Era el crepúsculo cuando Zayn e Isabella salieron, al fin, de la carretera hacia un camino privado que serpenteaba con lentitud a través de campos planos, casi sin yerba, donde Isabella sólo vio un pequeño rebaño de ovejas. Declinó preguntar dónde estaba el resto de los animales. No se rebajaría a conversar con ese hombre. Todavía estaba enfadada con él.
¿Cómo se atrevía a amenazarla? Seguramente no lo había dicho en serio, pero ella no podía soportar a los hombres que usaban el abuso verbal y las amenazas físicas para intimidar a las mujeres. Eso mostraba la clase de hombre que era Zayn, por debajo de su encanto superficial.
Volvió la cabeza y se puso a mirar por la ventanilla con los labios apretados. Las llanas praderas dieron paso a inclinadas colinas. Una estaba bastante inclinada y, al llegar a la cima, pudo ver abajo, en la distancia, una casa de tal grandeza y elegancia, que Isabella contuvo el aliento, sorprendida.
—Te dije que era grande —comentó Zayn, áspero.
—Sí —repuso ella, en el mismo tono, luego se volvió a mirarlo—. Ya se me permite hablar, ¿verdad? ¿No seré castigada por mi temeridad de abrir mis labios?
Zayn suspiró, pero no dijo nada.
Isabella se volvió a mirar otra vez la enorme casa y sintió un extraño escalofrío. No iba a gustarle vivir allí. Si se quedaba el mes completo, sería sorprendente. Sin embargo, no podía negar que era una casa hermosa. Muy hermosa.
Era de estilo eduardiano y de dos pisos, con largas y graciosas columnas blancas, que corrían desde el patio empedrado hasta la terraza de madera del piso superior.
Zayn detuvo el coche sobre la grava del camino de entrada.
—¿Bien? ¿Qué te parece?
—Es… pues… muy grande.
—No te gusta —repuso él, con asombro en la voz y en el rostro.
—No, no —mintió ella—. Es muy espectacular. Es sólo que estoy muy cansada, Zayn.
El rostro de él se suavizó e Isabella volvió el suyo. Deseaba que Zayn no la mirara de aquel modo, con tan repentino calor y compasión. Convertía sus huesos en agua, haciéndola sentirse débil y vulnerable.
—Debes estarlo —declaró Zayn, mientras le abría la puerta—. Te acompañaré adentro y regresaré luego por el equipaje. Una vez que estés instalada en la cocina, con una taza de té, te sentirás mejor.
Cuando bajó del coche, Isabella reconoció que era cierta la excusa que le diera a Zayn. Estaba más que cansada. Estaba exhausta. Sentía las piernas muy pesadas y debía empujarlas para que arrastraran su cansado cuerpo por los anchos escalones. Cuando vaciló en el escalón final, meciéndose ligeramente.
Zayn estiró una mano para sostenerla.
—¿Estás bien, Isabella?
Ella respiró un par de veces.
—Sí, eso creo. Sólo estoy un poco mareada.
Antes de que pudiera decir otra palabra, le pasó un brazo por la cintura, y el otro bajo sus rodillas, levantándola en brazos.
—Te llevaré a la cama. Helga puede llevarte el té a tu habitación. Conocerás a papá mañana.
De repente, Isabella se sintió demasiado agotada para protestar. Se quedó lacia en los brazos de Zayn, con la cabeza colgando contra su pecho y las manos unidas débilmente alrededor del cuello de él, a punto de caer a sus costados como pesos muertos.
—Eres muy fuerte —susurró ella.
El no respondió.
Lo siguiente que supo era que su cabeza se hundía en una blanda almohada. Sintió que le quitaba las sandalias, y le ponía una manta sobre sus piernas. Suspiró cuando el último resto de su energía abandonó su cuerpo y se quedó profundamente dormida, inconsciente del hombre parado al lado de la cama, que la miraba con una expresión de dolor.
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Atracción Irresistible♥ |Z.M|
FanfictionZayn Malik era el soltero más sexy que Inglaterra tenía para ofrecer. En la Fiesta Anual de Solteros y Solteras, el guapo Británico sabía a quién quería… ¡y la deseaba ahora! Isabella Loredo pensó que ella era una despabilada muchacha de Atlanta, pe...