CAPÍTULO CERO:
Todo es tan difícil.
La vida de Visia se había ido hacía abajo desde que volvió de Narnia. Quedaban en ella los estragos de la culpa de la batalla en el castillo de Beruna, donde ella había visto muchas muertes de narnianos, los cuales habían dejando atrás familias o parejas, luchando por la paz de Narnia hasta el último suspiro.
La pelirroja había cambiado mucho, la Señora McCain había intentado alegrar su triste corazón, entendiendo que su tristeza se debía por la desaparición misteriosa de su padre, una vez que había vuelto a la guerra que estaba ocurriendo en el mundo humano.
Porque así era, Harry Thompson, mejor conocido como Aslan, había vuelto a dejar a su hija en manos de su nana, para así volver a la guerra, desapareciendo así en combate. Visia no sabía si creer las palabras que había leído en la carta, la cual un soldado se la había entregado personalmente. La chica había recibido otro duro golpe.
Con la intención de que dejara su deprimente rutina, Lisa McCain había logrado encontrarle un puesto de trabajo en el periódico más importante de Londres, gracias a unos contactos que atesoraba desde que era joven, diciéndole que debía aprovechar ese talento nato a la hora de escribir.
La pelirroja había aceptado, como último recurso para intentar olvidar Narnia. Agradecido con todo su corazón el esfuerzo que su nana hacía para hacerla feliz, olvidando sus propios problemas para solamente sacarle una sonrisa. Lisa McCain era sin duda una mujer a la que admirar.
Por eso mismo Visia sintió como propia la muerte de la anciana, culpándose a sí misma por dejar sola a su nana esa fatídica noche. Ella simplemente había querido dar una vuelta por el bosque, ignorante ante el hecho de que ese día dos ladrones habían entrado a la pequeña casita, matando a la pobre mujer cuando esta había bajado por un vaso de agua para poder tomar una pastilla. El robo desastroso, había acabado en un asesinato.
El juicio había sido largo, y Visia tuvo que viajar repetidas ocasiones a la ciudad. Los Pevensie, al enterarse de la tragedia, un día habían parecido en la casa de la pelirroja, ofreciéndole su hogar mientras que el largo proceso se hacía, y así ella no estar sola. Ese día, los cuatro hermanos abrazaron como nunca a su amiga, quien se había derrumbado nada más verles.
Los reyes de Narnia no habían dejado en ningún momento sola a la chica, turnándose para comprobar que estuviera bien y hacer que su estancia fuera más cómoda. Susan se había asegurado de darle largas charlas, las cuales a veces hacían efecto y lograban sacar una sonrisa a la pelirroja, e incluso los días más afortunados, una risa.
Edmund se había encargado de apoyarla cuando un ataque de ansiedad le atacaba, abrazándola hasta que se dormía entre los brazos del chico. El azabache no podía evitar sentirse miserable al ver así a su mejor amiga, sin que él pudiera hacer nada. Edmund era uno de los pocos que no le preguntaban constantemente como estaba, solamente estaba a su lado, siendo como su sombra, protegiéndola de ella misma.
Por otro lado, Lucy siempre había logrado sacarla de casa, para así animarla un poco, y que saliera a tomar el aire, diciendo siempre: "El sol hace feliz a la gente". La alegría y la hiperactividad de la castaña, había logrado que la pelirroja saliera más a menudo.
Peter había sido, sin duda alguna, el que la había acompañado en la lucha más dura, ya que él había sido el encargado de ayudarla en cada etapa del juicio, ayudándole a no derrumbarse cuando le tocaba hablar. El rubio había sido su soporte más próximo.
Visia los consideraba sus ángeles, y nunca podría agradecerles todo lo que habían hecho por ella. Hasta que, lamentablemente, tuvieron que separarse. Peter y Susan irían a vivir junto a sus padres a América, mientras que Edmund y Lucy irían junto a su tía. La pelirroja tuvo que volver a la casa donde su peor pesadilla había sucedido.
Ya habían pasado dos años desde que la chica había dejado Narnia, y Visia se había centrado totalmente en su trabajo, viviendo y respirando solo para él, como último recurso para olvidar el pasado, intentado ser fuerte.
Pero ella solo tenía 19 años, con una posible depresión y una casa a la que cuidar. Había dejado de añorar a Narnia, ya en su mente no aparecían los dulces recuerdos de la tierra mágica. Pero nunca olvido a Caspian.
Siempre soñaba con él, no había noche en donde aparecía en sus sueños rogándole que volviese a su lado, destrozado ante su partida. Pero a veces esos sueños tristes se volvían en pesadillas cuando la imagen de su dulce pelinegro cambiaba y se convertía en un hombre que la despreciaba, burlándose de ella e insultándola.
Visia ya estaba cansada de todo, ya apenas tenía energías, con el recuerdo de su amada tierra atrás y con el corazón roto ante el hecho de no estar cerca del hombre que amaba.
El destino la odiaba sin duda alguna.
Pero ¿Quién dijo que el destino estaba escrito? ¿No es simplemente el final de las acciones que tomamos?
Ella ya había tomado la decisión de dejar su corazón atrás, y eso ya cambiaba totalmente su destino y el de Narnia.
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La Heredera II │Caspian X
Hayran KurguTres años han pasado desde que la pelirroja había vuelto al mundo humano, dejando las hermosas tierras de Narnia y al hombre que amaba atrás, sin la oportunidad de verlo nunca más. ¿Pero si eso no era cierto? Narnia vuelve a necesitar a su heredera...