PRÓLOGO

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Un Thanos aún joven, valiente, orgulloso y tenaz se encontraba en la cima de una de las colinas verdes que yacían en su antiguo hogar, Titán. Estaba sentado, observando el atardecer, cosa que le agradaba ver bastante desde su niñez, veía cada detalle de aquel impresionante fenómeno, apreciaba aquel tan simple detalle que todo lo que había alrededor, ya no existía. Su pueblo moría, y el único escape era sentarse a idealizar un universo mejor, sin guerras que fueran provocadas por la escasez de recursos y que cada ser del vasto universo peleara por dicho privilegio a poseer. Pero se dio cuenta de que estar sentado a imaginar todo aquello que soñaba, era inútil. Se dio cuenta de que era necesario destruir, conquistar y asesinar a varios miles de seres vivos, para que el orden natural se reestablezca. Y por eso, fue apodado como el Titán Loco, sus ideas y motivaciones eran espeluznantes, por lo que su gente se opuso a ello y terminaron sometidos por él. Fue así, que desde temprana edad ya tenía fieles seguidores y partidarios de su causa. No pasó mucho hasta llegar a tener un inmenso ejército, dispuestos a derramar sangre por él y sus ideales. Planeta por planeta, galaxia por galaxia, causó destrozos y muerte en masa a donde sea que iba. Y su planeta no fue la excepción. No quería ver agonizar su mundo, por lo que terminó el sufrimiento de toda su especie. 

Pero pocos sabían la verdad de sus verdaderas motivaciones, o al menos, parte de la verdad que había en ellas. Un ser antiguo, cósmico, manipulador y frío, entró en la vida del Titán, tan repentinamente como una revelación. La llamaban "La Muerte". Una entidad femenina que al llegar a la vida del Titán, lo convirtió en su ejecutor. Su fiel verdugo. Las intenciones de dicho ser eran terribles, pues con cada muerte de cada ser en el Universo ella se fortalecía, y aprovechó la desesperación de Thanos por tener un Universo equilibrado, para trascender. Incitó e instruyó a Thanos por años, formando un vínculo especial, tanto que la Muerte se podría decir que ya lo apreciaba como un amigo. Pero Thanos, se perdió totalmente en ella, en su ser y su poder. Quería ser más, por lo que el genocidio cometido no sólo era dedicado a sus motivaciones, sino a ella. No obstante, impresionar a la Muerte era tan difícil, o hasta casi imposible, tanto como equilibrar la balanza cósmica. Thanos desesperó y hasta casi resignó, hasta que se enteró de la existencia de seis artefactos de poder ilimitado que podrían alterar el curso de su historia. Las Gemas del Infinito. Obteniéndolas todas, obtendría un poder ilimitado y hasta devastador, cosa que facilitaría y apresuraría su cometido. Y tal vez así, podría impresionar a la misma Muerte. 

Terminado de ver aquel atardecer, vio todo alrededor; su propia gente muerta, sus ejércitos dispersándose y él quitando su espada del cadáver de uno de sus hermanos. Una sombra se apareció por detrás de él. La Muerte. 

- El camino que trazaste hacia tu destino, ahora es más amplio y el panorama está claro. Salvarás al Universo. - habló el ente, con una voz sombría y carente de sentimiento. - Creces en fuerza y poder, te has vuelto un visionario, un salvador... Una leyenda viviente. 

Thanos: No busco la fama, ni el poder. Sólo busco forjar un futuro prometedor, para todos. 

- Aunque eso implique matar a millones a tu paso. - acotó ella, mientras su mano pálida rozaba el rostro de Thanos, como una caricia - Cada gota de sangre que derramas, es un paso más para ti, y más fuerza para mí. Nuestros caminos se han alineado por esta razón. Un bien mayor. 

