la verdadera historia de Peter Pan.

Capitulo 22. "Debeis dejarla marchar"

Hablaba en sueños, me vienen destellos cortos a la mente pero no consigo encajarlos para hacer una versión razonable de los cachitos...se que era pequeña e iba a una tumba y ponía "Michael y John Darling" y luego lloraba, no, lloraba de la risa con alguien pero no veía su rostro y luego voy de negro y tiro una rosa blanca a una tumba y ya.

-Wendy, estas bien?? Despierta! Es una pesadilla, todo está bien...!- absorbí aire sobresaltada y vi a Peter y los niños perdidos preocupados a mi alrededor.

-que pasa?

- sólo gritabas el nombre de tus hermanos y llorabas o...parecía que llorabas...- dijo Pet.

- ha sido una pesadilla, Iros todos a dormir, mamá está bien.- Peter se fue resentido, como que no quería, todos se dispersaron y apagaron las luces. A la hora oí la voz d la sobra.

-debéis dejarla marchar joven Peter.

-no, eso es imposible- negó Pan.

- tiene un trauma, necesita ver a su familia...

-y yo necesito verla a ella. Es mi madre. No la dejaré ir.

- si lo harás. Eso es egoísmo.

- lo aprendí de ti.

- la dejarás ir.

-no.

-si!- oí a Peter retorcerse de dolor.- no grites o mueres.

-para, para...- dijo con la voz afónica y casi sin aire.

-no.

- que pares!- oí un golpe y Peter ya no parecía morir de dolor.

- lo decía por su bien. No la quieres... Es sólo por compañía... No quieres su bien, no te importa, si no, la hubieras dejado ir.- un aire repentino me despeinó y ya no oí más voces. Tenía miedo de dormir, últimamente ese sentimiento se apoderaba de mi. Al final conseguí dormir.

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-BUENOS DÍAS GUERREROS SIN ESCUDO!!- oí a Peter y su voz retumbó en mi cabeza.- debo decir algo que tiene que ver con Wendy Darling...- Entonces pensé en si me dejaría marchar y me incorporé.- y con alguien más...- sonrió- hoy vendrá campanilla a hablar conmigo y para que no mate a Wendy, vosotros haréis un pastel con ella para comérnoslo por la noche- me volví a tumbar de golpe dejándome caer.- manos a la obra, vendrá en unos minutos...!

Salimos del árbol y nos pusimos manos a la obra con el pastel. Llevábamos una hora y tres pasteles fallidos... Todos nerviosos menos el grandullón que rebañaba el tercer plato del pastel fallido y esperaba con ansia el cuarto.

-¡más harina!-oí gritar al cocinero "experto".

-no hay más harina chef.

- pues... Em... Mamá, Wendy, baja a por más, por favor.

- está bien.- no se dieron cuenta de que yo no podía pasar y no se lo recordé. Me puse a escuchar tras la puerta.

"-cuando dejes libre a esa puerca, te darás cuenta que la quieres... Por eso la mantienes rea en tu pequeño mundo imperfectamente perfecto... Pero tú, Peter...-oí la dulce vocecita"

-hey!- oí al grandullón- que tú no podías pasar madre, ya voy yo...