8.- El Arte De Amar...

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Poco antes de cumplir los 26 años, fue el bautizo de la pequeña Nairit, para ello, tanto Shannon como yo, fuimos elegidos los padrinos de la niña. La ceremonia fue muy bonita, Shannon se veía muy paternal con la bebe en los brazos, supongo que él sería un excelente esposo y padre.

Esa misma noche tuve relaciones sexuales con el... por si se lo preguntan, sí. La prostitución había dejado una infección en mí, la cual logre erradicar mediante muchos tratamientos.

Luego de ello, mi vida sexual volvió a ser muy activa, pero solo con él, ambos eran muy creativos y cada vez era diferente a la anterior. Él estaba muy bien dotado, y aun a sus próximos 41 años, sabia como hacerme disfrutar.

Es verdad, fui prostituta... muchos hombres, objetos, consoladores, dedos, lenguas y en fin, mucha otras tantas cosas, pasaron por mi colchón, pero no supe si fueron los sentimientos que tenía por él, sus labios como miel sobre los míos, los juegos eróticos, las caricias, los masajes... el caso es que puedo afirmar que es el mejor hombre con el que he estado, y el mejor sexo que he tenido.

Shannon de verdad se había introducido en mi vida, y veía difícil que fuese a salir de allí... con ayuda de Daniela me estaba volviendo la mujer "perfecta" para él, había decidido dejar el pasado atrás, y reescribir mi presente y mi futuro con él... aunque constantemente insistía en presentarme a su familia, sus compañeros de trabajo, y sus amigos, siempre me negué, no quería hacerlo... aún tenía miedo a que me juzgasen...

En aquellos días mi mayor ilusión era publicar un libro, en el cual narrarse mi historia, aunque por el momento solo se lo contase a unas páginas y a un teclado, además de vivir mi día a día con Shannon, él solía dibujarme, y la verdad es que me gustaba que lo hiciese, me hacía sentir parte de una antigua película romántica francesa... muy antigua y prohibida a su época (¡Tan soñadora yo...! ¿O no?)

Me esmeraba en que cada noche que Shannon llegase del trabajo, consiguiera una casa ordenada, limpia, una comida deliciosa, y por supuesto, un postre muy tentador...

No había posición alguna que no hubiese practicado con él, habíamos probado desde las posturas del hombre arriba, de la mujer arriba, las posturas laterales, las posturas sentadas, de rodillas, de pie, desde atrás, e incluso las posturas más elaboradas... incluso el sexo tántrico... y la verdad es que siempre quedaba con ganas de más...

Aunque no todo era penetración en nuestro día a día, de igual modo disfrutaba al bañarlo, o cuando él lo hacía conmigo... la manera en la que frotaba mi cabello o mi cuerpo me hacía sentir en el paraíso...

Con Shannon, realmente era un arte amar...

Diario de una ProstitutaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora