Capítulo 8 (Mem)

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–Anda, ve.– Le digo a Kalet, ¿cómo no iba a dejar que se acercara a las amigas de Phillips si no paraba de mirar a esa tal María?

–Creo que te quiero.– Dice mientras se gira con una enorme sonrisa y empieza a caminar hacia ellas.

–Creo que desvarías.– Respondo con una mueca de asco.– Lo hemos perdido, Yanet. Ha caído un soldado.- Me limpio una lágrima falsa mientras me apoyo en ella.

–Cambiando de tema... Me alegra que hoy estés mejor.– No, me acaba de mirar con lástima, Memphis Carter no quiere que la miren con lástima.

–Lo siento, no quiero tocar el tema.– Le respondo seria.– Sabes perfectamente lo que ha pasado entre Sarah y yo, no necesitamos hablar más de ello.

Aunque nunca se lo haya contado, Yanet sabe exactamente lo que me pasó porque ella estuvo a punto de pasar por lo mismo que yo si no fuera por Kalet. La verdad es que él fue el que nos unió y el que nos ayudó a recuperarnos de todo aquello por lo que habíamos sufrido por culpa de esa zorra. Aunque duela decirlo, fue el único que ignoró todos los comentarios despreciables que se escuchaban por los pasillos sobre nosotras. Y aquí seguimos después de cuatro años, aún conservamos una bonita amistad.

Toca el timbre y me dispongo a ir a Literatura, la primera clase del día.

–Yanet, no quiero ir sola.– Le digo con miedo, sí, estoy cagada. Lo que menos quiero ahora es encontrarme con Sarah, me iría psicológicamente a la mierda.

Y a pesar de que Lee tenga clase en otro edificio, me acompaña, ya que Kalet va unos cuantos metros más adelante acompañando a Malia. Agradezco silenciosamente que haga esto por mí, le echo una última mirada de ánimo y me adentro en clase. Busco con la mirada a un Kalet entusiasmado que me saluda con una sonrisa desde nuestro sitio de siempre, no puedo evitarlo y le sonrío de vuelta.

–¿Qué tal con Malia?– Le pregunto. Pongo en práctica la empatía y el interés por el prójimo, tal y como me dijo.

–No puede ser.–Dice preocupado mientras lleva una mano a mi frente.–¿Te encuentras bien? ¿Te has dado un golpe en la cabeza? ¿Tienes fiebre?

–Eres idiota, no vuelvo a preguntar nada nunca más.

Me intento poner cómoda en la silla, aunque es tan incómoda que me va a dejar el trasero dolorido durante unos cuantos días. Miro a todos y cada uno de los seres con los que comparto este hábitat y no puedo evitar pensar que hay algo raro. Pongo la cabeza en mis brazos y me echo una larga siesta, ¿a quién le importa lo que estamos dando hoy? A mí realmente me importa una mierda. Antes de dormirme por completo veo el sitio de Phillips, o mejor dicho, el sitio vacío de Phillips.

Abro los ojos en cuanto Kalet me golpea sin delicadeza alguna para despertarme, creo que el que debería aprender sobre empatía es él, no yo. Recojo mis cosas y me sitúo a su lado en el pasillo, caminamos juntos hasta que entra en su siguiente clase, por desgracia tengo que subir otro piso más sola. Miro desesperadamente hacia todos los lados, no quiero encontrarme con Sarah. Me siento como si fuera la protagonista de una película de terror en cuanto la veo en el fondo del pasillo sonriendo, ya no sé si mi mente me está jugando una mala pasada o si de verdad está ahí. Abro la puerta que se encuentra a mi derecha y me adentro en clase, Dibujo artístico.

El resto de la mañana me la pasé con Kalet y Yanet, intentando evitar pasar por sitios muy concurridos donde podríamos encontrarnos a Sarah.

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Son las cuatro y media de la tarde, si voy por las calles más alejadas del centro soy capaz de llegar andando en poco menos de media hora, por el contrario si voy por el centro tardaré treinta minutos justos. Me decanto por la segunda opción, ir por lugares alejados de la gente no me apetece nada ahora mismo, por muy extraño que suene viniendo de mí. Pongo mi música cuando me detengo en un semáforo, me siento algo observada así que me doy la vuelta. Una viejita se encuentra sentada a tres metros de mí, observándome sin parpadear.

ExitiumDonde viven las historias. Descúbrelo ahora