Our Home (Camren)

Capítulo 7

Flash back

- Deja de desordenar todo, Cabello - Dijo de mala gana mientras le arrebataba la lámpara de la mesita de noche, la morena y ella eran polos completamente opuestos, no había que ser un genio para saberlo

- No lo estaría haciendo si hubieses dejado las cosas como estaban – Respondió molesta mientras buscaba en los cajones, ¿cómo es posible que no encontrará el cargador del móvil?, si lo había dejado "ordenado", junto a la ropa sucia anoche cuando recién llegaba del trabajo

- Otra vez con lo mismo – Rodó los ojos – Tenía que hacerlo, tenía que reordenar todo para poder adecuar el espacio para mis cosas, yo también vivo aquí, creo que es hora de que madures y lo asimiles – Se cruzó de brazos y se puso de pie frente a ella, desafiante e imponente. Camila tragó, incluso estando enojada no dejaba de verse atractiva – Dejas todo en el suelo – Bufó - Hasta las bragas recién lavadas, tengo que doblarlas y meterlas a tu gaveta – La más bajita quedó en silencio por unos segundos e interrumpió la búsqueda, caminó al armario y comprobó que su ropa interior estaba allí. La ojiverde la había recogido y ordenado por ella

- Estoy hasta la madre de que quieras imponer tus reglas aquí. No soy tu empleada para que me estés diciendo que hacer, tampoco eres mi madre para que estés cambiando MIS cosas de lugar – Habló en español y con el acento mexicano de su padre, así lograba disimular el rubor que se extendía en sus mejillas por lo avergonzada que la dejaba la situación, además, alzar la voz y decir palabras en un idioma que la otra chica no conocía, era una buena forma de desahogarse – No toques mis cosas – La señaló con el dedo y un tanto de severidad en la voz – Eso estaba claro desde el primer día, Jauregui. Es que... ¿Que carajos te pasa?, preocúpate por tus asuntos y no me estés jodiendo a mí – La ojiverde le dio la espalda, al parecer no quería hablar con ella – Ah, claro. Ahora me ignoras, pensé que habías dicho que tenía que madurar – Suspiró para tratar de calmarse, se estaba hiperventilando de la nada, pero era latina, la sangre caliente corría por sus venas – Que te gires, que te estoy hablando, coño

- Hey, hola, papi - Saludó con tono dulce, como el que usa una niña consentida - ¿Cómo estás? – La felicidad de hablar con su padre sobresalía en su voz, estaba en una llamada telefónica – No, no hablemos de mí. Ya sabes que tengo lo del restaurante – Mintió, cinco días atrás había renunciado a su único empleo – Pronto empezaré a enviar dinero, lo prometo – Dijo firme - Por favor dime cómo estás tú, como está mami – Se sentó en la cama para estar más cómoda, sus ojos dejaban ver la ilusión de hablar con sus padres y ese acento mucho más marcado que el de Camila, claramente de la Habana, motivaban a la morena a querer conocer esos pequeños detalles que la hacían ser tan Lauren Jauregui como era posible - Me alegra saberlo – Camila sacudió la cabeza, se había perdido media conversación – Espero ahorrar lo suficiente e ir a visitarlos pronto, no saben cuánto los extraño... Yo también te amo, papi. Cuídense mucho, por favor – Colgó y suspiró mientras veía al suelo, en ocasiones hablar con los padres era símbolo de fortaleza para continuar y salir de dificultades de todo tipo y en otras, una razón más echarse a llorar como una niña, la morena la entendía perfectamente, pasaba por ello cada día durante los últimos tres años

- Entonces... Eres cubana... - Se sentó a su lado procurando mantener la distancia entre ambas – No lo habías mencionado, señorita ingles perfecto – Las dos rieron levemente

- Si, bueno... – Suspiró de nuevo y se dejó caer sobre la ahora mil veces más cómoda cama que compartían – No creía que fuera pertinente decirlo, señorita dos empleos para enviar dinero a su familia – Llevó las manos a su rostro – Está bien, está bien, lo siento. Sé que no es para nada fácil. He estado intentando encontrar algo decente desde que renuncié, pero... No lo sé, las cosas en casa son más sencillas. Aquí todo es tan difícil y... diferente