Noche: Eclipse Lunar

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-L.M: Yegres.

De un momento a otro mi cuerpo se empezó a sentir débil, un nudo se formó en mi garganta y mi vista se empezó a nublar, sentía como todas las emociones que tenía guardadas desde el día que discutimos empezaban una guerra en el interior de mi corazón.

-L.M: ¿Estás bien?

Mis piernas inconsientemente empezaron a moverse hacia él. Al estar parado al frente de él, me sentía pequeño, mis brazos lo rodearon y lo pegaron hacia mi cuerpo, los sollozos no tardaron en escaparse de mi boca. Debido a la diferencia de altura mi cabeza quedaba en su pecho.

-L.M: ¿Qué ha pasado? ¿Por qué lloras?

-Yo: Lo siento, lo siento, lo siento.

Aquellas dos palabras no dejaban de salir de mi boca, debido a la batalla de emociones no podía razonar y mis pensamientos estaban hechos un lío. Realmente no sabía porque me había puesto así, cuando lo ví todo se sacudío dentro de mi. L.M solo se limitó a corresponderme el abrazo y con su mano acariciar mi cabeza, el silecio nos había envuelto en una cálida atmosfera, apesar de no nos deciamos nada, nuestrso corazones hablaban por si solos, entendiendo la situación.

Al estar completamente tranquilo y las lagrimas cesado me separé de él, el nudo que tenía en la garganta lentamente fue despareciendo, mi cuerpo ya no se sentía débil y el semtimiento de inferioridad se había disipado cuando sus brazos me rodearon.

-Yo: Se que no debía sacar el tema, pero seguí insistiendo, tengo la culpa.

-L.M: No deberías disculparte, yo soy quien estaba realmente equivocado, tu tenías razón, no te doy la suficiente confianza, mis celos por Valentín nubló mi juicio y me hizo impulsivo.

De nuevo el silencio inundó la habitación.

-L.M: Lamento haberte gritado.

-Yo: Tranquilo estabas enojado era de esperarse.

-L.M: Da igual, no es razón para gritarte, se que te hice asustar.

Los brazos de L.M me atrajeron aún más hacia él y una de sus manos empezó a sobar mi espalda.

Ya los recuerdos de esa noche estaban olvidados, después de esa noche olvidamos y vaciamos todo rastro de resentimiento y enojo guardado en nuestros corazones. Los días pasaron y volvimos a la normalidad, ya eramos los mismo de siempre, L.M me hacía reir con sus tonterias y yo siempre lo regañaría.

Ya las semana de los exámenes estaba llegando a su fin, todo el mundo estaba emocionado porque el baila era esta noche, todo el mundo estaba hablando de que iba a usa y a quien iban a llevar.

Estaba a mitad de la clase de biología cuando de repente L.M apareció en mi aula, yo no me había percatado de su presencia pero Valentín si, y me hizo una seña.

-L.M: Disculpe la intromisión profesora, pero podría dejar salir al alumno Yegres, se le nesecita en dirección.

Al escuchar las palabras "Yegres" y "dirección" juntas en una misma oración una pequeña corriente eléctrica reccorrió mi espina dorsal y empecé a sudar frío.

La profesora me dio el permiso de salir de su clase, mientras estaba caminando por los pasillos junto a L.M, me atreví a preguntar.

-Yo: ¿Qué pasa? ¿Por qué me nesecitan e la dirección?

-L.M: Es mentira.

Mi mente se congeló por un momento.

-Yo: ¿Qué quieres decir con eso?

-L.M: Solo nesecitaba una excusa para sacarte del aula.

-Yo: Entonces, ¿Por qué me sacaste del aula?

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