Capitulo 9. Nada es imposible en Nunca Jamás.

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Oí una bocina y me levanté escopetada.

-¡arriba Wendy!- gritó Michael.

-ya voy- me desperté y me puse en pie como pude.

-toma -Peter me ofreció unos pantalones como los que llevaba él, una camiseta y unos "zapatos".- no se sí... Te valdrá.- dudó. Estiró el pantalón midiéndolo y luego puso las manos en mi cintura.- creo que si.- lo cogí y llegó una situación extraña en la que nadie se iba de allí y me miraban.- Ah!- recordó Peter- es verdad, que eres una chica... ¡Toooooodos fuera!

Aquello se evacuó en segundos. Me cambié y cuando salí todos me miraron embobados menos Peter.

-¿que es? ¿Una obra de arte? Seguid a lo vuestro!

Todos siguieron "luchando".

-¿qué hacéis?- le pregunté a Pan.

-entrenar... ¿Quieres?

-yo no...- reí- no se.

-oh vamos!- dijo- es como... Em... Bailar.- tiró una espada al aire, la cogió por la parte metálica y me la cedió para que lo cogiera por el mango. Yo hago eso y me corto un dedo como poco...- ¿lista capitana Darling?

-no- dije indecisa.

-atácame -dijo con energía y clavando su espada retirada de su posición.

Cogí aire, corrí hacia él, cogí su espada y le puse una en su nuca y la mía en el cuello. Estaba a centímetros de mi. Entonces rió como si le gustara.

-¿lo disfruta Darling?

-si.

-me alegro. Mi turno, sin trampas. Luchemos de verdad.- me dio un golpe seco en el codo, en el lugar exacto para que un cosquilleo me hiciera soltar la empuñadura, él la cogiera al aire, soltara la otra espada para llevarme la mano al codo, me empujara y yo cayera al suelo.- que triste...- dijo apuntando me con la espada- y menos mal que no he usado la magia.

-úsala- le reté.

-¿estás segura?

-si.- sonreí.

-¿qué hago?

Me lo pensé bien y decidí optar por algo que no pudiera hacer, controlarme.

- oblígame a hacer algo que no quiera. Es imposible - reí.

-nada es imposible en Nunca Jamás.- dejé de sonreír- que comienza el juego... Darling.

De repente sentí que no era yo quién controlaba mis actos, era una sensación extraña, empecé a andar hacia uno de los niños perdidos.

- te reto- le dije a un muchacho rubio, pero no quería.

- está bien.

Él cogió su espada y nos batimos en un duelo en el que él iba ganando "me estás haciendo perder Pan, eres un miserable" pensé. Peter me cogió por los hombros y susurró:

-¿quieres que siga?- rió- quién calla otorga... Piensa en una espada afilada, que lo pueda todo, invencible...

Y pensé en la mejor espada del mundo... Sólo podía poseerla yo... Mi preciosa Werling, mi propia y preciosa invención. Abrí los ojos y la vi, tal y como la había imaginado, mis manos las sujetaban y El Niño tenía cara de pánico. Empecé a andar hacia el niño y a darle con todas mis fuerzas hasta que le rompí la espada, le corté un mechón de pelo y le hice un corte en la mano y en la cara. "¡PARA!" Pensé y me desvanecí al igual que el rubio en el suelo. Me acerqué a él y me disculpé.

-aquí jamás se pide perdón- me dijo Pan.

-¿y las normas?

- ah! Si las normas... La única norma es que no hay normas...

-¿y tus reglas?- insistí.

- eso es diferente- dijo jugando con su puñal. Me levanté y acercándome a él dije:

- eres odiable Pan, me has usado cual marioneta pero no de cualquier manera, noooooo, para rajar a tu amigo cual cacho inerte y te comportas cual infante...- le di una bofetada pero él la esquivó y me agarró fuerte la mano.

-más debes saber que tu me lo pediste Wendy.- sonrió de nuevo de esa manera tan... Arg!

la verdadera historia de Peter Pan.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora