Capítulo 3

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- Entonces vivirás con una extraña - Llevó la galleta que sostenía en sus manos a su boca para comerla

- Así es - Suspiró mientras acomodaba los diferentes postres y las tazas de café sobre la bandeja

- ¿Y si es una criminal? - Habló con la boca llena

- Dinah, por favor - Miró a la rubia quien lucía demasiado cómoda con los pies sobre la silla y la gorra hacia atrás - Estás exagerando

- Claro que no, puede ser una ladrona, violadora, lesbiana y tú, ni por enterada - Camila reiteró su mirada sobre la hija del dueño de la cafetería - Ok, ok, tal vez las primeras dos no, pero ¿Has pensado en que sea lesbiana, y tú, con esa carita inocente y ese culo que produce todo tipo de pensamientos pecadores, le gustes?

- Dinah Jane Hansen - La reprendió, quería continuar con el regaño, pero sus mejillas sonrojadas y la perdida de palabras por lo avergonzada que se sentía debido a las palabras de la menor, era imposible hacerlo. Dinah explotó en risas, era tan fácil hacer que Camila se avergonzara

- Oh, vamos - Continuó riendo - Solo es una broma – la cubana la fulminó con la mirada - Hey, no me mires así, te saldrán arrugas - Tomó sus mejillas y las estiró un poco mientras jugaba a formar una sonrisa a las malas en el rostro de la más bajita - Aunque ¿Sabes? Si le gustan las chicas y si es buena en la seducción, tal vez y solo tal vez puedas tener un poco acción por las noches - Dijo en tono sugerente. Camila abrió los ojos como platos

- ¡Dinah! - Exclamó fuerte - Deja de decir tonterías - El rubor a causa de las burlas de su amiga, llegaba hasta su cuello y tardaría mucho en desaparecer porque las fuertes carcajadas de la más alta no parecían disminuir

- Solo digo la verdad - Se encogió de hombros sin dejar de reír - Llevo contados al menos diez chicos que te han invitado a salir este año y aunque la mayoría no pasan el filtro de belleza, los que lo han hecho, están para chuparse los dedos y eso es sólo aquí, sin mencionar las docenas de chicos que deben babear por ti en la ferretería de los padres de Mani a diario

- Cierra lo boca, no sabes lo que dices - Tomó la bandeja y sacudió la cabeza, tenía que estar concentrada, el hecho de que Dinah atendiera la caja hoy, no significaba que no debía tomarse el trabajo en serio, entregó una a una las órdenes en el orden preciso, tal era su destreza que memorizaba los pedidos en un dos por tres. Volvió a la cocina y la rubia de nuevo le mostraba esa mirada pícara. Camila bufó, giró los ojos y se cruzó de brazos - ¿Qué? - Preguntó un tanto molesta

- Podrías intentarlo - La morena se golpeó la frente llena de fastidio

- Bien, como no vamos a hablar de nada serio, iré a limpiar las mesas de la entrada

- No, no, Mila, espera - Bajó de la encimadera y tomó a la latina del brazo - Estoy hablando en serio, sé que suena un tanto loco, pero ya que no tienes sexo con chicos por miedo a eso del embarazo y no gastar dinero en métodos anticonceptivos, podrías hacerlo con una chica - Camila parpadeaba atónita no podía creer lo que a rubia le estaba diciendo - Es decir, así tienes diversión y no te preocupas por bebés ni nada eso

- ¿Te das cuenta de lo que me estás sugiriendo? - Dinah dudó en responder - Me estás diciendo que vaya a tener sexo con una inmigrante, ladrona, violadora, lesbiana que ni siquiera conozco y tampoco he visto en mi vida

- Mila-

- Cállate - Estaba cabreada - Es mi vida sexual y si no tengo un amante, es porque no quiero tenerlo

- Lo siento-

- No, de verdad, cállate, si sigues hablando terminaremos discutiendo - Tomó varias toallas de cocina del dispensador y el frasco con el limpia vidrios - Estaré afuera - Dinah suspiró

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