Capítulo 37

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Se aseguró de pegar el sensual trasero de la cubana a su intimidad que seguía sensible y deseaba más, quería más... y allí, en medio del excitante silencio, deslizó sus manos por los costados de la morena y se deleitó con los jadeos que producía sin siquiera tener un contacto sexual directo.

Dirigió sus manos para que rozaran con la yema de los dedos la espalda de cubana, y mientras subía lentamente y creaba esa tensión que recorría todo su ser, dirigió sus labios al oído de la más bajita y pronunció aquello que provocó que se estremeciera de deseo.

- Voy a hacer que te vengas tan fuerte, Cabello... - Se apartó solo un poco para dejar salir su respiración caliente en el lóbulo de su oreja - Que, si yo te escuché entre un piso y otro hace un momento mientras lo hacías por ti misma, ahora te va a escuchar todo el vecindario - Besó el punto débil de su cuello y sonrió con prepotencia contra su piel al notar la manera en que Camila se retorcía de placer por y para ella.

- Hmm... - Gimió, le encantaba sentir el centro caliente de la ojiverde en su trasero, podía sentir su humedad pese al agua que se deslizaba entre sus cuerpos

La cubana subió una de sus manos y la metió en el espeso cabello de la chica de Miami, mientras giraba la cabeza para continuar con los besos húmedos y pasionales. Si bien no estaban completamente en armonía, su subconsciente entendía a la perfección que sus labios no podían vivir sin sus mágicos besos y su cuerpo ardiente, no podría hacerlo sin su cercanía, sus roces cariñosos y sus toques llenos de lujuria.

Con su mano libre guio a la chica más alta hasta sus pechos, como lo había hecho minutos atrás fuera del baño. Fue cuestión de segundos para que las yemas de sus dedos rozaran sus pezones, dejándolos erectos y listos para recibir atención directa.

- No pares... - Jadeó con los ojos entrecerrados y con la lengua de la ojiverde jugando con la suya – Como odio y amo el hecho de... que conozcas la forma de acercar tu cuerpo al mío, la manera de besarme y de hacer que mi corazón se acelere por ti... - Se silenció a sí misma, no quería verse tan entregada a la chica de piel blanca como realmente estaba.

- Ya tendremos tiempo para hablar de estas cosas, mi amor ­– Susurró en ese tono ronco, que descolocaba a la morena – Por ahora, centrémonos en lo que es realmente importante... tu placer... - Tomó sus pechos y los apretó solo suficiente para robarle una vez más un jadeo y aumentar el deseo entre las piernas de la cubana, que se apretaron involuntariamente para crear aún más tensión. Había perdido la cuenta de los días que habían transcurrido desde aquella última vez en que sus cuerpos desnudos habían danzado libremente en Miami - Dios... Camila... - Un gemido salió de su garganta, como aquel que es arrancado por la lujuria – Que mojada estás... - Habló con los dientes apretados al deslizar los dedos por la humedad de la morena – Siempre lista para mi... - Su centro estaba tan mojado que sus dedos resbalaban con facilidad, le encendía de sobremanera que la más bajita la deseara de esa forma tan carnal.

Con su mano libre tomó la barbilla de la morena y acercó sus labios a los suyos para devorarlos cual león hambriento devoraría a su presa y en el momento en que la penetró con los dedos, mordió su labio inferior y se quedó con él entre los dientes mientras la miraba llena de deseo, sonriendo con prepotencia al escuchar como los gemidos de su chica retumbaban en las baldosas del baño.

Los ojos entrecerrados de la morena terminaron por cerrarse por completo al sentir el ritmo frenético de los dedos de la ojiverde entrar y salir de ella. Se rindió a su placer y se permitió por primera vez en muchos meses, dejarse llevar por lo caliente y húmedo de su intimidad y las palabras que Lauren susurraba en su oído. Echó la cabeza hacia atrás para que descansara en el hombro de la chica blanca e inconscientemente hizo que sus caderas acompañaran el compás de los movimientos de Lauren que poco a poco, empezaban a hacerla perder la cordura.

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