Capítulo Nueve

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Tengo que afrentar el hecho de que no puedo escapar, esto es critico, me siento tan impotente, tan histérico y esto no puede ser sano, no puedo comer o dormir cuando no estás conmigo, cariño eres el aire que respiro, esto es critico... Tan apegado a ti.... No me quiero ir, sólo te quiero en mis brazos" 🎶☝

Abril del 2014.
Cuatro meses antes de la muerte de Elisa.

Todo estaba de maravilla, Elisa había renunciado Chad, una ruptura muy poco convencional donde ella lo dejaba diciéndolo que se había enamorado de mí. Chad por su parte lo había tomado de la mejor manera, sólo se limitó a desearle suerte y decirme “No acepto devoluciones, Montalvo. Ahora te toca cargar con todo lo que es ella, en realidad, me hiciste un favor” seguramente estaba muy dolido al perder a una maravillosa chica y no tenía opción más que tomarlo con calma. Todos bien, me había incluido a su grupo de amigos, salíamos con ellos de vez en cuando, salíamos sólo o nos quedábamos en casa viendo películas mientras Elisa se quedaba dormida en mi regazo.

Había conocido a sus padres, bueno, al señor Dilan sólo lo había visto dos minutos pues estaba de salida porque tenia una audiencia en la corte, el demás tiempo que yo estaba en casa de Elisa él nunca estaba, se la pasaba de viaje, en juicios, siempre en el juzgado ganando hasta los más imposibles casos.

Su madre por su parte la veía de vez en cuando, a veces salia de compras o de viaje, pero las pocas veces que llegábamos a coincidir, era encantadora, Elisa se parecía mucho a ella, rubia de piel como la nieve, delgada de sonrisa divina, acepto los ojos, esos eran cono los de su padre.

En la escuela tratábamos de no faltar tanto, pero lo hacíamos. Y pues en el trabajo llegábamos y nos íbamos juntos, nuestros descansos eran iguales, horarios iguales, en ocasiones faltábamos por quedarnos en mi casa viendo películas para después de hacerlo.

Era casi todo perfecto.

Elisa disfrutaba presumir de nuestra relación por todos lados con la palabra “Perfecta” cada que salíamos o visitábamos algún lado, ella tomaba fotos plasmando nuestros mejores momentos en ellas para después presumirlo en las redes sociales.

Pero después de dos semanas de relación Elisa había tomado una actitud demasiado extraña con  lo nuestro, ella era obsesiva, controladora, celosa y en  ocasiones agresiva. De siete días de la semana a ella le gustaba discutir conmigo seis y medio teniéndome en un estrés constante y ansiedad incontrolable, ella gritaba, peleaba, daba pequeños golpes a lo que tuviera cerca mientras su rostro enrojecía por la ira y lanzaba chillidos de desesperación. Era tanto su afán de tener el control de todo que enloquecía cada vez que yo me negaba a seguir con su absurdo juego.

Conociste a Elisa?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora