Capítulo 15-

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Selena Smith-
Me levanto de lo que parece ser el suelo de un garaje, estoy totalmente sola y no recuerdo absolutamente nada del día anterior. Ni siquiera sé si ha pasado un día o si han sido horas.
Busco mi móvil por todos lados hasta que lo veo encima de una furgoneta roja aparcada a mi lado.
Era domingo.
Efectivamente había pasado un día entero, del cual no recordaba nada.
Si algo aprendí de las películas que veía con mi madre en la televisión, es que si no recuerdas nada del día anterior, mira tu teléfono, siempre hay fotos y mensajes.

Abrí la galería y vi como unas cien fotos de ayer, aún que todas eran de por la noche.
Parece ser que fui a una fiesta en el bar favorito de Ethan.
Hay muchas fotos con él, hay otras pocas con Roxy y Toni, y las últimas son mías y de una chica desconocida en la misma furgoneta roja en la que encontré mi móvil.
Di unos golpes en la ventanilla blindada, la cual me impedía ver quien se encontraba dentro.

Después de unos minutos esperando una chica rubia ojiverde abrió la ventanilla.
-¿Qué día es hoy?- Me pregunta con una voz tan áspera que era casi inaudible.
-Domingo, ¿Qué hacemos aquí?- Pregunto confusa y la chica baja del coche.
-No tengo ni idea, tampoco sé quién eres tú ni de quién es esta furgoneta.- La miro confusa y le enseño las fotos de mi móvil.
-Oh dios, otra vez no. Cada vez que voy a una fiesta en ese lugar pasa esto.- Dice enfadada.
-¿A qué te refieres?- Pregunto curiosa.
-Ese bar tiene algo extraño, a mis amigas y a mí nos pasa que cada vez que vamos ahí a una fiesta, nos despertamos al día siguiente en lugares totalmente extraños y sin recordar absolutamente nada del día anterior.- Dice y la miro sorprendida.
Nos miramos sorprendidas pero al momento comenzamos a reír por la situación tan extraña.
-Soy Selena.- Digo intentando coger aire.
-Yo soy Elena.- Ella acaricia su vientre ya que estuvimos riendo un buen rato.

Las dos salimos de aquel extraño lugar, por suerte seguíamos en santa Mónica a pesar de no recordar nada.
Le indiqué la dirección de Ethan y esta me dejó en su casa.

-¿Y tú por aquí?- Me abre la puerta y me besa.
-¿Recuerdas algo de ayer?- Pregunto y me tumbo en su cómodo sofá.
-No mucho, se que fuimos a una fiesta y bebimos demasiado, ¿Por qué?- Pregunta sonriente.
-Pues me he despertado sobre el pavimento de un garaje, al cual fui con una chica llamada Elena en una supuesta furgoneta robada, y no recuerdo nada del día anterior.- Le explico y me mira anonadado.
-¿Qué es lo último que recuerdas?- Me pregunta.
-La noche anterior, abrí un paquete, estoy segura de que era del señor Roberts. Dentro había una fotografía mía de pequeña, con unos tres años, en una casa totalmente diferente a la mía, pero con una muñeca que siempre tuve y todavía la tengo en mi armario.- Un escalofrío recorre mi cuerpo.
-¿Y no sabes que casa es esa?- Pasa su mano por su sedoso cabello.
-No, por más que intento recordar, no he visto esa casa en mi vida, y mucho menos se porque ese hombre tendría esa foto.- Imito el gesto que hizo él hace unos segundos y los dos reímos.

-Debería ir a casa, mis padres estarán preocupados.- Digo pero antes de que pueda levantarme del sofá Ethan tira de mi brazo.
-No te vayas.- Me susurra.
-¿Pasa algo?- Pregunto.
-La verdad es que... Hoy me ha llamado un número desconocido. Pensé que volvería a ser Roberts con sus amenazas, pero era la última persona que me imaginaria.- Su voz es temblorosa.
-Ey, tranquilo, puedes hablar conmigo, ya lo sabes.- Acaricio su mejilla.
-Era mi madre...- Abro los ojos sorprendida.

Ethan me había contado que su madre los había abandonado a él y a su padre hace doce años, y diez años más tarde, su padre murió.
Según Ethan nunca volvió a saber nada de su madre.

-¿Y por qué te llamó?- Pregunto mientras tomo su mano para que esté menos nervioso.
-Ella vendrá a Santa Mónica.- Susurra.
-¿Y qué opinas?- Pregunto.
-No lo sé...- Baja la mirada y lo rodeo con los brazos.
-No te preocupes, pase lo que pase voy a estar ahí, no lo olvides.- Le miro fijamente a los ojos y él me sonríe.
-Te quiero...- Susurra y no puedo evitar esbozar una gran sonrisa.

Jamás había escuchado a Ethan Jenner pronunciar las palabras te quiero. Debo admitir que es una persona bastante reservada y le cuesta bastante abrirse. Y que él me diga eso demuestra al cien por cien que realmente siente algo especial por mí.

