Capitulo 17♥

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—Te prometí que no se repetiría lo sucedido aquella noche —gruñó—. Y no se repetirá.

— ¿Y qué acabas de hacer, sino tratar de seducirme?

—Soy un maldito *******. Pero sólo estaba besándote, Isabella. No me cuelgues por un simple beso. Sin embargo, yo me esforzaré por no ponerte las manos encima en el futuro. En cuanto a mis razones para traerte aquí… sólo puedo repetir que tienen que ver con mi hijo. Tienes mi promesa de eso. Ahora vuelve a la cama. Todavía pareces cansada. Te veré mañana.

Zayn se dio la vuelta y salió por el balcón, desapareciendo por la esquina de la casa.

¿Un simple beso? No hubo nada de simple en ese beso. Nada en absoluto…

Isabella levantó sus manos temblorosas para retirarse el cabello de la frente. Dios sabía cómo iba a terminar todo eso. Quizá sería mejor que ella se marchara. Había demasiados misterios en esa casa…

Isabella no quería formar parte de ellos. Sí, le diría a Zayn que quería regresar a su casa.

Sintiéndose mejor, Isabella regresó al dormitorio. Bebería un poco de leche y luego se pondría un camisón. Pero se acostó vestida, encima de la cama. Pronto se quedó dormida.

Cuando Isabella despertó por segunda vez la habitación estaba inundada de sol. Miró su reloj. Eran las diez y cuarto.

Con un gruñido, bajó sus piernas rígidas de la cama y se irguió, pensando que le vendría bien una ducha. Fue entonces cuando recordó su decisión de regresar a su casa.

De algún modo, a la clara luz del día, eso le pareció una decisión precipitada, melodramática. Estaba muy cansada la noche anterior. Sobreexcitada, incluso. Tal vez debería dar a Zayn, a su padre y a Bradford, unos cuantos días al menos.

En cuanto a las acusaciones de Josh, respecto a que su hermano mayor quería usar a Isabella y a su hijo para ganar una herencia… Bien, eso también parecía melodramático. Zayn podría ser un hombre egoísta en algunos sentidos, pero ella no había recibido de él más que un efecto verdadero y preocupación por su familia. Zayn no era un hombre cruel o insensible. En absoluto.

Sí. El asunto estaba arreglado. Se quedaría un tiempo. Una semana, al menos. Entonces, si las cosas no funcionaban, daría alguna excusa y se iría a su casa.

Se levantó y fue a investigar las dos puertas de madera que conducían al dormitorio. La primera era una salida que daba a una enorme galería rectangular. La segunda resultó ser un cuarto de baño.

Regresó a la habitación a coger algo de ropa y su bolsita de cosméticos y fue a darse una ducha.

El agua estaba tan deliciosa que se quedó mucho tiempo bajo la ducha. Se lavó el pelo y decidió que no se maquillaría. Sólo se puso un toque de lápiz color coral, una cantidad mínima de rímel, gran cantidad de su perfume favorito.

Decidió dejar húmedo su cabello en lugar de secarlo, abrió la puerta del baño sintiéndose refrescada, pero un poco nerviosa. ¿Qué se suponía que haría ella? ¿A dónde debería ir?

La imagen inesperada de una enorme mujer canosa, con un vestido estampado de flores, yendo y viniendo en el dormitorio, colgando la ropa de Isabella en el elegantemente tallado guardarropa, hizo que olvidara sus nervios por un momento y sonriera con diversión.

Así que ésta era Helga.

—Y buenos días, para ti también —murmuró Helga, desde el otro lado de la habitación, antes que ella pudiera decir una palabra—. Te has levantado muy tarde. No hay nada peor que quedarse acostada demasiado tiempo. Es malo para la digestión. He hecho tu cama y he puesto el ventilador. Es mejor dejar las ventanas y las puertas cerradas hasta la tarde, entonces vendré a abrirlas. Por lo general sopla una agradable brisa por la tarde. Y deja tu ropa sucia en el cesto, en el rincón.

Isabella se disponía a hablar cuando la mujer continuó:

—A propósito, yo soy Helga. Supongo que Zayn te habló de mí. No en muy buenos términos, me imagino —añadió con una risa áspera—. Nosotros no nos llevamos bien. A él no le gusta obedecer órdenes, pero es bueno, supongo. Ama a su padre, lo cual me parece bien.

Inhaló al fin, para dar un vistazo a Isabella.

—Bien, tú ciertamente eres una muchacha muy guapa, ¿verdad? Pero es lógico, a Zayn le gusta siempre lo mejor. Escuelas de lujo en Atlanta, clases de vuelo de lujo; ahora una mujer de lujo…

Isabella exhaló, ofendida, y estaba a punto de lanzar un contraataque, cuando Helga rechazó cualquier discurso defensivo, con un brusco ademán de la mano.

—No te enfades, amorcito. No quería ofenderte. Además, no hay nadie más feliz que yo de que hayas puesto fin a los planes de Zayn de casarse con Rebecca. ¿Supongo que sabes quién es Rebecca?

Isabella asintió, aturdida. Nunca había conocido a nadie como Helga.

—Bien, déjame decirte un secretito acerca de la señorita Rebecca Black —continuó Helga—. Ella siempre deseó vivir en aquí, desde que era niña. No está más enamorada de Zayn que yo, pero él es un hombre muy guapo, y una muchacha estaría encantada de poner sus pantuflas debajo de su cama todas las noches.

Cuando le dio el ataque a Yaser y Zayn regresó a casa, Rebecca vio una oportunidad y se propuso conquistarlo. ¡Señor!, la mantequilla no habría estado más derretida que ella, persiguiéndolo todo el año. Pero no es el hombre lo que ella quiere. ¡Es todo esto!

Helga cerró la maleta y comenzó a abrochar las correas.

— ¿Por qué me estás diciendo todo esto? —preguntó Isabella, intrigada.

Una astuta expresión se apoderó del rostro plano, casi masculino, de Helga.

—Porque no quiero que pienses que destrozarías el corazón de Rebecca si te casas con Zayn. Esa pequeña coqueta, simplemente se moverá hacia el siguiente hermano, lo cual será lo mejor para todos.

Isabella pasó por alto la conclusión de Helga, de que ella quería casarse con Zayn, para concentrarse sobre su siguiente y asombrosa declaración.

—Quiere decir…

—Mi Josh la ama —declaró Helga, con una pasión maternal, inesperadamente fiera—. Pero es muy tímido con las muchachas… a menos que haya bebido. Él no puede decidirse a decirle lo que siente. Ahora, después de este episodio con Zayn, él cree que no tiene nada que hacer con Rebecca. Siempre se sintió inferior a su hermano mayor. Pero si Zayn se mudara lejos…

—Ya veo —murmuró Isabella—, sí, ya veo…

— ¿Tú no querrás vivir aquí, verdad? Una muchacha de ciudad como tú, querrá las luces brillantes. A Zayn le gusta la acción también, no la lentitud de la vida del rancho. Ustedes serán felices lejos de aquí.

-Alina

Atracción Irresistible♥ |Z.M|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora