Capitulo 23. Una semana aquí son años allí.

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-ya, lo siento, se me olvidó- respondí excusándote.

-no pasa nada. Estabais escuchando?

-si... Em... No. Si.- grandullón rió.

-y de que hablan?

-de mi.

-uuuuh... Haré que no la he visto madre, que la paroveche la conversación.- me guiñó un ojo, yo reí y él se fue.

"-doblones de oro! Eso fue.

-lo dudo.

-si... A Garfio le van.

-es imposible que haya hecho eso.

-no, es muy posible.

- ha hecho eso por mi...

-no es bonito, no sonrías!

-no lo hago.

-si

-ha sido... Inconscientemente.

-más te vale. Que e una niñata Peter...

-lo se... Hizo eso por mi?

-que no es bonito, es malo! Garfio no puede dejar de querer matarte, está alterando el cuento central. Cuando entres en razón llámame. No puedes sentir esa bazofia de amor

-no lo hago... Qe sabrás de amor.

-pues recuerdo que todavía lo siento por ti?

-no! No podemos querernos unos a otros... Nunca Jamas, país de niños, recuerdas?

-y por Wendy si?? Adiós Pete."

Me di la vuelta y me alejé de allí. Pensé en harina y ya la tenía en las manos.

-chef.- dije al llegar.- siento la tardanza.

-no importa mamá.-sonreí. Era bonito.

- chicos,- dije- sabéis si John y Michael seguirán contándome cuentos y...

-John y Michael?- preguntó uno.- ellos ya habrán madurado. Una semana aquí son años allí.

-exagerado...!- me miró- pero si, más o menos... Por que?

-no, curiosidad...hecho de menos contarles cuentos y que rían y aplaudan- solté una carcajada cansada y triste que pretendía ocultar la parte de "cansada y triste". Se miraron entre ellos- si no os importa, me voy un segundo...

Me fui de allí lo más lejos... Odio estas partes, eran aquellas cuando les recordaba y me entraba en el cuerpo un sentimiento de pesadez y añoro. Me senté y vi el cielo. Era ya por la tarde, pondría... La una o dos y media, pero allí no hacia calor...

-hola...-era una voz que por primera vez oía insegura.

-hola

-que tal?

Oh, a parte de no ver a mi familia y hacer de madre en un sitio que científicamente no existe- bien.

-los chicos me han dicho que estabas medio triste y que viniera a consolarte- reímos.

-no tienes por qué hacerlo... Sabes? Haces buena pareja con campanilla- él río.

-menuda tontería.- se sentó a mi lado y pasó el brazo por mis hombros y yo apoyé la cabeza en su hombro.

-hecho de menos mi familia, pero no puedo irme... Por muchas razones, estoy confusa.

-ya somos dos...- sonrió.-deberíamos irnos- dijo después de estar un rato sin decirnos nada.

-bien, si.

Nos levantamos y andamos en silencio hasta el árbol. Él parecía nervioso. Llegamos y estaban las luces apagadas y todo en silencio. Cogí la mano a Peter, fue un impulso, no sabía que hacer. Miedo de nuevo... Entonces Peter soltó mi mano.

-un segundo.- dispuso a decir.- no te muevas, tan sólo voy a encender la luz.

La encendió y vi a los niños perdidos sentados en el suelo y con la tarta delante de mi.

- y esto?- pregunté.

-queremos que nos cuentes un cuento, Wendy.

Miré a Peter.- esto es cosa tuya?- dije sonriente.

-nooooo...- dijo sarcástico.- hemos colaborado todos.- rió.

Miré a todos y sonreían, me recordaron a las caras de John y Michael cuando estaban en esta situación. Peter se situó a mi lado, me cogió la mano, le miré y me guiñó un ojo.

-que empiece el espectáculo, madre...- dijo. Me soltó la mano y se sentó con los demás. Para qué aquello no doliera, me imaginé que madre era un apodo cariñoso como "amor" o "cielo".

Sonreí.-bien, pues...

la verdadera historia de Peter Pan.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora