Maligno {Tom Riddle}

19. DCLAO

Harry recordó la primera vez que había escuchado el nombre de Lord Voldemort, recordó incluso que a él no le parecía gran cosa cuando todos temían si quiera nombrarlo. Aunque con el tiempo supo la razón.

A esas alturas ya le había quedado claro que no debía subestimar el poder de ambos.

-¿Quieres tomar un descanso?- preguntó Dumbledore mirando el pequeño reloj que había sobre su escritorio.

Habían estado ahí por al menos cuatro horas sin descanso y les faltaba un largo camino sin mencionar lo larga que sería aquella noche a su regreso.

-No profesor, quiero terminar esto cuanto antes- confirmó el chico, acomodó sus anteojos y se dispuso a seguir prestando atención....

Capítulo 17: DCLAO

El tiempo pasó volando y aquel receso de diez años que habían tomado estaba a punto de llegar a su final y mientras lo hacía tanto Voldemort como sus Mortífagos comenzaron a causar terror.

Pero todo había sido por debajo de la mesa, su poder y reinado apenas comenzaba y aquello que detonó el inicio fue la charla que tuvo con un viejo conocido.

Voldemort aún no había abandonado su plan de convertirse en profesor de Defensa Contra las Artes Oscuras para influenciar a sus jovenes y futuros leales súbditos, por lo que pidió una entrevista con el propio Dumbledore quien ahora era director.

Aquella fue la última reunión con Albus, cosa que Addeline ya había visto antes en una de sus visiones.

Voldemot entró al despacho del director, sin embargo el anciano ya no veía al mismo muchacho que había conocido pues este nuevo hombre llevaba puesta una túnica negra y bajo ella su aspecto era aterrador.

Dumbledore pudo describir a Tom Riddle como si tuviera su rostro quemado y desdibujado, sus rasgos tenían un extraño aspecto ceroso y deforme y sus ojos se encontraban totalmente enrrojecidos. No parecía si quiera humano, era como si otra criatura habitara su cuerpo. Y todo producto de que recientemente había creado un nuevo Horrocrux.

Entonces el director reparó en la persona que venía a su lado: Addeline.

La chica a diferencia de él lucía hermosa y gozaba de su plena juventud, pero ¿por qué no se alejaba de aquel horroroso ser que con el tiempo le haría lo mismo a su alma?

Definitivamente no lo sabía.

Ambos tomaron asiento y Tom comenzo hablando sobre lo mucho que le interesaba el puesto y algunas de las razones por las cuales él sería el candidato perfecto pero ni siquiera pudo concluir pues Dumbledore lo negó de inmediato poniéndose de pie frente a ellos.

-No te permitiré ingresar más a este establecimiento.

-¿Así es como tratas a un poderoso mago?- preguntó Voldemort levantando una ceja.

-Ustedes lo llaman "grandeza", lo que han estado haciendo, ¿verdad?- preguntó mirándolos severamente, como si estuviera regañando a un par de traviesos jovencitos.

Voldemort lo miró sin expresión pero no podía negar que se encontraba sorprendido por su atrevimiento.

-Grandeza es una excelente palabra, no lo había pensado antes- miró a Addeline fingiendo interés. -Ciertamente he experimentado, he empujado los límites de la magia aún más quizás, de lo que han sido empujados- sonrió Riddle dando a conocer lo que había estado haciendo realmente.

-De cierto tipo de magia, ustedes siguen siendo- los miró con cautela. -...perdónenme pero son lamentablemente ignorantes- continuó sin temor alguno.

-El viejo argumento- se burló Riddle quien ya había escuchado esas tonterías cientos de veces. -Di lo que quieras pero nada que he visto en el mundo ha apoyado a su famoso pronunciamiento que el amor es más poderoso que mi tipo de magia, Dumbledore- admitió y miró a Addeline de reojo.

Albus supo entonces que sólo estaba utilizándola, no había duda alguna que Riddle no la amaba y que probablemente no tuviera ni una pizca de sentimiento por ella.

-Deben retirarse- pidió con voz autoritaria, no podía darse el lujo de tenerlo en el castillo junto a tantos jóvenes estudiantes donde podría causar demasiado daño.

-Wow, creí que mi antiguo Colegio jamás me daría la espalda- sonrió Voldemort y se puso de pie junto a Addeline.

-Los tiempos cambiaron- repuso el anciano.

-Entonces prepárate pues los tiempos cambiarán aún más- río con malicia y aceptó salir sin más pues si había algo a lo que Tom temía casi tanto como a la muerte era a Dumbledore, tal vez sólo el podría eliminarlo después de todo.

Y desde aquella vez que Tom cruzó la puerta del despacho del director con su solicitud rechazada, una poderosa maldición calló sobre el puesto vacante del profesor de DCLAO. Por años no existió un sólo hombre que pudiese durar más allá de un año en el lugar.

Ambos chicos estaban a punto de retirarse cuando a Riddle se le ocurrió una fascinante idea pues aprovecharía la ocasión y escondería uno de sus horrocruxes en un lugar que bien conocía donde sería imposible encontrarlo.

Y mientras Voldemort creaba una distracción, Addeline caminó con cautela por los pasillos de Hogwarts con la diadema de Rowena Ravenclaw.

Llegó al lugar indicado, entró y tras algunos minutos colocó el horrocrux entre muchos otros objetos donde nadie podría hallarlo jamás.