Capítulo 28. Despegue

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Harry volvía a estar agotado por culpa de los pensamientos que le asaltaban de noche y le impedían dormir. Tanto era así que se había quedado dormido en la Sala de los Menesteres, tumbado al lado de Draco.

Ni siquiera entendía por qué había vuelto a sentirse mal. No había un motivo. Al parecer, Ginny había cantado victoria demasiado rápido al asumir que ya se había recuperado. Todo lo que había tenido que vivir era demasiado como para superarlo en unos meses. Probablemente le llevaría años; tal vez nunca llegase a estar bien del todo. Al igual que las cicatrices que tenía salpicadas por el cuerpo, al igual que la de su frente, el resto de las marcas que la guerra había dejado en su interior probablemente no llegarían a desaparecer.

Ese pensamiento era desalentador, pero le reconfortaba saber que no estaba solo. Sabía que Ron y Hermione estaban ahí para él, y hablar con Draco le había ayudado a sentirse mejor, hasta el punto de que esa noche había conseguido dormir mucho mejor que las anteriores.

Eso hizo que aumentasen sus ganas de ayudar al Slytherin a superar su miedo a las escobas. El problema era que no tenía ni idea de cómo abordarlo; aún recordaba la forma en la que Ginny había intentando forzarle a reír durante el verano, y, por supuesto, cómo había estado Draco después de que Pansy Parkinson hubiera tratado de arrastrarlo al campo de Quidditch.

Al final, decidió que lo mejor era preguntarle a Hermione.

***

-Oye, Hermione – dijo con tono casual una tarde mientras estudiaban, aprovechando que Ron había ido a la habitación a por su libro de Encantamientos –. ¿Sabes algo acerca de superar miedos irracionales?

Ella frunció el ceño.

-¿Por qué quieres saberlo? – preguntó, levantando la vista del libro solo un momento.

-Curiosidad.

Hermione le dedicó esa mirada que Harry tan bien conocía, la que decía claramente que no se lo creía. Aún así, contestó a su pregunta.

-He leído alguna vez al respecto, pero no soy ninguna experta. Solo sé que cuando una persona tiene un trauma, una buena forma de superarlo, o al menos sobrellevarlo, es hablar de ello; tener a alguien en quien confiar y con quien abrirse. Si el trauma está dirigido a algo tangible, como una persona, lugar u objeto, puedes intentar enfrentarte a ello, si quieres. Pero tiene que ser poco a poco o el miedo podría empeorar. Por ejemplo, si se trata de un lugar, deberías volver allí de día, acompañado de alguien en quien confíes y tratando de recordar que no hay nada ahí que pueda hacerte daño. También es importante no forzarse; si no te sientes capaz de seguir, para. Ya volverás a intentarlo.

-Gracias, Hermione – contestó él, dedicándole a su amiga una sonrisa y volviendo a ponerse a leer sus apuntes de Encantamientos. Pero Hermione no hizo lo mismo; se lo quedó mirando un momento y, después de soltar un suspiro, dijo:

-Harry, sabes que puedes contarnos a Ron y a mí todo lo que necesites, ¿verdad? –.  Su tono de voz sonó más amable de lo que era normal en la chica, quien estiró el brazo sobre la mesa para poner su mano sobre la de él –. Es normal que no hayas superado la guerra. Estamos aquí para ti.

Él levantó la vista y le dedicó a Hermione una sonrisa para que se quedase tranquila. Debía de creer que estaban hablando de él. Eso era lo mejor; así no tendría que darle a su amiga más explicaciones.

Harry Potter y las Cicatrices InvisiblesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora