Capítulo 49. Myrtle

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"¿Estás bien?"

Pomfrey le había dejado salir de la enfermería después de la hora de la cena, tras asegurarse de que no había ninguna causa física para su caída ni ninguna consecuencia debido al golpe, y Draco se había encerrado en su cuarto lo más rápidamente posible. No llevaba ni cinco minutos allí metido cuando los mensajes de Harry empezaron a llegar.

"Draco."

Se quedó mirando el galeón.

"Háblame."

"Por favor."

"Sé que estás" "leyendo esto."

La puerta de su habitación se abrió de pronto, golpeando con fuerza la pared de piedra, y a Draco lo recorrió un escalofrío.

-¡DRACO LUCIUS MALFOY! – chilló la voz de Pansy, sus pasos retumbando cada vez más cerca de su cama –. ¡Sal de ahí ahora mismo y explícame por qué he estado a punto de verte morir hoy!

Se abrazó a sus piernas y escondió el galeón debajo de su almohada. Sabía que era inútil evitar a la chica, que estaba atrapado, y, aún así, no pudo evitar contestar:

-Déjame en paz.

Eran las mismas palabras que le había dicho a Harry. Draco se encogió en cuanto ese pensamiento cruzó su mente.

-¡En tus sueños! – dijo su amiga, tirando de las cortinas de su cama. Se lo quedó mirando un momento, los brazos en jarras y el ceño fruncido –. ¿En qué estabas pensando? ¿Por qué aceptaste jugar si no estabas preparado para volar? ¡Me he llevado un susto de muerte! ¡Pensé que ibas a estamparte contra el suelo!

Draco se encogió de hombros, enterrando su cara entre sus rodillas, y Pansy soltó un gruñido de frustración.

-Ni siquiera te habría dejado jugar de no ser porque Riacus dijo que estabas bien...

-¿Que él qué? – dijo Draco, levantando la cabeza muy rápido –. ¿Qué le has contado?

Pansy entrecerró los ojos.

-¡Nada! ¿Qué clase de amiga crees que soy? Solo le dije que habías perdido práctica y me contestó que lo estabas haciendo muy bien.

Él suspiró, volviendo a apartar la mirada.

-Pues vale.

Pasó un rato hasta que Pansy se cansó de reprenderle, y no se fue de la habitación hasta que Nott le recordó, no muy amablemente, que aquel no era su cuarto. Blaise se mantuvo al margen de todo ello; era un experto en no meterse en las discusiones. De hecho, ni siquiera intentó hablar con Draco sobre lo que había ocurrido, lo que él agradeció.

En cuanto su amiga le dejó en paz, Draco volvió a cerrar las cortinas de su cama y empezó a plantearse seriamente no volver a salir de allí nunca más. Apretó la mandíbula en un intento inútil por aplacar el dolor y la frustración que estaban creciendo en su pecho. Tenía que resistir la tentación de hacerse daño; con la llegada del calor, estaba teniendo cada vez más problemas para esconder sus cicatrices.

"Tenemos que" "hablar."

Definitivamente, iba a quedarse para siempre en su cuarto.

"¿Puedes quedar?"

Tal vez habría tirado el galeón por la ventana, si los dormitorios de Slytherin no estuvieran bajo el lago. ¿De qué mierda quería hablar Harry? "Eh, Draco, que te he salvado la vida delante de todo el colegio a pesar de que me dijiste que no lo hiciera, pero no pasa nada, podemos seguir acostándonos aunque no me importes una mierda." Ja. Ni de broma.

Harry Potter y las Cicatrices InvisiblesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora