·Capítulo 28 : Volver·

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<Anastasia>

El invierno termina y los días lluviosos están por llegar a la costa oeste de Seattle. Del lado donde esta Owen debe estar caluroso por ese húmedo aire de New York, el aire es pesado pero el ambiente que se respira es feliz, menos él. 

Horas antes de partir lo vigile de lejos con Christian, pensaba ir sola pero mi marido no me quiere dejar minuto sola por si me escapo de sus manos. Ya no tengo motivos para hacerlo, ya no hay nada que me aleje de él .. excepto por ese hombre que anda suelto en las calles de vaya saber uno por dónde. 

Acurruco mi cuerpo dentro de los enormes cojines del sofá, realmente son cómodos, la última vez que estuve sentada fue cuando volvía ese mismo día de Cerdeña y lo dejaba en la misma noche antes de dormir. 

Mejor aparto esos recuerdos, la brecha que se había abierto entre nosotros fue por Owen. Y claro que ahora esta bien, resguardado por guardias y profesionales que le ayudarán a volver a la normalidad. Ni yo entiendo desde donde empezó el problema en él. Que yo lo recuerde de pequeño, era dulce, atento y hasta hacía deportes. 

Cosa que dejó apenas conoció la vida de bares, burdeles y prostitutas V.I.P. desde ese entonces fue otro y hoy en día ser de lo que se recupera. 

Miro por la ventana las maravillosas luces que se prendes en la ciudad entera, Christian tiene Seattle a sus pies, y las vistas para nada son desmerecidas, vive en uno de los lujosos apartamentos de la zona mas costosas, por el barrio de King County esta los apartamentos para solteros o famosos con salarios mas modestos o inferior que el de Christian. 

En donde yo vivo es una zona un tanto tranquila porque invierto para que eso suceda, lógico que el gobernador Lexington pide su parte para que todo esté en su "orden". Y me pregunto como me cobraré lo de aquella vez con Wes cuando intentó arrebatármelo de mi junta. 

Esa es otra cuenta pendiente. 

Me aburro de tanto pensar sola, Christian trabaja, Fausto está hablando con sus amigos de Italia y Massimiliano esta junto con D'angelo para ponerse al día con el tema de la seguridad en este penthouse. 

Decidí no volver a mi edificio, me gusta y es cómodo de estar pero no cuando me siento sola y mas con el hijo que espero. Necesito alguien que cuide de mi, sacando por obviedad a mi chef y guardaespaldas. 

En eso, lo siento antes de verle, unas manos pasan apoyándose sobre mi vientre.

-¿Pensativa? - dice Christian con la voz ronca sobre mi oreja.

Me hace dar escalofríos de placer con sólo escuchar su voz. 

-Algo, pensaba todo lo que paso en este último tiempo y mas los que están por venir, ¿tu trabajo ya no te necesita clavado en la silla? - bromeo un poco por querer evadir mis pensamientos no salgan fuera de su fuero interno mental. 

-¡No le des vuelta a nada! las cosas suceden y punto, sólo hay que buscarles la solución de momento, estoy libre, ¿que te parece si cocinamos algo para cenar? - me propone y lo miro ceñuda - ¿que ocurre ahora? ¿tus hormonas están dadas vuelta?.

-¡No! .. sólo que la última vez que recuerde eso se estropeó todo y lo peor que no me has dejado ni picar la verdura, si lo hacemos quiero mi parte del trabajo - le aclaro antes de cerrar el trato, con Christian hay que ser cauteloso en los pasos que se dan. 

-¡Esta bien pero sólo lo que yo te ordene! - me advierte y lo beso satisfecha. 

Se levanta del sofá ofreciendo su mano como buen caballero y caminamos para la cocina, Fausto debe estar ocupado con dormir profundo, el viaje fue largo hasta volver aquí por mas que estemos en el mismo país, esa llamada de seguro le duró poco. 

·Forbidden Love· -3ra Parte-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora