7.- Un Ángel Llega A Mi Vida... Otro Se Va...

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-Shannon- susurre mientras trabajaba...

¿Quién era esa chica? ¿Acaso me conocía? ¿Dónde había conseguido el nombre de Shannon?... todo era muy confuso, hace tan solo un año que no lo veía, pero... ¿Ese era el tiempo exacto? ¿Había pasado 1 o 10 años?

Últimamente había modulado los niveles de drogas, y aumentado el alcohol en mi cuerpo... un hombre pagaba una cajetilla de cigarrillos, dos hombres pagaban la botella de licor, tres hombres pagaban la dosis de drogas, es decir... trabajaba el cuerpo para mantener mis vicios.

Aún tenía el dinero que había ganado en el Palacio, aquel dinero que Frank manipulaba y del cual aún tenía la contraseña, no quería usar nada de ese dinero, era una fortuna, pero yo no tenía hijos, mascota o familia a quien pudiese dárselo, y mucho menos un amigo quien lo necesitara... tan solo era yo sola.

Por momentos quería saber que había sido de mi padre, pero no quería que supiese en quien me había convertido, prefería que siguiese pensando que estaba muerta, en lugar de que me reprochara las decisiones de mi vida...

Estaba amaneciendo cuando salí del bar a fumar cigarrillos, el cielo se tintaba con el alba que siempre había añorado ver desde que estaba en el bar, un hombre se acercó lentamente mientras encendía el primer cigarrillo.

-Te encontré...- susurro a mis espaldas.

Esa voz... ¿Sería posible?

Me di media vuelta y allí estaba, Shannon finalmente había dado con mi paradero.

-¿Cómo me encontraste?- logre articular.

-Tuve algo de ayuda- susurro a escasos centímetros de mi rostro, mientras me quitaba el cigarrillo y le daba una calada.

Acerque mi rostro al suyo y lo bese... aun recordaba el sabor de sus labios, y fue tal y como la última vez... o mejor...

-Estas más viejo- susurre.

-Y tu más bonita- susurro.

-Lo que sucedió hace meses- susurre- no quería irme sin despedirme... pero tuve que hacerlo...

Me miro desconcertado, para finalmente añadir:

-Ven conmigo... te voy a sacar de aquí.

-Ahora este es mi hogar- susurre.

Arnaldo, el dueño del bar, salió en ese momento, exigiéndome que trabajase... pero Shannon, mi dulce ángel salvador, logro sacarme en brazos de aquel callejón, con las amenazas de Arnoldo hacia mí, para que no volviese a su local.

Me sentó en el asiento delantero de su camioneta y me abrocho el cinturón, el espejo me devolvía la imagen de un rostro cansado, con el maquillaje corrido y el cabello despeinado...

-Shannon, yo...

Quería agradecerle, besarlo y pedirle que se alejara de mí, aunque sentía una fuerte atracción por él, no quería que anduviese con una mujer como yo... una prostituta... estaba segura de que el merecía algo mejor, pero un dedo en mis labios me hicieron callar... solo pronuncio las palabras: "Descansa... ahora estas a salvo" me quede dormida, pero sabía que nunca más estaría a salvo... no podía escapar de quien realmente era...

Cuando desperté estaba en un hospital, lo vi dormido en una silla, con la cabeza en la cama y mi mano entre las suyas.

Dure un par de semanas en el hospital, allí aclare mi cabeza y el tiempo perdido en mi mente así se quedó... perdido...

Habían pasado ya tres años de la tragedia en el palacio... ahora tenía 25 años... el tiempo había volado sin siquiera darme cuenta... finalmente supe que mi amiga Daniela, otro ángel, me había encontrado y gracias a ello Shannon dio conmigo... fue un verdadero privilegio el conocer a Nairit, era una bebe preciosa.

Diario de una ProstitutaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora