Día: Luna Creciente

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Media noche y empiezo a sentir como un leve movimiento hacía que la cama se balanceara y se hundía la parte desocupada de mi cama.

Abro mis ojos aún con sueño y volteo lentamete veo la silueta de L.M tratando de acostarse en mi cama, mi cuerpo reaccionó de golpe, empujándolo hacia el piso.

–L.M: ¡¿Qué te pasa?!

Aún somnoliento le respondo.

–Yo: La pregunta sería, ¿Qué haces en mi cuarto a altas horas de la noche?

Enfatizando las palabras ''mi cuarto".

L.M pensó un rato su respuesta y después abrió su boca para responder.

–L.M: Es que me da miedo el anterior cuarto.

Mi reacción ante su respuesta tan infantil me dió gracia pero a la vez me molestó.

–Yo: Pareces un niño de 2 años.

–L.M: ¿Puedo dormir contigo?

–Yo: ¿Vas a dejarme dormir?

–L.M: Sí.

Después de vacilar un rato sobre mí respuesta decidí aceptar.

–Yo: Acuéstate antes de que cambie de opinión.

Con sus ojos brillando y radiante sonrisa L.M se levantó del suelo y se acomodó en la cama, yo me di media vuelta, dandole la espalda a él y cerré mis ojos par poder quedarme dormido hasta el otro día.

Escucho la alarma sonar, me voy a levantar y siento que mi cuerpo no se podía mover, volteo a ver la causa de mi inmovilidad, es L.M abrazándome.

Le doy un leve golpe en sus costillas y se despierta de un salto, lo veo con cara amargada y se me queda mirando, nuestras miradas estuvieron conectadas por milisegundos.

–L.M: Oye, y ¿Dónde está el baño?, para tomar una ducha.

–Yo: Está al frente del segundo cuarto.

El sale de la habitación y yo me levanto, apago la alarma y agarro mi toalla para tomar una ducha, pero al instante me acorde de que todavía L.M está en el baño así que voy a la cocina a preparar algo de desayuno, lo que resultó ser tostadas con huevo.

Escucho el chirrido de la puerta del baño, más el sonido de pasos, cada vez más cerca de mi.

–L.M: ¿Qué hiciste de desayuno?

L.M estaba semi-desnudo, me sentía incómodo viéndolo, con su pecho húmedo y su cabello mojado sentía como mis mejillas se tornan de un leve color carmesí.

–Yo: Sécate bien el cabello estás mojando el piso.

–L.M: ¿Y ese sonrojo?, No me digas que es porque estoy desnudo.

–Yo: En primer lugar, hice pan con huevo, en segundo lugar, estás semi-desnudo y por último no estoy sonrojado por tí.

–L.M: Entonces, ¿Por qué estás sonrojado?, No me digas que es por el calor, si el aire acondicionado está prendido.

–Yegres: Solo anda a cambiarte.

L.M se acercó caminando hacia mi, hasta quedar a pocos centímetros entres nosotros dos lo cuales fueron rotos por nuestros labios.

Por más de que trataba empujarlo él tenía más fuerza y con sus brazos me rodeó y siguió besándome hasta que nos tuvimos que separar por falta de aire.

–L.M: ¿Te gustó?

Reaccione con un golpe en su estómago y me fui caminando hacia el baño.

–L.M: ¡Tomaré eso como un sí!

Abrí la regadera el agua empezó a caer por los orificios, mojando mi cabello, cara y el resto de cuerpo.

Me empecé a bañar y escucho la puerta abrirse, miré a través de la puerta de la ducha, aunque no se podía ver muy bien sabía que era L.M.

Se adentra en la ducha y me agarra por el mentón haciendo que lo mire, él me miraba fijamente.

Sus ojos eran de un color café oscuro, el agua empezaba a mojar a la otra persona.

Sus labios se unieron con los míos, mi mente estaba en blanco no pensaba en nada en ese momento, mis labios se empezaron a mover inconscientemente.

Sentía como su lengua trataba de introducirse en mi boca, no tarde en abrir mi boca.

Su lengua empezó a masajear a la mía, exploraba toda mi cavidad bucal.

Puso su mano en mi nuca y la otra en mi cintura haciendo que se intensificara el beso, mis manos se elevaron y se posaron el la espalda de el otro individuo.

Apenas recupero mi conciencia mordí la lengua de L.M. Él se aleja de mi quejándose del dolor.

–Yo: Eso te pasa por pervertido.

Salí del baño y entre al cuarto rápidamente.

Mientras me arreglaba pensaba en lo sucedido, es ese momento de debilidad.

Me terminé de arreglar y de acomodar mi bolso cuando salgo del cuarto veo que L.M esta listo, peinado, vestido y perfumado para irnos al colegio.

–Yo: ¿Nos vamos?

El asiente con la cabeza y salimos de la casa.

Ya estábamos en la parada del autobús y solo estábamos esperando a que llegara.

Por mi parte estaba somnoliento, ya que no tuve un buen sueño gracias a que una persona me despertó a media noche e hizo que después no pudiera conciliar el sueño.

–L.M: Estás cansado.

–Yegres: Sí.

–L.M: ¿Por qué no te quedaste en casa?

–Yo: No se me ocurrió.

–L.M: Anda a la casa a dormir y puedo hablar con los profesores sobre tu falta a clases.

–Yo: Mejor voy.

–L.M: Tienes flojera para caminar a tú casa de nuevo, ¿Verdad?

–Yo: Sí.

–L.M: Flojo.

–Yo: Pervertido.

–L.M: Pero te gusta.

–Yo: Ya cállate, ya viene el autobús.

El autobús paró y seguido a eso se abrieron las puertas, entramos pagamos y nos sentamos en los últimos puestos de autobús. Estaba admirando por la ventana las nubes grises cuando mi vista se empezó a volverse pesada, poco a poco fui cerrando los ojos hasta que finalmente caí dormido.

El ambiente era frío gracias al aire acondicionado del autobús, se sentía agradable, mis manos se volvieron frías al igual que mi nariz.

Mientras estaba envuelto en completa oscuridad, imágenes de la cara de L.M empezaron a pasar en mi mente, como si fuera una película.

Él sonriendo, él con cara de estúpido, él en la ducha, él besándome.

Creo que estoy empezando a desarrollar sentimientos por él, tal vez ya me está gustando... Tal vez ya estoy enamorado de él, aunque prometí no enamorarme de nuevo.

Buenas NochesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora