11.

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11.

Cuando me levanto de la cama a las nueve menos cuarto, estoy renovada.

Aunque no haya dormido en toda la noche.

Pero eso es culpa de Arthur.

¡Qué nochecita!

Sonrío al escuchar la puerta de entrada y me pongo unas bragas y una camisa holgada para salir de la habitación.

Veo a Arthur en la cocina preparando el desayuno.

—¡Churros! —exclamo lanzándome hacia la bolsa y me doy cuenta de la gran sonrisa de Arthur.

Se gira con dos vasos de humeante chocolate, ¡chocolate! Me humedezco los labios y Arthur se sienta enfrente de mí.

—Parece que acerté —farfulla y me río como una colegiala.

¡Estoy feliz!

—Sí, acertaste completamente —profiero cogiendo un churro, mojándolo en el chocolate y llevándomelo a la boca—. ¡Mmm!

Ahora el que ríe es él y muerdo mi labio al oírlo. Me mira y alza las cejas.

—¿Qué pasa?

—Mi beso de buenos días —protesto y frunzo los labios hacia él. Su risa acelera mi corazón y veo cómo se inclina hacia mí sin pensárselo dos veces.

Me da un pico que me sabe a gloria y se sienta de nuevo en la silla. Observo todos sus movimientos y aún no me creo que esté en mi cocina desayunando conmigo.

Y tampoco que eso me haga tan dichosa.

Hablamos de lo que me pasó anoche, aunque para mí parece que fue hace mil años, y le cuento todo. Su cara de mala leche vuelve, pero esta vez cojo su mano y lo tranquilizo con una gran sonrisa.

—Ahora lo que importa es que estás aquí y yo estoy contigo —concluyo y me sonrojo, bajando la mirada.

—Nira...

Sacudo la cabeza y muerdo mi labio inferior. Lo miro y aprieto sus manos.

—Soy extrovertida, risueña, amable, terriblemente sincera, irremediablemente curiosa y puede que un poco rara —susurro y su ceño se frunce—. Pero también sensible, llorona y quizá romántica. Me gusta leer, escuchar música y oírte y verte cantar y tocar la guitarra. —Me sonrojo—. Adoro trabajar en el bar de Rafa y bailar en el de Leo. Amo a mi madre, daría mi vida por ella y sé que ella la daría por mí. Quiero y adoro a Fran, su enfermero, porque es un amigo que siempre está ahí cuando lo necesito y es muy buen consejero. Me encantan los animales, sobre todo los perros. —Acaricio la cabeza de Choni, que está sentada a mi lado esperando a que se me caiga algo de comida.

» Quiero a Gina, Guaci y Aday, son mis amigos y también sé que me quieren. Me encanta la noche, mirar las estrellas y sentir la brisa, también la playa y disfrutar de los granos de arena bajo mis pies y el agua salada en mi piel. —Miro a Arthur y una sonrisa se extiende poco a poco por su boca—. Me apasiona el sexo y lo he practicado muchas veces, pero contigo he descubierto el auténtico placer. —Sus cejas se alzan y sonrío—. Cuando la otra noche me expresaste tus sentimientos, no estaba preparada para escucharlos. No estaba preparada para nada de eso. Pero me he dado cuenta de que hay algo entre nosotros que no puedo ignorar, aunque en mi interior sienta pánico y quiera huir de tu lado. Cuando no estoy contigo, no me siento bien. Aún no sé cómo explicarlo, pero anoche abrí los ojos.

Nos miramos con intensidad, él sonríe con alegría y murmura:

—¿Me estás pidiendo algo, Nira?

No te enamores de mi. (NTEDM 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora