La tomó de las muñecas, inmovilizando con una de sus manos las dos de la morena y con su mano libre desabrochó sin ninguna vergüenza el botón de los ajustados jeans de la Cubana, aquellos que remarcaban sus deseables curvas y ese culo Cubano que la volvía loca. Disfrutó de la calidez y de su cercanía, permitiendo a sí misma comer la boca de la chica que unas horas antes aseguraba tener una relación de solo sexo con la ojiverde, aquella que la aprisionaba entre su cuerpo y la puerta principal del hogar de los Cabello en La Habana.
Deslizó su mano libre entre sus bragas, aquellas no podían ocultar el deseo y la lujuria que desencadenaba la chica de Miami en todo su ser, echó la cabeza hacía atrás fruto del placer del primer contacto y le dio acceso a su cuello, que no dudó en devorar.
- Ahh - Gimió y mordió su propio labio inferior, su ubicación en la casa era la menos segura, la que claramente las exponía ante su familia, pero ¿por qué era eso tan excitante para ella? - La-lauren... - Contuvo el sonido arrancado de su garganta - M-mis padres... Nos encontrarán aquí- Fue silenciada por los dedos de la más alta en su interior, curvándose lo suficiente para hacerla perder la cordura y que cualquier sentimiento de culpa o de razón desapareciera de su cabeza. Estaban en medio del salón de la casa de sus padres, con las ventanas abiertas por el calor de la isla, escuchando las olas golpear la costa y los gruñidos de la chica mayor retumbar en sus oídos.
- Hmm - Susurró contra su piel, extasiada por la humedad en su interior y el aroma de su cuerpo - Si tan solo supieras lo caliente que me pones - Se dirigió a sus labios y metió su lengua sin permiso en su boca, de forma posesiva y autoritaria, disfrutando de los besos mojados que compartían y del interior de la morena que parecía derretirse cada vez que la embestía con los dedos.
Le arrancó un nuevo gemido, uno fuerte, que retumbó por todo el espacio a su al rededor, provocando que sus mejillas se tiñeran de rojo y que el calor se extendiera por su cuerpo sin restricciones. Allí estaba sin un centímetro de distancia entre sus cuerpos, sin pausa alguna tras las rápidas embestidas de Lauren, sin espacio alguno a pensar en las consecuencias y, por un momento, todo se convirtió en algo familiar, el contacto sexual pero cariñoso la teletransportó a una de las tantas noches en que sus cuerpos se fundían en uno solo y en que su deseo era saciado por completo por la chica frente a ella, la misma que conocía el ritmo y la intensidad de las embestidas en su intimidad, la experta en tomar sus pechos y besarla de esa manera en que la misma morena empezaba a quitarse la ropa, la chica que, por más que intentara ocultar, era dueña de su cuerpo y de su corazón.
Gimió con fuerza en su boca, conteniendo, dentro de las posibilidades sus gemidos de placer por el orgasmo, disfrutando y sonriendo por la liberación que su cuerpo acaba de sentir a causa de la pelinegra quien la tomó con cuidado y la sostuvo, evitando que sus piernas cedieran y soportando levemente su cuerpo, había absorbido toda su energía, como en los viejos buenos tiempos.
- Ven aquí - Susurró con cariño, llevando con mucho cuidado a la Camila al sofá - Fue uno fuerte - Evitó sonreír con superioridad, si había alguien que la conociera era ella. Tumbó su cuerpo y acarició por inercia la mejilla de la morena, recordando que hacía parte de los "acuerdos no hablados" de su relación netamente sexual.
- Un poco - No pudo contener la risa y contagió a la chica que permanecía con los ojos cerrados - No recuerdo tener tan buen sexo apoyada en la puerta - Dijo con tono de burla, Lauren abrió los ojos en señal de indignación, lo que provocó más risas en Camila, continuaba con los ojos cerrados, pero no necesitaba abrirlos, sabía de primera mano lo facil de provocar que era la chica de Miami, la conocía tan bien.
- Y tienes el descaro de decir que no cuando en tu mente está grabada aquella vez que lo hicimos en la puerta de la entrada del edificio.
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Our Home (Camren)
Fiksi PenggemarCamila es una mujer de 20 años, que básicamente, se parte el lomo trabajando para enviar dinero y así sostener a su familia en Cuba. La esperanza de los Cabello estaba depositada en ella, Estados Unidos y un empleo con un salario decente. Hoy, tres...