Capítulo Cuatro

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Febrero del 2014.
Siete meses antes.

Mi madre manejaba un poco molesta hasta la casa sin dirigirme la palabra, estaba tan enojada conmigo después de lo que el médico había dicho, “Reposo absoluto y podrás mejorarte, Nick" y eso significaba que no podría ir a trabajar, peor aún, no ver a Elisa.

Era mi primer empleo, me había mudado de casa y cambiado mi vida drásticamente, en las mañanas iba a la escuela y por las tardes iba a la tienda junto con Elisa, esas cuatro horas en las que disfrutaba su compañía y en ocaciones iba por ella, sí, sí. Elisa iba en una linda escuela privada con un uniforme elegante y tedioso mientras yo iba en la pública con los mismos jeans por dos días seguidos, pero y qué? Ambas escuelas estaban cerca y al sonar la campana literalmente corría
A la gran puerta donde Elisa siempre me esperaba con las llaves de su hermoso auto, subíamos y juntos nos dirigiamos al trabajo, era una rutina de todos los días, yo amaba estar con ella y todo era perfecto.

Hasta ahora.

Tanto ir y venir de un lado a otro, escuela, trabajo, tareas y deberes me habían agotado tanto que me estaba enfermando, taquicardias constantes, estrés día y noche me estaban enfermando hasta que esta mañana mi madre tuvo que ir por mi a la escuela porque me sentía fatal y se me dificultaba respirar, llegó como si hubiese volado mientras el médico nos esperaba.

— Lo estuve pensando por mucho tiempo — Me dijo mi madre al fin — Y pensé que ya no quiero que trabajes, no es bueno para tu salud y yo estaré más tranquila.

— Mucho tiempo — Exclamé molesto — Cuánto? Cinco minutos?

— Nick?

— Madre.

— Nick, hablé a tu trabajo y le dije al señor Trudo que ya no podrás asistir.

— Qué hiciste qué? — Le pregunté molesto mirándola firmemente y sin pestañear.

— Creo que lo oíste bien, ya no irás.

— Cómo te atreviste?

— Nick, en cuanto te deje en la casa iré por Cooper a casa de uno de sus amigos y de ahí iré con tía Imelda, no volveré hasta mañana en la noche y no me quiero ir preocupada — Dijo mirándome varias veces sin descuidar el volante.

— Bien — Afirmé molesto — Lo entiendo y tienes razón, quiero descansar.

— De verdad? — Preguntó sorprendida.

— Sí, estoy cansado, quiero descansar — Sonreí.

— Bien amor, te dejaré dinero y puedes pedir pizza y algo más.

— Está bien, mamá. Te quiero.

Mi madre alistó una maleta con cosas de ella y de Cooper, más cosas de mi pequeño hermanito que de ella, limpio un poco la casa, dejo comida en el refrigerador, me dejó un poco de efectivo, besó mi frente y me abrazó.

— Cuidate, Nick — Me dijo.

Entonces subió al auto y se fue.

Al instante de irse, subí corriendo a mi recamara y me quité la pijama que me había puesto supuestamente para descansar, me puse la ropa más nueva que tenía, peine mi cabello y tome el dinero que mi madre me había dejado para abordar un taxi e ir a la tienda a ver a Elisa.

Al llegar, lo primero que hice fue buscar a Elisa por todos los lugares que a ella le gusta estar sin encontrarla, así que la busqué en la bodega donde solía estar más, aunque no era día de inventario pero al menos tenía que estar ahí, nada.

Mi teléfono empezó a sonar en el bolsillo de mi pantalón, seguro era mi madre, así que decidí no contestar y llamarla en la noche y decirle que me había quedado dormido y disculparme.

Conociste a Elisa?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora