estupendo –dice ella-. Lo primero que harás será asistir a una reunión en grupo.

- ¿Cómo? –me alarmo-. Me han dicho sesiones. No reuniones. No es lo mismo.

- Skyler –habla Conrad entonces-, las reuniones grupales solo son es una vez cada semana, a veces un poco más. Es solo para alejar la atención de vosotros mismos y que no os sintáis desplazados por hablar conmigo. Tampoco sois muchos, así que no tienes que preocuparte por que se sepa lo que cuentes o por hablar delante de mucha gente. Contigo somos seis.

Asiento, aunque esto ya no me gusta tanto. Me pongo en pie y pido volver a clase. Me dan permiso, así que salgo del despacho pero no vuelvo a clase. Me paso el resto de la hora en mi habitación, tumbada en la cama mirando al techo.

El resto del día pasa sin ninguna novedad. Así vuelve a llegar el sábado y Austin y yo tenemos que levantarnos a la hora de siempre para continuar con nuestro castigo. Que en parte ha dejado de ser castigo, pues el silencio y el frío de la mañana me hace no pensar en nada y estar calmada haciendo el trabajo que nos toca.

Hoy hace un día tan malo tan malo que el cielo parece a punto de caerse. Llueve fuerte, hace un viento horrible y suena algún que otro relámpago. El invierno cada vez está más cerca y esto solo nos lo recuerda. Y, como no se puede salir, nos envían a la lavandería. Hay montones de sábanas y edredones y mantas y fundas de almohadas... en definitiva: no saldremos de aquí hasta bien entrada la hora de comer. Podremos salir cuando lleguen nuestras familias a visitarnos, pero deberemos volver a menos que queramos otro castigo. Así que sin quejarnos, empezamos a meter sábanas en las lavadoras.

Closed. I hate uWhere stories live. Discover now