Capítulo 3

120 12 0
                                    

- Oye, ¿qué te pasa? Desde esta mañana estás muy rara.

Alana desvía su mirada de mí hacia Hayley, la veo de reojo cómo se encoje de hombros y niega diciendo que no sabe nada.

- ¿Pasó algo? ¿Con Austin?

No lo pregunta como lo haría una chica normal y corriente que no fuera Alana, emocionada por si esa respuesta conduce a la narración de un beso, unos nervios y puede que el comienzo de una relación. No. Alana lo pregunta queriendo que la respuesta sea un no. Un no a que no me pegó, a que no me hizo daño, a que estoy a salvo. Así que niego. Austin no tiene la culpa de nada, él no me hizo nada. El problema aquí es que yo podría haber sido la que podía haberle hecho daño a él. No puedo decirles esto. Tengo que ser capaz de esconderlo, de acabar con este problema que he conseguido esquivar tanto tiempo. Ni siquiera me atrevo a levantar la mirada de mi plato. Odio los guisantes y, sin embargo, al ser lo único que me queda en el plato, estoy pensando en seguir comiendo.

- Eh... hola –dice alguien que no es ni Alana ni Hayley. Es Austin. Me quedo petrificada.

- Austin, ¿qué haces aquí? –pregunta Alana.

- Yo solo... quería... eh...

- Al grano.

No puedo levantar la cabeza, no quiero mirarle. Me doy vergüenza, ¿a qué habrá venido? ¿Dirá algo? ¿Se dio cuenta de lo que me pasó? Joder, joder...

- Solo quería saber si Skyler está bien.

Silencio. Alana, que tiene respuestas para todo, ni siquiera le responde. Me atrevo a levantar la cabeza. Mis dos amigas miran sus platos y Austin está esperando. Lo encuentro mirándome. Asiento.

- Estoy bien. Vete –murmuro.

- Pero...

Me pongo en pie y soy yo quien se va. Subo los escalones de dos en dos y solo tardo dos minutos en entrar y salir de mi habitación con mis cosas para el baño y recorrer el pasillo hasta las duchas. Cuando estoy desnuda y el agua me cae encima, me siento debajo del chorro de agua caliente. Solo necesito calmarme, dejar de pensar en ello (aunque nunca sea capaz de hacerlo) y dormir. Y que nadie me pregunte de nuevo. Solo eso.

- ¿Sky? –es la voz de Hayley-. ¿Estás aquí? ¿Eres tú?

Algo en Hayley me hace confiar en ella desde el primer día. Puede que al principio no, pero en cuanto comenzó a hablar, a tratarme con normalidad, sin decirme rara o cualquier otra cosa a las que estoy acostumbrada oír, me hizo sentirme bien. Dentro de este lugar en el que me siento vacía, Hayley me da tranquilidad. Como si el mundo pudiera detenerse hasta que todo se haya solucionado. Me atrevo a responder.

- Sí. Soy yo.

La oigo caminar y la veo sentarse en el suelo a través del cristal traslúcido que separa la ducha del resto del baño.

- No sé qué te habrá ocurrido hoy, pero puedes confiar en mí –dice-. Si necesitas hablar, te escucharé. Y si no quieres que diga nada, no lo haré. Pero quiero ayudarte.

Lo único que se oye cuando ella calla es el agua de la ducha. Sin descanso. Me gustaría ser capaz de poder decir lo que siento. No sé cómo pueden hacerlo los demás, como Beth. Ella decía a todas horas lo que sentía. Para ella no era difícil decir <<te quiero>>. O decir que estaba triste o frustrada. Ni siquiera le daba vergüenza que alguien la viera llorar. Todo eso era antes de que llegara él. Pero yo nunca he podido decir lo que siento, cada vez que lo intento, mi garganta corta el paso a las palabras y por un momento pienso que intenta estrangularse a sí misma. Ojalá pudiera decirle a Hayley todo lo que me pasa. Pero no puedo.

Closed. I hate uWhere stories live. Discover now