Maligno {Tom Riddle}

18. Lord Voldemort

Maratón 4/4

El silencio los rodeó.

Harry se estremeció al terminar el relato pues aquello no sonaba correcto, no sonaba decente y estaba seguro de que no lo era.

-Sé lo que piensas, incluso sé que estás considerando de que se trataba de una violación- dijo Dumbledore tratando de acallar las inquietudes que el joven frente a él mostraba en su rostro. -Pero no fue así tenía el concentimiento de Addeline, ella estaba de acuerdo con todo lo que él hacía y sí, aquella clase de actividades entre ambos continuaron por años.

-Lo siento pero yo había olvidado que estaban casados- admitió Harry ya saliendo de su trance.

-Sí, ellos también, había sido tan falso que el título les era indiferente, hasta aquella tarde- Dumbledore bebió un poco de su taza y lo miró seriamente. - Este probablemente fue el único error de Tom pues a lo largo de aquellos diez años no pudo evitar involucrarse com Addeline más de la cuenta....

Capítulo 16: Lord Voldemort

A esas alturas de la vida Riddle y Addeline habían desaparecido por completo del mapa de Dumbledore quien se hallaba preocupado.

Las noticias corrían rápido y un escalofrío recorrió su espalda al escuchar un nombre en particular: Lord Voldemort.

No sabía con exactitud lo que significaba pero sí sabía a quien pertenecía pues el simple hecho de nombrarlo te hacia hacía sentir un miedo inexplicable, el mismo miedo que alguna vez sintió el anciano frente al joven Tom Riddle.

¿Pero cómo fue que adquirió tan peculiar nombre?

Poco después de que Addeline y Tom se conciliaran nuevamente un nuevo poder surgió al igual que aquellas ganas por conquistar juntos el mundo mágico por lo que fueron preparando meticulosamente su primer ascenso al conocimiento público.

Riddle a esas alturas sabía que debía tanto lucir como sonar más más imponente de lo que ya era por lo que debía hacer algunos cambios.

El primero dio lugar en la mismísima Mansión Riddle, aquella que había permanecido deshabitada por años, aquella de la cual Tom se había apoderado tras crear su primer Horrocrux, lugar donde reunió a su antiguo y fundador séquito: Mulciber, Malfoy, Avery y Lestrange. Quienes aún poseían la misma ideología así como su eterna lealtad hacia Riddle.

Más de uno había comenzado a conformar ya una familia y no fue sorpresa que ellos mismo ofrecieran a sus hijos como futuro séquito porque "para eso los han estado educando".

Pero volviendo al cambio, Riddle se había propuesto cambiar el nombre de sus seguidores y aunque "Los Caballeros de Walpurgis" sonaba único, consideraba que era bastante ostentoso por lo que su nombre debía contener una sola palabra que los identificara al rededor del mundo.

Y en cuestión de horas mientras charlaban sobre sus futuros planes, surgió la magnífica idea.

Mortífagos

El nombre de este grupo de acólitos hacía referencia a su objetivo principal.

-Vosotros conocéis mi meta: conquistar la muerte- dijo Riddle mirándolos, convenciendolos de que aquel camino era el correcto.

La palabra podía traducirse a devoradores de muerte.

Pues bien, los mortífagos pasaron semana de entrenamiento en la Mansión Riddle, mismo que tendrían que pasar la siguiente generación de mortífagos.

Cosas como la perfecta manipulación de las Artes Oscuras o el manejo preciso y discreto de todo tipo de Maldiciones fueron las primeras lecciones y con el avance que los seguidores tuvieran pasarían a las etapas finales las cuales incluían poderes inigualables como el uso de la magia sin varita o la capacidad de volar sin el uso de la escoba cosas que tanto Riddle como Addeline Después ya manejaban a la perfección.

Con el tiempo el rumor entre los sangre pura cercanos comenzó a crecer. Pues había alguien quien planeaba defender los ideales del linaje puro, alguien a quien los primeros Mortífagos llamaban maestro.

Esto provocó que Riddle se diera cuenta de la importancia de la presentación. Por nada del mundo dejaría que lo conocieran con su nombre de Muggle, aquel que sólo le recordaba la inutilidad de su madre y la traición del resto de su familia. Sin mencionar la asquerosa sangre sucia que su padre le había heredado.

Una noche mientras Riddle trataba de crear un nombre tan místico como su personalidad para él, Addeline se paseaba por la Mansión mirando todo a su alrededor sonriendo cada vez que se encontraba con algo del pasado de Tom que ya bien conocía.

Al final de su recorrido se dirigió hacia el frustrado chico y se sentó sobre el escritorio a su lado.

Tom no le dirigió ni siquiera la mirada, no tenía tiempo para distracciones y ella últimamente se había convertido en una.

-Ve a dormir- pidió pero sonó más como una orden autoritaria.

-Como pidas, My Lord- se burló Addeline al momento en el que se levantaba y se dirigía a la salida de aquella habitación usando aquella delgada bata de seda que el mismo le había obsequiado. Pero antes de siquiera cruzar la puerta Tom la atrajo hacia él y la acorraló entre sus brazos.

-¿Cómo me has llamado?- preguntó mirándola con un brillo en sus ojos, buscando aquella respuesta que tanto había estado esperando.

-Lord- repitió ella manteniendo la calma ante tanta cercanía entre ambos.

-Eso es- sonrió satisfecho e inesperadamente depósito un beso sobre los labios de la sorprendida chica para después separarse y volver al escritorio a hacer algunas anotaciones.

El Anagrama con su nombre real encajaba a la perfección y sonaba atemorizante.

-¿Lo has conseguido Tom?- preguntó la chica acercándose lentamente.

-No me llames así, Yo soy Lord Voldemort- se giró y acarició una vez más la mejilla de Addeline quien le sonrió satisfecha de haber ayudado.

Una vez decidido, cuando ya tenía alrededor de veinticinco años, Riddle adoptó para siempre el nombre de Lord Voldemort, olvidándose de su pasado muggle y con la sóla idea de desatar una guerra.