Thanos: Sí. Y a pesar de todo logro que he traído y que te he dedicado, jamás pareces satisfecha. Manche con sangre cada planeta, cada luna, cada estrella la he destruido con tal de veas que no sólo puedo ser un genocida con un propósito piadoso. Puedo ser más, a tu lado. - se expresó él, cansado de siempre estar en la misma posición, donde la Muerte jamás lo aceptó como su señor y consorte - 

- Esos sentimientos nublan tu juicio, y tu razón. Tienes un propósito mucho más grande que esto... No dejes, joven Thanos, que el amor ciegue tu razón. - dicho esto ella se desvaneció dejando al Titán nuevamente en la nada - 

PRESENTE

Ahí estaba él, enfadado, con su fe a punto de quebrarse y con el corazón herido, recordando aquellas palabras de su amor imposible. En sus años como conquistador y dictador, jamás tomó personal sus masacres. Pero los Vengadores y los Guardianes de la Galaxia, habían logrado que pierda la cabeza. La Muerte no había aparecido para hablar con él en décadas, por lo tanto no tenía consejo de nadie. Sólo sabía que la volvía más fuerte con cada vida arrebatada, y el no presenciar su regreso, era un golpe duro para él. El odio irracional por la Tierra lo había desviado de su intento por equilibrar el Universo. Tiene todas las Gemas del Infinito, excepto la Gema del Alma, que está en la Tierra, aunque no lo sabía. Las Gemas tenían conciencia propia, por lo tanto había una interconexión entre todas ellas. Y, aunque a veces le hablaban a Thanos, jamás le revelaron la ubicación de la última gema. 

Antaño, Thanos había sido portador de dicha gema, al asesinar a un ser poderoso que la poseía en la parte frontal de su cráneo. Era un antiguo rival suyo, que reunió ejércitos de distintos reinos, planetas y dimensiones para tratar de detener a Thanos, pero este se mantuvo firme y logró derrotarlos a todos. En cuanto obtuvo la Gema del Alma, se apropió de las ánimas que yacían en dentro de ella, para usarlas como ofrenda a la Muerte, esperanzado en que así, tal vez ella regresaría. Pero no, jamás obtuvo respuesta. Luego de muchos años, una alianza de seres de todo el universo surgió de entre las sombras para arrebatarle la Gema del Alma, y así pasó, lograron robarla y la alejaron del Titán Loco, perdiéndose así en el cosmos. Y para fortuna de Thanos, había caído en la Tierra, un pretexto más para arrasarla con toda su ira si se llegaba a enterar. 

Han pasado seis meses desde que todo ocurrió, en todo ese tiempo se dedicó a seguir con su carnicería en los demás sistemas solares y galaxias. Quería dejar indefensa a la Tierra, quería atacar con todo lo que tenía. Su paciencia había dado frutos, tenía un ejército inmenso, las cuales se propagaban a cada rincón del Universo. Ahora, su ojo estaba nuevamente fijo en la Tierra. 

Corvus: ¡muévanse, ya! - dijo a los ejércitos con su lanza en mano - mi señor, ya está todo listo - le dijo a Thanos, el cual veía dudoso a todo su ejército - 

Thanos: Sitien todo ese sucio mundo, no quiero que dejen vivos a la mitad de su población, los quiero a todos y cada uno de ellos, muertos. Y déjenme a mí a los Vengadores - su siervo asintió y Thanos abrió un portal -

Corvus: mi señor, ¿a dónde...? - fue interrumpido por el gigante morado -

Thanos: A buscar la gema.

Corvus: Podrá ir yo...

Thanos: No, no sabrías ni donde empezar. Pero yo sí, sé por donde iniciar para encontrarla. 

Corvus: así se hará entonces, padre. - el Titán cruzó el portal en búsqueda de la Gema del Alma -

Todos subieron a sus respectivas naves y partieron. La Tierra está en peligro, no hay nadie quien les advierta, y ahí ya se habían instalado los ejércitos de Thanos, en menor cantidad, pero habían hecho su base en secreto, sin que nadie lo supiera. 






                                                                AVENGERS: INFINITY WAR - PARTE II

Avengers: Infinity War - Parte IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora