Capítulo 5

754 64 3
                                    

- Oye – La llamó el hombre de piel oscura – Por poco olvido entregártelo, Camila – Le extendió el sobre cuyo contenido desconocía – Es por lo de la bodega el fin de semana, de no ser por ti toda la mercancía estaría flotando por la fuga de agua – Lo recibió y examinó, eran cien dólares, abrió los ojos sorprendida de la cantidad

- Señor Hamilton, esto es demasiado – Quiso regresarlo, pero su jefe se apartó

- No, no lo es – Caminó a la caja registradora, estaban por cerrar – Tengo miles de dólares en mercancía en la bodega principal, sin ti lo habría perdido casi todo, lo menos que puedo darte como agradecimiento es lo que hay en ese sobre

- Pero, señor-

- No aceptaré un no por respuesta. Ahora ve a casa ya es tarde – Su tono se hizo menos fuerte con la última frase, era de las pocas personas que en realidad se preocupaban por la latina

- Está bien – Asintió sin refutar, guardó el sobre en su bolsillo y caminó a la salida de la gran ferretería – Buenas noches, señor – Se despidió desde la puerta – Buen fin de semana

- Igual para ti, Camila. Descansa, te necesito lucida el lunes – Asintió una vez más y salió del establecimiento rumbo a su "hogar". Buscó el móvil entre sus cosas para ver la hora y quizá pedir un Uber para llegar a casa un poco más rápido y sin tener que caminar el largo trayecto hasta allí, incluso podría comprarse unas zapatillas nuevas porque sí que las necesitaba y, con un poco más de esfuerzo, enviar cincuenta dólares más a sus padres. La vibración del celular la sacó de sus pensamientos, era una llamada entrante de un número de Cuba, podía ver indicativo +53 en la pantalla rota de su IPhone - ¿Si?, ¿hola?

- Hermanita, ¿tú qué haces?, ¿cómo estás?

- Alejandro... Acabo de salir del trabajo, estoy bien, gracias. ¿Cómo estás tú?, ¿por qué no me llamas de tu celular? – Empezó a caminar inconscientemente

- Si, veras... Es una larga historia en realidad... Básicamente estaba con unos amigos tomando unas cervezas en la playa

- Al grano, por favor – Frunció el ceño, no le gustaba para nada como sonaba todo

- Está bien, está bien... Yo... Me metí en una pelea y estoy en la estación de policía. Golpeé muy fuerte al otro chico y está en el hospital... El... inspector dice que podré irme sin problemas, pero debo pagar la fianza

- Dios mío... - Suspiró, no podía creer lo que estaba escuchando - ¿Cuánto es? – Preguntó

- Cien dólares – Suspiró aún más fuerte llena de frustración y enojo interno mientras se detenía en la acera y miraba al cielo – Te los transferiré a tu cuenta – Habló resignada. Adiós zapatillas nuevas y dinero extra para sus padres – Dile al inspector que vaya contigo al cajero

- ¡Muchas gracias, hermanita!, me has salvado de un problema gigantesco con papá y mamá

- Si, si, como digas – Negó con la cabeza – Cuando llegue a casa te transfiero el dinero desde la laptop. Justo ahora no puedo porque estoy en la calle

- No te preocupes, puedo esperar. Gracias de nuevo. No sé cómo pagarte esto

- Puedes hacerlo portándote como un adulto de treinta años y dejando de meterte en problemas como un niño de doce... Saludos a papá y mamá. Diles que los extraño mucho

- Por favor no les digas nada. Estaré en casa tan pronto pueda

- Seguro. Cuídate, Junior – Colgó la llamada y se apresuró para llegar lo más pronto posible, cuanto antes transfiriera el dinero, antes saldría su hermano de todo el problema en el que el mismo se había metido

Our Home (Camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora