Finales de Abril del 2014.
— Ya estoy harto de esto, Elisa — Le grité sosteniéndola por las muñecas para evitar que me siguiera golpeando o rasguñando.
De inmediato venia a mi mente todo lo que las personas que tenían conocimiento de nuestra relación me decían “ Ya dejala, Nick. Está completamente loca... No digo que esté bien pero tampoco estaría mal que le soltaras un golpe para calmarla... Por que le soportas demasiado? ... Que amor tan enfermizo es ese? ... Mandala al carajo... Ya agarrala a golpes para que pare de una vez... Golpeala... Golpeala, Nick... Dejala ya! ” tenía que hacer que parara, tenía que hacer que esto parara.
La apreté con más fuerza de las muñecas y con rapidez la fui llevando a la pared más cercana que estaba en su habitación y la azote con fuerza contra el concreto, ella se detuvo y dejó de forzar mi fuerza contra la mía y me miró algo pálida, ella bajó las manos y empezó a temblar.
— Me lastimaste, Nick — Me gritó dándome un golpe en la cara al instante que empezó a llorar.
— No podemos seguir con esto — Le dije intentando deshacer ese enorme nudo en la garganta — Lo siento.
La solté y caminé a la cama para sentarme, al instante me llevé las manos al rostro, ya no podía, ya no aguantaba más que empecé a llorar, ya estaba harto, molesto, infeliz, todo en uno, yo la amaba, claro que la amaba, pero en pequeños momentos ella transformaba ese amor en ira.
Elisa estaba enloquecida, cada paso que yo daba, cada palabra que yo decía, cada texto que yo mandaba, cada minuto que respiraba, Elisa estaba ahí vigilando todo, revisaba mi teléfono, contestaba mis mensajes, iba por mí a mi casa, me llevaba a la escuela, de ahí iba por mi a la escuela para ir al trabajo, en la noche me llevaba a casa, después de cinco minutos estaba llamándome para saber que hacia, sin contar que cada momento que estábamos juntos o hablábamos era sólo para discutir.
Minutos antes de esto, Elisa y yo habíamos tenido la más maravillosa intimidad, había sido una mañana esplendorosa, después de todas las semas, por primera vez Elisa y yo no estábamos discutiendo como todas las mañanas, ella había pasado por mí, en cuanto me vio me dio suaves besos y caricias, me llevó a desayunar a una linda cafetería para después terminar retozando en su cama por bastante tiempo.
Luego Camila llamó.
En cuanto vi la pantalla del celular y vi su nombre, el corazón se me aceleró a prisa, sólo bastaban un par de segundos para que Elisa se diera cuenta y me arrebatara el celular de las manos para contestar y decirle “Zorraaaa! Te asesinare” así acto seguido aventar el teléfono contra la puerta del baño, yo me había quedado en silencio para después levantarme de la cama e ir a recogerlo, al hacerlo, el teléfono estaba estrellado de la pantalla y no se veía en lo absoluto nada.
Después Elisa se levantó como loca para atacarme con sus uñas y manos lanzando chillidos y maldiciones que me decían “Seguramente te quedaste de ver con esa zorra, la verás? Los odios” su intención era golpearme donde pudiera y desquitar su enfermiza ira.
Entonces le grite “ Ya estoy harto de esto, Elisa”
Fue suficiente para que Elisa cambiara como automático y le entrara el complejo de culpa y martirio.
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Conociste a Elisa?
Genç Kurguella no tenia ningún motivo para suicidarse, yo tenia miles de motivos para dejarla ir, lo hizo y su muerte ahora me persigue tanto como el recuerdo de cuando la conocí. Y todos me preguntan. Conociste a Elisa?