23. Las Tres Batallas

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-¿Batallas?- Harry tragó en seco preocupado. -¿No se referirá a....?

-Sí Harry- suspiró Dumbledore sabiendo que estaban por la recta final de la historia y justo aquella que más dolor causaba a ambos al recordarla. -Se refería a la batalla que tendría con tus padres y los de Neville- asintió lentamente.

El silencio los rodeó por completo y el chico de anteojos comenzó a sentir una opresión en el pecho. Atravesaba por aquel dolor y nostalgia que sintió cuando vio a Lily y James Potter en el espejo de Oesed en su primer año de Hogwarts.

Ya no era un chiquillo sin embargo se sentía como uno en ese momento.

-Necesito un descanso- dijo Harry poniéndose de pie bruscamente.

-Esta bien- sonrió Albus haciéndolo sentir más tranquilo.

Tras algunos minutos Harry caminaba por el despacho de Dumbledore con sus manos dentro de sus bolsillos mirando a su alrededor las antiguedades y retratos que colgaban en él, de pronto se encontró con uno que llamó particularmente su atención.

-¿Son ellos?- preguntó viendo una fotografía de algunos chiquillos de primero, todos de Gryffindor y pudo notar algo en especial pues entre ellos había una pequeña pelirroja cuyos ojos eran idénticos a los que él mismo poseía, entre el resto de pequeños pudo percatarse que también estaban los merodeadores y algunos más de aquella generación. Harry fijó su mirada en el azabache de anteojos y sonrió al ver su similitud con él.

-Tus padres eran unos pequeños bastante energicos- habló Dumbledore quien se había acercado a su lado y observaba la misma fotografía donde todos los pequeños Gryffindor celebraban alegremente.

-¿Usted cree que sufrieron mucho?- preguntó repentinamente.

-No- sonrió melancólico. -Estaban protegiéndote y ambos pusieron todo su empeño y sacrificio para mantenerte a salvo- hizo una pausa y Harry lo miró. -Estoy seguro de que ahora mismo piensan que valió la pena con tan solo mirar el joven talentoso en el que te has convertido- sonrió transmitiéndole una tranquilidad inigualable.

Harry suspiró y miró una vez más la fotografía.

-Quédatela- dijo Albus entregándosela.

El chico sonrió y con mayor seguridad pidió que continuara con el relato....

El chico sonrió y con mayor seguridad pidió que continuara con el relato

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Capítulo 21: Las Tres Batallas

Habían pasado meses, meses en los que los Mortífagos iban y venían, tiempo en el que tanto Addeline como Tom aprovechaban sus ratos libres para tener intimidad.

Si algo mantenía a Voldemort de buen humor a pesar de las bajas en sus filas de leales súbditos era el sexo que su grandiosa esposa le proporcionaba y el placer que sentía al torturar a sus víctimas después de cada misión. Aquel par de cosas comenzaron de a poco en convertirse en algo habitual.

Pero el fin de los tiempos se acercaba y el lúgubre ambiente lo confirmaba día a día.

Las batallas empezaron a presentarse con mucha más frecuencia. Primero fueron un par de ataques a familias Muggles, poco después se convirtió en algo más grande y personal pues iban en busca de familias enteras pertenecientes a sus enemigos.

Las cosas se complicaban y en ese punto más de uno de sus subditos trató de revelarse, sin embargo Tom se encargó de torturalos y destruirlos frente a los demás para dejar en claro lo que podría pasarles si llegasen si quiera a dudar.

Aquel fue el inicio del fin.

La legión de Mortífagos comenzaba a flaquear conforme la Orden del Fénix adquiría su poder. Y no fue hasta Diciembre del año 1979 que Voldemort conoció a lo que sería su destino. Sin saberlo se cruzó con él mas de una vez.

Los enfrentamientos entre ambos grupos subían de nivel. Victorias y derrotas iban y venían conforme el tiempo pasaba causando inquietud en Addeline.

Incluso comenzó una furtiva búsqueda de Voldemort, hubo algunas peleas más dentro del ministerio y los Mortifagos perdieron su control total temiendo derrota.

Pero aún no era su momento.

Riddle decidió cambiar por completo la estrategia de sus misiones las cuales dieron fruto casi de inmediato.

La Orden del Fenix, por su parte, enviaron a sus mejores aurores y combatientes a tratar de hacer retroceder a los Mortifagos. Algunos lo lograban, otros pocos fracasaban.

Pero había un par de matrimonios que más dolores de cabeza habían causado a Voldemort, pues aquellos jóvenes se mostraron más duros enfretándose a él en tres diferentes y decisivas batallas las cuales Tom no pudo olvidar con facilidad.

La primera vez que los vió fue en una redada que la Orden logró poner a los Mortífagos. Voldemort se encontraba a punto de torturar una familia completa de Muggles cuando ambos matrimonios se aparecieron junto a algunos auores evitándolo a toda costa.

Hubo otra ocasión en la que una de las parejas lo enfrentó en el mismo Ministerio deshaciendose de los agentes que tenían infiltrados.

Por otra parte la segunda vez para el chico azabache y la pelirroja fue cuando llegaron a una de las ciudades de Londres donde Voldemort causaba terror y pánico, protegiendo a todos y luchando con los Mortífagos mas fuertes.

A esas alturas Tom sabía que la Orden tenía algunas cuántas personas capaces de derrotar a sus legiones pero no se daría por vencido tan fácil.

El último ataque entre aquel par de familias y el innombrable dio lugar en una torre abandonada donde quedaron al descubierto alrunas identidades de los Mortífagos debido a que son por poco derrotados.

Y Voldemort, en cada una de aquellas batallas se retiró ente el peligro como si quisiese proteger a alguien y ese alguien era Addeline.

Tom estaba furioso. Lanzó lejos todo lo que se encontraba en su escritorio, tras algunos segundos salió de su despacho ondeando su túnica y se dirigió hacia la sala donde sabía que su esposa se encontraba tranquilamente.

-Necesito sus nombres- masculló molesto. -Necesito sus malditos nombres- repitió.

La última misión habían sido notablemente humillados por ambos matrimonios y eso no lo dejaría pasar.

-Haré lo necesario, los conseguiré- dijo Addeline poniéndose de pie de inmediato, ella sabía exactamente como encontrarlos, no le sería difícil.

-Ten cuidado- fue lo único que susurró antes de girar y salir de ahí.

Addeline se acercó a la chimenea y tomó su túnica de un costado para después desaparecer.

Addeline se acercó a la chimenea y tomó su túnica de un costado para después desaparecer

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Maligno {Tom Riddle}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora