Capítulo Siete

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“Otro día de dolor, sólo quiero morir... Me odios por amarte... Nadie puede ver el vacío en mis ojos... Mi corazón te pertenece, y la vida sin ti es inmensamente dolorosa... Tú eres todo, yo soy nada, quiero morir, pero en realidad ya lo estoy” 🎶☝

27 de agosto del 2014.
Actualidad.

Siete días habían pasado y por fin mi corazón estaba aceptando lo que mi cerebro ya entendía. Elisa estaba muerta.

Me encontraba sentado en la sala de espera de la casa Milano, tenía ese porta retratos en mis manos con la cubierta estrellada, al instante le quité las cenizas que aún le quedaban por enzima para toparme con ese rostro serio y unos ojos azules mirando a la nada, sí, Elisa había muerto.

Al contemplar el retrato el corazón se me empezaba a estrujar con cada latido que daba mientras entendía la situación en la que estaba.

Elisa no era del todo terrible, realmente le gusta ayudar en diversas asociaciones de caridad y atendía una fundación donde estaba al pendiente de niños de escasos recurso, era una chica muy lista, caritativa, esa era ella, el rostro que Dilan y Danna Milano conocían junto con el resto de la gente, pero, quién había conocido a Elisa realmente? Esa parte nefasta que la hacia ser quien realmente era.

La odiaba!

Chad estaba en el jardín fumándose desesperadamente unos cigarrillos, quería estar lejos de las estupideces que decía Sophia y quién no?

Camila, esa dulce Camila, siempre tan encantadora conmigo desde que la conocí, como el día en el que Elisa les confesó lo del accidente en el circuito, Camila enloqueció, su ética pudo más que su cariño por su amiga, molesta se fue de la casa para no volver más.

Debí seguir sus pasos, pero lo único que hice fue retroceder más hasta llegar al hoyo donde Elisa nos tenía a todos juntos con sus juegos y mentiras, pero Camila pudo salir.

— La querías mucho, verdad Nick? — Me preguntó con esa voz tierna.

— Qué haces aquí? — Le pregunté de la manera más sutil con una amigable sonrisa evitando su pregunta — Ya hablaste con sus padres, deberías estar en casa — Dije acariciándole el rostro.

Camila de inmediato enrojeció y colocó su mano sobre la mía.

— Sé lo mal que te siente, así que quiero quedarme contigo hasta que esto termine — Respondió amablemente.

Era adorable.

— Gracias, hermosa.

Ella enrojeció aún más.

— Nick — Me dijo algo tímida — Por qué decidiste aceptar la culpa del día de fiesta, no lo sé — Dijo mirando el porta retratos — Quizá si hubieras hecho lo que tu cabeza decía y no lo que tu corazón te hizo sentir... — Pauso para quitármelo de las manos y colocarlo en la mesita de enfrente con la foto boca abajo — Quizá Elisa estuviera viva, pagando una condena, pero viva.

— Sí que eres muy lista, pequeña — Le dije evitando derrumbarse.

Pero a estas alturas ni yo sabia que era lo mejor, Elisa prefería morir antes de pagar una condena, pero al menos estaría viva.

Sentí una inmensa culpa y un deseo atroz de volver al pasado.

— Gracias por defenderme de Elisa — Dijo dandome un abrazo muy fuerte.

Justo lo que necesitaba, un honesto y cariño abrazo en el momento que sentía que me estaba muriendo por dentro, alguien que me trajera a la vida.

— Siempre fuiste muy mustia, Camila — Dijo Sophia desde la entrada a la habitación — Pensándolo bien, cumples con el perfil que Elisa tenia, tú siempre por detrás.

— Deja la en paz, Sophia — Le dije claramente.

— Siempre intentaste ser como ella, pero no eras más que su sombra, o como dijo Nick, su puta esclava.

Al instante Camila empezó a llorar recargada en mi hombro. A caso las cosas podían empeorar?

— Y tú? — Le pregunté — Estabas enamorada de ella, pero nunca tomo en serio y eso te dolía.

Sophia me miro con los ojos llenos de ira al momento que torcía la boca con el mismo sentimiento.

Elisa era una chica con sexualidad indefinida, le gusta besarse con Valeria sólo por el simple hecho de que Sophia se enojara, le parecía tan divertido jugar con los sentimiento de dos chicas que la querían, más que eso, le gustaba ser querida, envidiada, ser la única atención de todos. Siempre lo lograba.

— Tu llegada jodió todo Montalvo — Me dijo con  más furia — El día después del accidente te pudiste haber largado, pero no, te quedaste para asumir las culpas y cometer más errores — Me gritó — Pero Elisa sí te quería, hiciste algo bueno por ella — Terminó diciendo a la fuerza.

Por qué se empeñaba en destrozarme el corazón? Por qué todos decían lo mucho que me quería y jamás lo dijo ella? Por qué ella les decía a todos algo que debía decirme a mi? Por eso estaba tan molesto con ella, por irse de mi vida sin decirme nada y dejándome sintiendo todo.

— Nick — Me susurró Camila al oído — Cuentame cómo fue para ti conocer a Elisa.

Horrible, claro estaba. Pero entre más conocía a Elisa, entre más me involucra, el deseo de estar con ella era persistente y estúpido.

Fue horrible conocer a Elisa.
Es una tortura amarla.



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