-Y no sabes lo muchísimo que te quiero yo a tí Ethan.- Le beso muy lentamente y vuelvo a sonreír al igual que él.

Habían pasado casi dos meses y hoy terminarían las clases, y por si fuese poco que el fuerte frío hubiese llegado a Santa Mónica, se avecinaba otra tormenta, mis notas.

El señor Marshall, mi profesor de matemáticas, mi tutor, el imbécil que me lleva torturando seis años extendió su mano sonriente para entregarme mi boletín.

-¡No puede ser!- Grité de alegría y todas las miradas de mis compañeros se posaron en mí.
-Señorita Smith, se que se ha esforzado mucho para aprobar todas, pero eso es cosa suya, no de toda la clase.- Dice mi profesor seriamente.

Era cierto que por muy increíble que pareciese, Ethan me había ayudado un montón a mejorar en mis estudios. Sobre todo en ciencias, estudiando con él, incluso parecen fáciles.

Vi como Roxy también sonreía desde su mesa, había aprobado.
Toni sin embargo miraba seriamente su boletín, no se podía saber si había suspendido o no, se tomaba muy en serio las clases, pero hay que admitir que este trimestre no estuvo muy centrado en los estudios que digamos.
Dirijo mi mirada hacia él, este se da cuenta y alza los dos pulgares. También había aprobado.

-Bien clase, que tengan unas buenas vacaciones, a los que han aprobado todas, enhorabuena; por el contrario, los suspensos, espero que den lo mejor de sí en las recuperaciones. Pueden irse.- Me levanté bruscamente del asiento y de inmediato hice un boomerang a mis notas y lo subí. Estaba demasiado emocionada.
Obviamente llamé a Ethan y este se alegró tanto e incluso más que yo, el pobre se había esforzado mucho en ayudarme.

Ya era casi de noche cuando recibí una llamada de Ethan.
-Tienes que venir a mi casa...
-¿Ha pasado algo?
-Tú solo ven.
-Ok, dame diez minutos.
Salí de casa apresurada y ande rápidamente hasta la autocaravana de mi novio.

Abrí la puerta y este se encontraba en el sofá, con la cabeza apoyada en sus rodillas y llorando.
Fui de inmediato a su lado y lo abracé lo más fuerte que pude.
-Ya estoy aquí, tranquilo...- Susurré y acaricié sus mejillas.
-Gra...gracias.- Susurró casi inaudiblemente entre sollozos.
-Ha....ha venido.- Dice, supongo que hablará de su madre.
-¿De qué habéis hablado?- Pregunto con miedo de hacer peor el momento.
-Al principio todo iba bien, me explico que ella se fue porque mi padre y ella ya no iban a estar más juntos, ella tenía otra vida y otra familia en otro país. Acepté eso, crecí sin madre y no la iba a tener ahora. Pero conforme hablábamos, la conversación se tornaba más hacia mi padre, y es un tema muy delicado para mí.
Ella dijo cosas horribles y sobre todo mentiras sobre él, así que me negué a escucharla y la eché, pero la presión pudo conmigo y me derrumbé.- Su voz es más calmada y tiene su cabeza apoyada en mi regazo.
-Tranquilo... Ya se ha ido, tú no pienses en ella ni en lo que te ha dicho, no tiene derecho a aparecer en tu vida y darle un giro total.- Digo y él me sonríe.
-Siempre sabes cómo arreglarlo todo Selena, eres increíble.- Me besa.
-Tú también has estado siempre para mi cuando te necesitaba, ya era hora de devolverte el favor.- Dije sonríente.

Esa noche dormiría en su casa, llamé a mis padres diciéndoles que estaría en casa de Roxy. Y luego la llamé a ella para que me encubriese.

Los dos nos tumbamos en la pequeña cama. Nos mirábamos directamente a los ojos mientras sonreíamos.
-No puedo dejar de mirarte...- Susurró.
-Duermete.- Besé su frente y vi como cerró los ojos lentamente.
Parece increíble, pero sí, estaba todavía más guapo dormido.
No me podía creer como en estos meses mi vida había cambiado de esta forma.
Casi pierdo a mi mejor amigo, conocí a un idiota que hizo que mi cabeza se volviese loca y poco después se convertiría en la persona más importante para mí, me vi involucrada en un asunto bastante peligroso y salvé a mi padre del idiota de su jefe.
Y ahora me encuentro tumbada al lado del culpable de que toda mi vida cambiase. De que sienta adrenalina por mi sangre cada día.
El responsable de que cada día esté más y más loquita por él.
No puedo evitar sonreír, han pasado muchas cosas malas, pero el simple hecho de saber que lo tengo a él, lo soluciona todo...

Fin del capítulo!!
Se que ayer no subí, pero terminamos con la mudanza y estaba muy cansada (y sin WiFi)
¿Que os ha parecido?
<3

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