Capítulo Cinco

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27 de agosto del 2014.
Actualidad.

Todos empezamos a desesperarnos ya que habían pasado dos horas y cuarenta y cinco minutos desde que Camila había ido a hablar con los señores Milano y ya a todos nos había hartado, excepto Chad, él sólo miraba su teléfono acomodado plácidamente en el sofá, riendo y escribiendo, como si estuviese en su habitación con mucha privacidad.

Sophia por su parte estaba caminando por todo la habitación como los leones en jaula del zoológico, agarrándose el cabello y frotándose los hombros mientras Valería la miraba en cada movimiento mientras movía las piernas desesperadamente sentada junto a Chad.

— Qué Camila está contando su vida? — Exclamó Sophia deteniéndose justo en medio de la habitación — Era sólo como fue conocer a Elisa, no como nos sentíamos al respecto.

— Si te tranquiliza, yo seré el último en pasar — Le dije — esperando quizá hasta mañana.

— Sí, pues tú tienes más motivos — Me gritó — Tú fuiste su novio, te la cogiste, saliste con ella, fuiste la última persona que habló con ella, claro que tú tuviste algo que ver con la muerte de Elisa — Me gritó — Todos estábamos bien, ella estaba bien, feliz con nosotros hasta que llegaste tú y ocho meses después terminó bajo tierra, casualidad? O tú le dijiste algo para que hiciera lo que hizo.

— Tú conocías a Elisa — Le dije intentando guardar  la calma — Sabes perfectamente que Elisa no era la clase de chicas que se dejaba manipular, sino que ella era una puta manipuladora — Le grité.

— Saben qué creo — Nos preguntó Valería poniéndose de pie — Que indirectamente alguien tiene la culpa, todos hablamos por última vez con ella y  al menos alguien la orilló a ello.

Chad dejo su teléfono aún lado mientras nos mirábamos continuamente sin decir nada.

— Vamos chicos — Dijo Sophia — Ya pueden confesar su secreto.

— Hablan como si la hubieran asesinado — Dijo Chad — Y ella se suicido.

— Sí, la pregunta es por qué — Le respondió Sophia mirándolo — Chad, tú tenias motivos, la quería demasiado y al final ella te dejo, te engaño, te ...

— Basta — Dijo interrumpiéndola — Esto ya se convirtió en un interrogatorio policial.

— Sí — Lo Apoyé — Y no voy a caer en sus juegos.

Me di la vuelta y caminé hacia la puerta del cristal que daba al jardín y así salir, ese día cada vez se estaba haciendo más y más tedioso, los padres de Elisa interrogando, valería y Sophia se estaban convirtiendo en unas dementes detectives que buscaban a un culpable por suicidio, Chad estaba dejando a flote sus culpas y yo estaba enloqueciendo más y más.

Ya no podía.

Me senté en una banca cerca de unos rosales donde estaba un poco a solas, me sentía fatal, el corazón me empezó a latir con fuerza al grado de desorientarme y obligándome a sentar justo en esa banca donde a Elisa le gustaba estar.

Simplemente ya no podía, el dolor de la pérdida me estaba consumiendo, yo la amaba, cielos, la amaba tanto que el hecho de pensar que Elisa realmente había muerto me consumía cada maldito segundo, si tan sólo yo lo hubiese sabido, si yo lo hubiese adivinado, si hubiera llegado antes ella estaría aquí, arruinándome la vida con su existencia y no destruyendome con su muerte.

Me llevé las manos al rostro para así poder llorar mi maldita pena, me sentía como una insensible no llorar cuando debí, no decir nada cuando paso, pero estaba tan molesto con ella por haber transformado mi vida en un martirio, por haberme enamorado tanto que yo deseaba estar en su lugar, o mejor dicho, con ella.

Conociste a Elisa?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora