Capítulo 15.

18.1K 872 28
                                    

15. ¡Arranca, Abbie!

Paseaba por la calle  de regreso a casa después de una larga jornada de estudio en la biblioteca.

En mi cabeza aparte de leyes estaba la magnífica sonrisa que se dibujaba en el rostro de Harry cada vez que me veía. Algo más que agradable ya que yo era la protagonista.

Mis cascos introducidos en mis oídos, y yo metida en mi mundo, completamente paralelo al real.

Caminaba al ritmo de la música.

El día anterior había aceptado algo que nadie en mi situación hubiera hecho. Pero lo hice.

Quizás Harry no era el perfil de chico que me convenía, pero sí el que yo necesitaba.

Dos manos se apoyaron en mis hombros e hicieron sobresaltarme. Me di la vuelta bruscamente y quité mis cascos.

—¡¿Qué diablos haces?! – Exclamé.

El rubor subió hasta mis mejillas cuando me percaté de que era Nick quien estaba detrás de mí.

—¡Nick! – Exclamé, un poco sarcástica.

—¿Qué tal, Abbie? – Preguntó.

—Bien, atareada con los estudios. – Dije, alzando mis apuntes.

—Ayer te envié un mensaje, pero no me contestaste.

—Estaba ocupada.

—Siempre lo estás.

—Es lo que tiene estudiar derecho.

—Casualmente iba hacia la librería que hay cerca de aquí, y te vi. – Me informó.

—Genial...

Puse mis ojos en blanco. ¿Por qué? ¡¿Por qué?! Nick no debía de haber aparecido. No.

—¿Qué tal con Harry? – Me preguntó.

—Nada nuevo. – Dije.

El chico resopló, dándolo por obvio. Estaba claro que ni se imaginaba todo lo que había pasado entre nosotros.

—Espero que te des prisa. Tan solo te queda una semana.

—¿No cambiaste la oferta? – Repliqué.

—Me lo he pensado mejor. Una semana, querida Abbie.

El chico me hizo un gesto con la cabeza, al cual yo contesté. Segundos después, emprendiendo camino hacia la librería, desapareciendo por las oscuras calles de invierno.

Me dirigí a la esquina que tenía justo enfrente. De nuevo puse mis auriculares en los oídos y me senté en un banco de piedra hasta que él llegase.

Mi remordimiento había aumentado kilómetros. Jugaba con fuego, literalmente. Harry justo un día antes se definía como el propio fuego, haciendo referencia a que su vida estaba en llamas.

La imagen de Nick sentado en aquella mesa del pub junto a mí, intentando convencerme de que aceptase algo que me condicionaría y que me obligaría a cambiar mi vida, no paraba de aparecer en mi cabeza.

Sin embargo, no tenía el valor suficiente, no solo para contarle a Harry el por qué de mi insistencia por él, sino tampoco para parar la apuesta. Era algo contradictorio, a lo que yo no tenía respuesta.

Un coche negro se puso delante de mí. Un par de pitidos con el claxon me hizo alertarme. Era Harry.

Corrí hacia su coche y abrí la puerta. De nuevo ese olor tan peculiar que solo su coche tenía, me rodeó.

WHISPERSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora