Capítulo Quince

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Sólo dame un segundo cariño para aclarar mis ideas, suelta esas tijeras sobre la cama... Grité con pasión “te amo demasiado” pero vi que mi piel estaba fría al tacto... SusurrasteDónde estás? ” cuestioné tu duda pero de pronto me di cuenta que hablabas con Dios... Tienes sangre en las manos y que es mía, sólo necesito más tiempo" 🎶☝

27 de agosto del 2014.
Una semana después la muerte de Elisa.

Suspire profundo y me metí una pastilla en la boca para después beber de un vaso de cristal con agua, al tragar la pastilla volví a suspirar profundo para contener un poco la respiración.

— Maldición — Dije par mí.

Volví a colocar el vaso en la mesa que estaba junto a la venta, la tarde ya estaba cayendo, se notaba por la escena que daba el jardín, solitaria, triste, justo como me sentía.

Cuando giré para volver al sofá y seguir escuchando las estupideces de Valeria, Camila apareció frente a mí con esa linda sonrisa, acarició mis mejillas y lentamente bajó sus manos para acariciar mi pecho, su tacto era gentil y caluroso, me hacía sentir en paz, me hacía olvidar mi tempestad interna, ella era tan linda.

— Esas manitas inquietas — Le dije poniendo mis manos sobre las de ella.

A Camila siempre le gustaba acariciarme y abrazarme todo el tiempo, frotaba mis mejillas, alborotaba mi cabello, acariciaba mi pecho y mis brazos, siempre lo hacía con la más gentil de las sonrisas, mientras me decía cosas agradables como “Hola, Nick. Cómo estás? ... Cómo te sientes?... Qué has hecho hoy? ... Que tengas un lindo día... Te quiero mucho” esos pequeños detalles que siempre me encantaban, que me hacían soportar a Elisa, cada que ella y yo discutíamos, que me celaba, que hacía cualquier drama, Camila estaba ahí para escucharme, para darme ánimos y ayudarme, ella siempre estaba presente ahí, cada que me sentía a morir, Camila estaba ahí para evitarlo.

— Te sientes mal? — Me preguntó muy tierna.

— Sí —Respondí — Mi ansiedad y estrés no me hacen bien.

— Tu corazón — Dijo sonriendo tiernamente — Late muy, muy rápido.

— Sí — Suspire.

— Te duele?

— Algo.

Camila empezó a darme un suave masaje en el pecho con sus lindas manos, eso en vez de ayudarme me descontrolaba un poco, hacia mi respiración más pesada y mis latidos más acelerados, empecé a sentir un escalofrío por todo el cuerpo mientras me centraba en su mirada.

Conociste a Elisa?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora